domingo, 21 de diciembre de 2025

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº19 (21.12.2025)

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº19 (21.12.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3719

 BURGOS FC 1-1 REAL ZARAGOZA

1-0, min. 37: David González

1-1, min 92: Bakis

Ficha técnica

Burgos CF: Ander Cantero; Lizancos, Aitor Córdoba, Grego Sierra, Miguel; Marcelo, Morante; David González (Del Cerro, 85’), Curro (Fermín García, 85’), Íñigo Córdoba (Mollejo (72’); Fer Niño (Mario González, 72’).

Real Zaragoza: Andrada; Juan Sebastián, Insua, Tachi (Saidu, 85’), Tasende; Guti, Keidi Bare; Cuenca (Toni Moya, 64’), Valery (Sebas Moyano, 79’), ; Soberón (Bakis, 85’) y Kenan Kodro (Dani Gómez, 64’).

Goles: 1-0, min. 37: David González. 1-1, min 92: Bakis.

Árbitro: Daniel Palencia Caballero (Comité del País Vasco). Mostró amarillas a Fer Niño (42’), Tachi (44’), Andrada (64’), Insua (71’)

Burgos FC 1-1 Real Zaragoza

41.2 % Posesión 58.8 %
4 remates dentro 6
0 disparos bloqueados 2
5 remates fuera 9
17 disparos recibidos 9
1 tarjetas amarillas 3
0 tarjetas rojas 0
13 faltas recibidas 12
13 faltas cometidas 15
134 perdidas de posesión 136
49 recuperaciones de posesión 55
1 fueras de juego 0
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Un palo de empate: el Real Zaragoza salva un punto contra el Burgos (1-1)

Un golazo de Bakis en la prolongación hace justicia en un partido en el que el Real Zaragoza remató tres veces a la madera y en el que dejó buena huella competitiva.

Un golazo de Bakis armó el Belén en Burgos, empatando un partido que el correoso, denso y contundente Burgos puso crudo, muy difícil. El Zaragoza perdía, pero no lo merecía. Es un equipo aún en descenso -ya no es colista, algo es algo-, pero su fútbol ya no es de equipo en descenso. Aunque en Burgos le faltó claridad y calidad ante el gol, creyó en su idea y en sus posibilidades hasta el final. El Plantío es un estadio donde se fabrica el frío -bajo cero y varios pasajes de nevada en la tarde burgalesa-, pero donde también se fabrica la madera de los postes. Hasta tres veces se topó el Zaragoza con los palos, en una cruzada imposible de infortunio e imprecisión. No había manera, en un partido de mucho duelo, jugado en pocos metros, con el Burgos imponiendo su alto nivel defensivo y siendo fiel a su fama de equipo eficaz. 

Le bastó un desajuste en la desnutrida banda derecha del Zaragoza para poner el choque cuesta arriba con un gol de David González. Al equipo de Sellés le cuesta un mundo marcar y a los rivales muy poco para marcarle, y por aquí se le pierde la fuerza a su renovado fútbol. No ganó el Zaragoza porque no le sobra nada, pero supera adversidades y encuentra respuestas en lo táctico para competirle a los rivales. Sellés ha marcado un camino, pero Txema Indias es quien debe iluminarlo ahora con fichajes en enero.

Finalmente, Francho Serrano no presentó buenas sensaciones antes del partido pese a viajar en la convocatoria, y el Real Zaragoza se presentó en Burgos, una semana más, sin su capitán en la alineación. Esta vez, esa posición en el extremo diestro la cubrió Marcos Cuenca y no Sebas Moyano, con Juan Sebastián de lateral supliendo a Aguirregabiria. Además, Tachi entró como compañero de Insua en el eje defensivo y Andrada retornó a la portería. No fueron los únicos cambios del equipo aragonés: Dani Tasende, tal y como había explorado Rubén Sellés, reemplazó a Pomares en el lateral izquierdo, con el propósito de ganar vías ofensivas y soluciones atacante frente a un rival bien guarnecido cerca de su área. En total, cinco cambios respecto al once de hace una semana contra el Cádiz, con el 4-4-2 ya clásico de este Zaragoza como soporte táctico.

El partido comenzó según los postulados previstos. El Burgos, con un férreo 4-2-3-1 en el que entró Expósito en doble pivote por el sancionado Atienza, se plantó y encapsuló en su campo, soldando sus líneas, cegando espacios y organizándose con cohesión, orden y precisión. El Zaragoza, por su parte, tomó la iniciativa, apoderándose del balón, aunque, como cabía esperar, con poca velocidad y claridad de circulación para romper el cascarón burgalés. Los de Ramis son un equipo de cosas sencillas y simplificadas, pero muy efectivo en todo lo que hace. No es el reloj más bonito de la pared pero sí el que mejor da la hora. Concede pocas ocasiones y errores, y tiene las ideas muy nítidas sobre cómo aprovechar los deslices o desajustes del rival.

