COPA DEL REY 2025/26 2ª RONDA (4.12.2025)
PARTIDO OFICIAL Nº 3716
REAL ZARAGOZA 0-1 BURGOS CF
0-1, min. 115: Mario González
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Adrián Rodríguez; Juan Sebastián (Aguirregabiria, 61), Tachi (Radovanovic, 79), Gomes, Tasende (Saidu, 96); Paul Akouokou, Moya; Cuenca (Valery, 61), Pinilla (Soberón, 74), P. Sans; y Bakis (Dani Gómez, 74).
Burgos CF: Jesús Ruiz; Brais Martínez, Del Cerro, Iván Martínez, Buñuel; Morante (Mario Cantero, 46), Expósito (Atienza, 91); Mollejo (Ventosa, 82), Appin (David González, 60); Mateo Mejía (Íñigo Córdoba, 60) y Fermín García (Mario González, 60).
Árbitro: Etayo Herrera (Comité Vasco). Amonestó a Juan Sebastián (12), Fermín García (14), Cuenca (40), Tachi (44), Buñuel (58) y Radovanovic (111).
Gol: 0-1, min. 115: Mario González.
Incidencias: Noche muy fría y húmeda en Zaragoza, con 7 grados al inicio del duelo (las 21.00), con lluvia desde media hora antes del partido, intensa al inicio y que paró en el descanso. El césped, mojado y rápido, presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 7.000 espectadores. El Burgos vistió de negro.
El Real Zaragoza pierde en la Copa con un gol cruel en el minuto 115, en la prórroga
Tras un partido de muy bajo nivel y sin goles ante el Burgos, con ambos equipos plagados de suplentes, un tanto de Mario González en la recta final del tiempo extra tumbó a los de Sellés. Ya solo queda la liga y el supremo mandato de eludir el descenso a Primera RFEF.
Se acabó la Copa. No habrá tercera eliminatoria en el Ibercaja Estadio ante un Primera. El Real Zaragoza, con una versión de cara B de Sellés, perdió en la prórroga por 0-1 tras un duelo para olvidar por su escaso juego y su aburrimiento general, al que también contribuyó el rival, un Burgos afortunado al final pero igual de gris oscuro toda la noche.
Terrible, bajísimo fue el nivel del fútbol exhibido por ambos equipos en toda la primera parte. Se podía barruntar algo así al ver dos equipos compuestos por sus entrenadores, Sellés y Ramis, por todos los miembros de la unidad B de sus plantillas, los actuales suplentes o menos utilizados en la liga. Siempre queda la esperanza, en tales casos, de que los jugadores que gozan de la oportunidad de mostrarse y decirle al técnico que son titulares y no reservas den todo de sí y aporten al partido brillos e intenciones. No fue así.
El dato es siempre concluyente cuando sucede algo así: ni Real Zaragoza ni Burgos remataron una sola vez a portería en los primeros 45 minutos. Ninguno de los dos porteros, Adrián Rodríguez y Jesús Ruiz, pararon una pelota en disparo del adversario. Entre este percal, la lluvia que acompañó la velada y el escaso público que acudió al descapotado Ibercaja Estadio, la noche resultó hostil para ver buen fútbol. Quedó claro que ni para aragoneses ni para castellanos, como es natural, esto de la Copa es un lamín para sus intereses de temporada. Tienen todos los huevos depositados en la misma cesta, la de la liga, los locales por eludir el descenso a Primera RFEF y los visitantes por mantener su posición de privilegio (5ª) en la zona del ascenso. Nadie habla de estorbo, pero luego no demuestra lo manifestado en contra.
Solo hubo escarceos en ambas áreas. Querer y no poder en el lado zaragocista de una línea atacante sui géneris, con tres mediapuntas como Cuenca, Pinilla y Sans y el ariete Bakis. Cuenca, en el minuto 4, disparó apresuradamente desde 25 metros, fatal, fuera. La réplica en el área de Adrián la dio Brais Martínez, tras el rechace de un córner, voleando en la frontal del área, mal, alto en el minuto 11. Hasta el 32, pasada ya la media hora (qué aburrimiento) no cupo anotar otra acción reseñable. La firmó Tasende, en una falta lateral con poco ángulo, que chutó directa de rosca cerrada pero que nadie tocó, ni rematadores ni defensores, para sorprender a Jesús Ruiz y se fue por el otro lado del portal, fuera.
La acción más parecida a una parada la tuvo que hacer Adrián en un golpe franco lejano que el Burgos colgó al área zaragocista en el minuto 40. El balón fue al segundo palo, lo volvió forzado Del Cerro y el portero rechazó lo que era un pase atrás en busca de alguien que no existía. Y la jugada con más peligro, por decir algo, que cuajó el Real Zaragoza la acabaron Juan Sebastián y Bakis en el área. El lateral, amonestado enseguida y mediatizado por ello todo el tiempo, pasó bien al delantero germano-turco cuyo remate de primeras se estrello en el cuerpo del central Iván Martínez y se fue a córner en el minuto 43. Con estos sorbos tan residuales hubo que conformarse. Cuando no hay pan, buenas son… obleas.
