domingo, 30 de noviembre de 2025

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº16 (30.11.2025)

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº16 (30.11.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3715

 REAL ZARAGOZA 3-1 CD LEGANES

0-1, min: 21: Duk

1-1, min. 38: Kenan Kodro

2-1, min. 67: Toni Moya

3-1, min. 76: Francho

2-3, min. 88: Diego García, de penalti

Ficha técnica

Real Zaragoza: Andrada; Aguirregabiria, Insua, Radovanovic, Pomares; Keidi Bare (Moya, 62’), Raúl Guti (Terrer, 79’); Francho Serrano, Valery (Tasende, 79’); Soberón (Sebas Moyano, 62’) y Kodro (Sinan Bakis, 83’).

Leganés: Juan Soriano; Figueredo, Ignasi Miquel, Marvel, Naim; Melero (Diego García, 69’), Diawara (Campos, 78’): Juan Cruz (Guirao, 69’), Roberto López (Pauwels, 78’), Duk; Álex Millán (Said, 46’).

Goles: 0-1, min: 21: Duk. 1-1, min. 38: Kenan Kodro. 2-1, min. 67: Toni Moya. 3-1, min. 76: Francho. 2-3, min. 88: Diego García, de penalti.

Árbitro: José Antonio Sánchez Villalobos (C. Andaluz). Mostró amarillas a Guti (31’), Diawara (57’), Melero (58’), Bare (59’), Ignasi Miquel (64’), Guirao (80’). Expulsó a Marvel (28’) y Duk (98+)  con roja directa.

Real Zaragoza 3-1 Leganés

63.2 % Posesión 36.8 %
11 remates dentro 2
3 disparos bloqueados 0
6 remates fuera 2
4 disparos recibidos 20
2 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 2
17 faltas recibidas 15
15 faltas cometidas 18
111 perdidas de posesión 120
49 recuperaciones de posesión 44
3 fueras de juego 3
xxxxxx


El Real Zaragoza es otro: gran victoria contra el Leganés (3-2)

En su mejor partido de la temporada, el equipo aragonés confirma su renacimiento con un triunfo de nivel gracias a los goles de Kodro, Moya y Francho, que remontaron al Leganés y refuerzan la mano laboriosa de Sellés.

El fútbol es esto; creer y creérselo, convencer y convencerse, ilusión e ilusionar, esperanza y esperanzarse. El resucitado Real Zaragoza es todo eso y algo más: es una tempestad colectiva. Un equipo que, viniendo de donde viene y estando aún donde está, juega con una seguridad en sí mismo que conmueve. Y eso es mérito de unos jugadores renacidos, porque alguien les ha dicho cómo hacerlo y con qué. Ese alguien es Rubén Sellés, un entrenador, permitan la expresión, de los que de verdad marcan diferencias, de los que identifican, analizan, trabajan y solucionan. La muestra fue su remontada, su tercer triunfo seguido, una victoria incontestable (con goles de Kodro, Moya y Francho) contra un desorientado, insípido y discreto Leganés, en un partido en el que el Zaragoza le ganó a diez (a nueve finalmente), pero que pudo ganarle antes a once, en un periodo del choque de mucho nivel aragonés. No hay color entre el Zaragoza de Gijón contra diez a este. Lo que hay entre medio es un proceso en el que Sellés le ha resuelto al equipo los problemas nucleares que sufría y les ha dado arreglo. De eso trataba, de ser un medio para un fin. Ahora el Zaragoza es un equipo en descenso, pero no descendido como hace un mes. 

Es un bloque, en el amplio significado del término, que controla cada vez más detalles. A base de jugadores con más cantidad y pierna que calidad y pies, con más tambores y violines y cañones que floretes, Sellés lo ha reconstruido con un firme espíritu colectivo, una identidad clara, unas líneas compenetradas y compactas, un meticuloso posicionamiento, un cuidado estudio de los diferentes momentos del rival o de los partidos... Un equipo al que, si algo lo distingue, es su dominio del juego desde la presión y el robo, su ritmo, su agresividad y su fútbol cada vez más cerebral y armonioso. Ese es su estilo, y ese idioma se le cruzó al Leganés en la garganta, en un duelo con claro acento local, en el que el Zaragoza tuvo pasión y convicción, llaves que le abrieron la puerta de su mejor partido en tiempos, con fluidez e intención atacante, sin perder rigor, disciplina y equilibrio defensivo. Es el sello de Sellés, el sello de los equipos que llegan lejos en esta categoría de la que el Zaragoza ya no es colista. Sigue ingresado, pero ya no está en la uci, y todo apunta a que, de seguir con esta progresión, pronto estará ya en casa