La trama del partido fue en esa dirección. Al Zaragoza, desde su mando, no se le abrían muchas vías de acceso hacia zona de remate. Pero tenía oportunidades cuando el Burgos perdía el balón y su estricta estructura posicional se desorganizaba. De esos robos, el equipo de Sellés fue ganando metros con ciertas acometidas. Después de que Lizancos se estrellara contra Andrada, Kenan Kodro no se enteró de una pelota que era de gol. Soberón lo probó de lejos, Kodro lo rozó después de un tiro que tomó una peligrosa parábola, Soberón, a continuación, casi la caza en el segundo palo…

Final del formulario

Era un choque con alto valor de los duelos y pugnas individuales, de cuyos lances podían salir oportunidades imprevistas y abrirse caminos hacia el gol. Poco a poco el Zaragoza fue creciendo. El Burgos lo contenía y lo escupía hacia su campo, pero los aragoneses persistieron, intentando conectar juego por dentro. Era complicado, pero la presencia de Andrada en la portería le permitía construir fútbol y superar la presión rival, progresando así en el campo. En esos minutos, el Burgos apenas amenazó por el lado izquierdo, cuando Miguel se lanzaba arriba. Pero el duelo tenía color aragonés. La ocasión más clara la tuvo Valery. Un disparo de Soberón salió repelido y el extremo, avispado, estalló el rechace en el larguero.

El Zaragoza estaba bien, pero ya se sabe que es un equipo al que penalizan mucho con muy poco. Y el Burgos es uno de los rivales menos indicados a la hora de facilitarle al oponente las cosas. En un desajuste impropio del fútbol de este nivel de Juan Sebastián a la hora de darle el relevo defensivo a Cuenca, el Burgos se labró el gol de David González, implacable a la hora de ponerle la guinda a un pase atrás, desde el fondo, de Miguel.

Si con Martín Aguirregabiria y Francho el mejor Zaragoza del curso había levantado su castillo, su fortaleza, en el lado derecho, en El Plantío le apareció ahí su debilidad, su grieta. El Burgos detectó donde tenía una oportunidad y se empeñó en castigar esa fisura. El gol lo encajó el Zaragoza en el peor momento, porque era cuando su fútbol mejores notas emitía. En ventaja, el Burgos redobló su propuesta: bloque agrupado, compacto, solidario… Esa firmeza guió el duelo hasta el descanso.

De los vestuarios, mientras arreciaba la nevada castellana, el Burgos salió como una ventisca, dispuesto a sentenciar el asunto. Un tiro cruzado de Florian Miguel -que campó a sus anchas- y un par de intentonas más o menos claras de Fer Niño pusieron contra las cuerdas a un Zaragoza que pronto volvió a sintonizarse.

En un saque de esquina, el palo volvió a ponerse en el camino aragonés. Juan Sebastián tocó en el aire y, cuando la pelota cogía hechuras de gol, la madera salvó al Burgos. Curro respondió, obligando a Andrada a uno de sus vuelos sin motor. Pero el Zaragoza comenzó a tomar el mando de nuevo. Juan Sebastián, en otro saque de esquina, y Kodro, muy forzado, lo probaron.

Sellés sacó al campo a Moya y Dani Gómez por Cuenca y Kodro, maniobra que llevó a la banda derecha a Soberón. Moya se ubicó como tercer centrocampista, como mediapunta. Mientras el Burgos intentaba relajar las pulsaciones del duelo, una falta lateral botada por Tasende se las elevó: su centro lo remató Soberón, el balón se puso en cámara lenta hacia la red… Pero ahí, otra vez, apareció un mástil de madera, un poste, el tercero de la noche, que evitó el gol del Zaragoza, a quien el balón parado, frente a un rival fuerte en esa materia, le estaba dando ooportunidades.

El Burgos sacó al campo a Mollejo y Mario González para oxigenarse arriba. El Zaragoza arriesgó, sumando pies en campo rival, y pasó a dominar, exponiéndose más a campo abierto, al tiempo que pedía un penalti que el VAR tampoco vio. Entró Moyano por Valery en lo que parecían ya las últimas trompetas de abordaje. El Burgos se abrochó la cremallera defensiva hasta el cuello y llevó el partido a la defensa de su área.

La recta final del partido tenía la bases claras: el Burgos levantando la tapia y el Zaragoza tratando de asaltarla. Para ello metió Sellés a Sinan Bakis, mientras Ramis metía a Del Cerro, un central, para redoblar la empresa defensiva y contener la ofensiva final aragonesa. Entre Juan Sebastián e Insua, de nuevo, en un saque de esquina, pudieron empatar, pero el cabezazo se fue lamiendo, cómo no, el palo izquierdo de Cantero.

Y cuando ya todo parecía perdido, y lo quinientos aficionado del Zaragoza lanzaban maldiciones contra los palos de El Plantío, cuando el turrón más duro se ponía, apareció un misil turco para ablandarlo: Sinan Bakis, qué cosas tiene el fútbol, colgó la estrella del árbol de Navidad en la escuadra. Un gol que es esperanza, un gol que confirma que el Zaragoza, aun con sus problemas, es un equipo en descenso, pero cuyo fútbol ya no lo es

 

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