La defensa inusual, Sebastián-Tachi-Gomes-Tasende sufrió poco por la candidez del exzaragocista Mollejo, del excanterano Mateo Mejía, de Fermín García (nada que ver con el otro Fermín), Appin, Morante, Expósito… El Burgos jugó en segunda velocidad, cortita y al pie siempre, fácil, sin riesgos. Metidos bien atrás, controlando los pases diagonales por alto de los de Sellés, única arma con la que el Zaragoza trató de hallar balones potables que culminar. Ni uno hubo. La línea medular blanquilla, con el insustancial Akouokou (no sale del pase de seguridad, de menos de 10 metros, atrás o lateral) y el pausado Moya al volante, fue siempre previsible.
Tras el descanso, el Burgos metió a Mario Cantero en el centro del campo en vez de Morante. Ramis quería algo más. El partido de los castellanos estaba siendo un peñazo insoportable. Sellés, sin embargo confió en los mismos. Les dio más tiempo para reivindicarse. De entrada, el primer susto lo dio el Burgos, en una acción rematada finalmente por Appin de semichilena en el segundo palo, que detuvo Adrián junto al poste a la altura del pecho, en el primer minuto. El paso de el primer tramo de la reanudación mostró a un bloque burgalés más enchufado, fruto de un atornillamiento seguro de su entrenador en la caseta. Metió al Zaragoza atrás y manejó la pelota con cierto ritmo. Era cuestión de eso, de poner más velocidad a la circulación, más ganas, en definitiva.
El cuadro zaragozano espabiló en el 54, en un pase de Moya al espacio que buscó Pinilla. Pero el canterano no remató con la zurda (era lo suyo), buscó acomodarse para la derecha y, claro, se adelantó el central Iván arruinando el posible gol. Indeciso, lento, Pinilla. En días así, este tipo de oportunidades no se deben desaprovechar. Hay pocas. A falta de media hora, el Burgos metió a tres titulares, Íñigo Córdoba, Mario González y David González. Contestó en un minuto Sellés poniendo a Aguirregabiria y Valery en vez de Sebastián y Cuenca.
En ese primer efecto coctelera de las sustituciones, el Zaragoza provocó una falta peligrosísima por parte del siempre espumoso Pau Sans en el pico del área. La lanzó Tasende en el 63, durísimo, y Jesús Ruiz echó el balón a córner por encima del larguero en un paradón. El balón parado, en partidos de este pelaje, suele ser el único desatascador. El saque de esquina lo cabeceó Tachi alto. Fue un breve despertar zaragocista, que no tuvo continuidad. Todo era a impulsos desde el principio. En ambos bandos.
Sellés cambió los puntas a un cuarto de hora del minuto 90, cuando ya olía a prórroga. Volvió a jugar Dani Gómez, en vez del desaparecido Bakis, y a Soberón, por Pinilla. De esa incorporación progresiva de titulares en las dos escuadras pareció más beneficiado el Zaragoza en la recta final. Valery estuvo a un metro del gol en el 77, con un disparo por alto de rosca en el área que se le fue por el palo lejano. Akouokou se fue en la segunda parte unos metros más arriba y eso tuvo algún rédito táctico en esos minutos postreros. El Burgos bajó el pistón claramente. Pero nadie supo como ver portería. El pestiño duró hasta que el árbitro dio paso a la temida prórroga. Media hora más de suplicio, de castigo visual, sentados en un sillón de clavos del 5.
Buena parte del público se fue a dormir, que venía día laborable y de escuela. No aguantó más. El envite entró en los 30 minutos de propina entre jugadores tocados, el sexto cambio en ambos equipos y errores por doquier. En el 96, de la nada, tuvo el Burgos el gol más cercano de la noche. Íñigo Córdoba, a bocajarro en el 96 tras dejada de cabeza atrás de Mario, chutó fatal, alto, con la portería a placer. Indultó al Zaragoza. Saidu acababa de relevar al lesionado Tasende. Y en el 106, repitió ocasión cristalina el cuadro castellano: David González estrelló un mano a mano contra el pecho de Adríán en su salida cuando todo el mundo creía ver ya el 0-1. Otro indulto a los zaragocistas.
Se embocó el segundo tiempo de prórroga sin control de nadie. Una moneda al aire. Los avisos burgaleses tomaron cuerpo a la tercera. El 0-1 llegó en el 115 en una desgraciada jugada en la que se lesionó Saidu a la vez que perdía el balón en ataque. De la contra nació el mano a mano de Mario González con el que superó en vaselina la salida de Adrián. Cruel final para el Zaragoza. Volvieron las desgracias. Se protestó que el árbitro no parase el juego. Seguramente no era lo suyo. De hecho, Saidu volvió al campo. No fue algo severo su mal.
Y el crono llegó al final sin apenas novedades. Se acabó la corta andadura, un año más, del Real Zaragoza en la Copa. Torneo secundario, lamentablemente, hace 13 años. Los del calvario en Segunda


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