Sellés no tocó  la alineación nada más allá del regreso de Radovanovic a la zaga tras su sanción, siguiendo así el técnico su línea de repetición, continuidad y consolidación. No se cambian las bombillas si siguen dando luz, y el entrenador valenciano tiene claras cuáles alumbran y cuáles no. El Zaragoza siguió formando con su cada vez más reconocible, engrasado y rico en registros 4-4-2, con Francho haciendo el acordeón en ese franja derecha del campo donde su fútbol cobra sentido. En el Leganés, Paco López perdió a Cissé en el entrenamiento final (aunque viajó en la lista) y le dio una sacudida apreciable a su equipo, con un 3-5-2 en el que entraron los zaragozanos Roberto López -muy poco utilizado- y Álex Millán, además de Melero. Lo más significativo fue la ubicación de Juan Cruz como carrilero, alejándose así los mejores pies del conjunto madrileño de su área de influencia natural. Valery lo aprovechó, proponiéndole duelos en esa zona que no tardaron en encender las calderas del Real Zaragoza.

El plan de Sellés fue que su equipo, desde la iniciativa defensiva, pillara desplegada la ofensiva propuesta rival. Desde una presión media y un posicionamiento intermedio en el campo, le tendió al Leganés la trampa en la zona de centrocampistas. Desde el robo, el Zaragoza comenzó a jugar, a tocar en corto, pero siempre con intención vertical, con veloces transiciones que no tardaron en producir situaciones de gol. Era un Zaragoza con una poderosa fuerza colectiva, con mucha vida con la pelota y creativo desde lo táctico. También con desparpajo, atrevimiento y veneno en sus acciones. Así, después de una secuencia bien trenzada y lanzada por Valery, Kenan Kodro no remató de primeras y cuando lo hizo de segundas, con todo para marcar, se encontró con el muro de Juan Soriano.

El Zaragoza no desistió, mezclando muy bien el juego en zonas interiores y en los espacios intermedios con buenos pases, acciones de tercer hombre, apoyos de cara, descargas, pases dentro desde fuera… Era el Zaragoza más jugoso del año con la pelota, algo que ya insinuó en su arranque de Ipurúa. Sellés tenía otro mandato: la profundidad de Soberón, un látigo constante con sus desmarques y movimientos entre centrales de esa línea de tres rival, donde el Zaragoza abría sus puertas hacia el gol. Pero no había acierto. Francho lo probó, Soberón también… Soriano les puso réplica. El Leganés estaba bien contenido por el dique aragonés, tardó 16 minutos en pisar área. Esta buena salida del Zaragoza se prolongó con un gol anulado a Kodro por un milímetro, lo que mide el tacón de Soberón.

Y así, con el Zaragoza dictando el partido, el Leganés aprovechó un reguero de errores defensivos para adelantarse con un gol de Duk. Fue un golpe duro e inmerecido, y condujo a los aragoneses a un periodo de incertidumbre, en el que el Leganés aprovechó para ajustar la posición de Duk, y llevarlo de la delantera a la banda izquierda, componiendo un 5-4-1. En esas, una aventura de Marvel le salió por la culata. Sin el balón ya en juego, le soltó la mano a Francho. Hubo amarilla, pero era roja, como así decretó el árbitro después de que le vibrara el VAR.

El Zaragoza olió sangre. Soberón avisó, con otra buena parada de Soriano, que le estaba amargando el vermú. El equipo aragonés comenzó a tejer la solución del puzzle en su flanco derecho. Aguirregabiria dio un paso adelante. Los laterales de Sellés están contenidos en la posición, pero la superioridad obligaba a lanzarlos arriba. En esa parcela, liderada por Francho, ese corredor derecho que da acceso al área, donde el canterano intuye todo antes que los demás, se coció el gol del empate. El más difícil de los que había que marcar. Kodro, de inobjetable cabezazo, cazó un centro de Francho.

El partido estaba ya empatado, el Leganés, con Duk ahora de carrilero, Diawara central, Cruz en el medio y Millán de único punta, aún dio otro paso atrás, y el Zaragoza se instaló en campo rival para darle gobierno a los acontecimientos. Un tiro de Francho y otro cabezazo de Kodro despidieron la primera mitad.

Del descanso, el Leganés salió con otro giro de tuerca. Paco López apreció dónde estaban los problemas y puso a Said a defender como central izquierdo, fortaleciendo ese flanco. Esto llevó a Duk, un nómada posicional, a la delantera, volviendo Juan Cruz al carril derecho defensivo.

Desde la óptica del Zaragoza, se imponía paciencia, escribir con letra pequeña, despacio, sin precipitaciones. A Soberón, con toda la portería para él, se le hizo pequeña cuando apareció de nuevo Soriano. La siguiente llevó la firma de Radovanovic, en un saque de banda, uno de esos detalles que Sellés ha afilado en la caja de herramientas del equipo. El Zaragoza, desde la iniciativa y la seguridad en sí mismo, tenía el partido agarrado con la mano, pero le faltaba culminar, como casi hace con un cabezazo de Kodro al larguero en una falta lateral. Fue Toni Moya, recién salido de la mano de Moyano, quien lo hizo. Lo hizo, además, con un brillante golpeo de falta, donde tantas veces lo había rondado. Por eso merecía ese gol que enmarcó en la escuadra el centrocampista balear, desde cuyos pies el Zaragoza encontró la pauta y la dirección, atributos decisivos en esa fase del duelo.

Los de Sellés jugaban con confianza, con el mismo pundonor y la misma tenacidad con la que lo había hecho antes. Pocos futbolistas hay con más pundonor y tenacidad que Francho. Aguirregabiria se llevó a todos por delante, hasta que el canterano recogió la pelota y la reventó para poner el partido aún más de cara.

En el trasiego de cambios, entró Lucas Terrer, un premio para el chico, pero el choque aún vivía. El Leganés ya no tenía nada más que perder, se fue arriba, y le dio al Zaragoza espacios que no aprovechó. No jugó bien el equipo aragonés ese tramo, demasiado descontrolada. La consecuencia fue tener que sufrir unos gramos al final. Porque Diego García acercó el aliento del Leganés marcando un penalti que engañó a Andrada.

Algún borrón debía echar el Zaragoza a su encomiable partido, y fueron esos minutos, en los que temió perder todo lo ganado, el Leganés lo arrastró a su desesperación y pudo complicarse la vida como no hace nada. Pero no, este Zaragoza es otro. Es otro mucho mejor.

La remontada de la confirmación

En su mejor partido de la temporada, el Zaragoza de Sellés sumó su tercera victoria consecutiva y ya está a sólo tres puntos de la salvación. El Leganés, que acabó con nueve, no detiene su crisis.

Otra remontada para seguir creyendo. Otra victoria, la tercera consecutiva, para continuar remontando posiciones en la tabla y colocarse ya a sólo tres puntos de la salvación. Era un día de confirmación definitiva y el Real Zaragoza de Sellés lo hizo a lo grande, con su mejor partido en muchos meses, con una actuación redonda que se llevó por delante al Leganés, al que su portero salvó de una goleada y al que no le vale ni agarrarse a la exagerada expulsión de Marvel en la primera parte, porque fue inferior de principio a fin, con once y con diez. Así que veremos en qué queda ahora el respaldo público a Paco López, mientras a Rubén Sellés le crecen los partidarios, porque ha logrado resucitar a un muerto.

Sellés volvió a confiar en su once base, con la única novedad de Radovanovic, titular habitual, por el sancionado Saidu, y la apuesta no pudo salirle mejor, mientras Paco López presentó hasta cinco cambios en su alineación en un intento fallido por salir de la crisis: Figueredo, Ignasi Miquel, Melero y los zaragozanos Roberto López y Álex Millán relevaron sin ningún éxito a Diego García, Lalo, Rubén Peña, Jorge Sáenz y Cissé, baja por lesión de última hora.

El Zaragoza salió como un cohete y en los primeros veinte minutos de ofensiva continuada disfrutó de tres ocasiones, una especialmente clamorosa de Kenan Kodro, ante un providencial Juan Soriano, y se le anuló un gol por un fuera de juego por centímetros de Soberón, sin suerte, pero activísimo en todo el frente del ataque. Fue, sin duda, el tramo más brillante en todos los órdenes del equipo aragonés en este infortunado campeonato, con un juego alegre y vertical, con Francho percutiendo una y otra desde una posición indetectable para el rival.

Pero en el fútbol todo da la vuelta en un instante y fue el Leganés el que golpeó primero en una jugada con hasta tres situaciones consecutivas mal defendidas en el área del Zaragoza, de las que acabó sacando partido Duk. Todo un jarro de agua fría para el equipo de Sellés, que vio como su rival le castigaba en su primera llegada seria. Sin embargo, apenas tres minutos después, en el 24’, el Leganés y, tras intervención del VAR, se quedó con uno menos por expulsión de su central Marvel, que, en una acción sin balón, abrió el brazo y golpeó en el rostro a Francho. Y la tarjeta amarilla, que parecía un castigo suficiente, se acabó convirtiendo en roja entre las protestas de los visitantes, al entender el colegiado Sánchez Villalobos después de acudir al monitor que hubo agresión.

El Zaragoza aprovechó la ventaja para multiplicar su acoso y, tras una nueva intervención de Juan Soriano a disparo de Soberón, llegó el gol del empate al cabecear Kenan Kodro un centro del omnipresente Francho.

Paco López recompuso a su equipo en el descanso con la entrada del defensa mauritano Said Sy por el delantero Álex Milán y el Leganés afrontó toda la segunda mitad como un ejercicio de resistencia frente a un Zaragoza que no dejó de apretar y que obtuvo justo premio a su insistencia con un gol de bandera de Toni Moya -otra vez él- en el lanzamiento de un libre directo en la frontal del área y que remató su notable faena coral con un tercer gol de Francho, en una de las actuaciones más brillantes que se le recuerdan al capitán

 

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