sábado, 12 de septiembre de 2020

PRETEMPORADA 2020/21-2º AMISTOSO

PRETEMPORADA 2020/21-2º AMISTOSO (12.9.2020) REAL ZARAGOZA 0-2 GETAFE Ficha técnica Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray (Borge, 60), Guitián (Atienza, 60), Francés (Clemente, 60), Nieto (Chavarría, 60); Eguaras (Javi Ros, 60), Adrián Glez (Zapater, 60); Zanimacchia (Bermejo, 46), Nick (Lasure, 60); Papunashvili (Narváez, 60) y Vuckic (Baselga, 46). Getafe CF: Yáñez; Alba, Chema Rdgz., Etxeita (Djené, 66), Olivera (Cucurella, 46); Arambarri (Ante, 66), Maksimovic; Damián (Iglesias, 10), Keita; Mata y Cucho Hernández (Timor, 46). Árbitro: Armando Ramo Andrés (Comité Aragonés). No mostró tarjetas. Goles: 0-1, min. 5: Keita. 0-2, min. 27: Mata, de penalti. Incidencias: Tarde calurosa (el partido comenzó a las 18.30), aún con aires de verano, con 29 grados y sol. Las gradas de La Romareda, obviamente, estuvieron vacías. El césped, tras 20 días de tratamiento fitosanitario, presentó un aspecto aceptable, con alguna calva y zonas inestables. Derrota del Real Zaragoza por 0-2 ante el Getafe de Primera División en el primer ensayo de verano El equipo de Baraja, con muchas caras nuevas y un sistema táctico repleto de iniciativas llamativas, se muestra verde e inmaduro y cae por inferioridad manifiesta. Volvió a correr el balón en La Romareda en la tarde de este sábado 12 de septiembre, con un amistoso, el primero de la pretemporada, en el que el Real Zaragoza cayó con claridad por 0-2 ante el Getafe de Primera División. Fue un encuentro desigual, con un cuadro madrileño muy superior en calidad y puesta a punto, que pudo golear a los aragoneses en la primera mitad, tiempo en el que el bloque del debutante Rubén Baraja no existió en ninguna de las facetas del juego. En el segundo periodo, con el aluvión de cambios y el bajón de intensidad del adversario madrileño, el Zaragoza dejó mejor sabor de boca, pero sin consumar ninguna jugada atacante. De los nuevos fichajes, solo tres empezaron como titulares: el mediapunta Adrián González, el extremo Zanimacchia -por la derecha- y el delantero Vuckic. En el banquillo aguardaron de entrada Narváez, Chavarría y Bermejo. Mientras que el central Jair no estuvo ni convocado, sin conocerse las causas oficialmente. En el sistema táctico de Baraja hubo varias sorpresas y novedades. El dibujo fue un 4-4-2 que responde a su gusto preferente. Y en el reparto de roles sorprendió que eligió como dos delanteros a Vuckic (natural) y a Papunahsvili (fuera de sitio todo el tiempo). También llamó la atención que en el papel de extremos jugasen Zanimacchia (es lo suyo, aunque lo hizo por la derecha, su pie) y Nick Buyla. Lo del guineano es una decisión sin precedentes que no salió bien ni una sola vez durante la primera parte. El doble pivote, Eguaras-Adrián González, se mostró lento y obturado. Y atrás, lo novedoso fue ver al joven Francés como central. Se puede afirmar con rotundidad que nada de lo propuesto le salió bien a Baraja en su primer día en el escenario. El equipo pasó de puntillas por el inestable césped de La Romareda, lejos de su mejor estado pese a una cara vista bonita. Ni disparó a puerta en 45 minutos, ni pisó el área una sola vez con peligro o siquiera intención. Nada de nada en ataque y combinación. Y atrás, ese grave talón de Aquiles del equipo en el final de la pasada temporada, lo que fue causa de la pérdida del ascenso seguramente, no se vieron síntomas de mejoría. El Zaragoza encajó dos goles de un Getafe a medio gas, en sendos errores gruesos de Eguaras, primero, y Adrián Glez., después, y pudo haberse ido al intermedio con cuatro o cinco tantos en el saco de Cristian Álvarez, que desbarató uno claro a Cucho Hernández en el minuto 25. Todo comenzó al estilo de como concluyó el curso pasado, hace solo 26 días: encajando un gol enseguida, en el minuto 5, por medio del menudo Keita, que se adelantó a Eguaras tras un error previo de este en un pase suicida atrás a Francés, que Mata interceptó. ¡Ah, esos fallos garrafales e injustificables en las zonas sagradas de la defensa! Fue como empezar el partido 0-1. Nada nuevo, pues. Hubo después 20 minutos gaseosos, con el Getafe viéndolas venir en ventaja y el cuadro de Baraja incapaz de hilvanar dos pases seguidos. Nadie filtraba líneas, nadie veía un pase potable. Solo el joven Zanimacchia, por la banda derecha, gambeteaba y peleaba sin apoyos ni finales felices. Y tras la mencionada parada notable de Álvarez a Cucho en el minuto 25, un minuto después llegó el 0-2. Adrián González hizo un penalti de infantiles. Un brazo voluntario tras un balón no restado de cabeza de Vuckic en labores defensivas, pese a su corpulencia (no saltó). El internacional Mata engañó a Cristian y la brecha en el marcador se hizo enorme antes de la media hora. El propio Mata perdonó el tercer en el 33, solo en el área, rematando de rosca fuera por milímetros, cruzado, con clase. Y en el 40 le anularon un gol al mismo ariete getafense, por fuera de juego muy ajustado en una contra generada por otro error de los groseros en un pase de Vigaray errado hacia atrás. En pleno desbarajuste táctico de los zaragocistas, Arambarri intentó un disparo lejano, desde 25 metros, que rozó la escuadra por fortuna para un rebasado Álvarez. Las sensaciones al descanso, por lo tanto, fueron frías en las filas zaragocistas. Todo se vio muy verde. Tierno a más no poder. Algo natural, por otra parte, tras una pretemporada corta, con poco tiempo sustancioso y tras infinidad de cambios en el engranaje del equipo desde que hace menos de un mes se acabara el curso precedente. Además, el Getafe, rival de turno, vive varios pisos por encima del Real Zaragoza en todos los sentidos, también en cimientos futbolísticos a mitad de este extraño septiembre de 2020. Baraja dejó en la ducha a Vuckic, inédito, y a Zanimacchia, bullidor pero sin culminar nada. Y dio entrada en el reinicio del partido a otro debutante, Bermejo, y al joven Baselga. En frente, Bordalás relevó a Cucho Hernández y Olivera para dar minutos a Timor y Cucurella. Tacticamente, todo continuó igual que al inicio en las filas zaragocistas. Estaba claro que este inédito diseño de equipo era lo que quería probar el nuevo entrenador blanquillo en este simulacro ante los getafenses. Una falta lateral botada por Papunashvili (de examen permanente está el georgiano, sorprendentemente tras cuatro años aquí) fue el arranque del segundo tiempo, sin hallar rematador y con un chut lejano de Nieto alto, a la antigua Feria de Muestras. El Getafe le dio más el balón a los zaragocistas, que tuvieron que mostrarse en las circulaciones, los desmarques, las paredes y los movimientos sin balón. Y su respuesta fue espesa, con escasa profundidad la mayor parte de las veces. Hubo demasiada imprecisión, nada de liderazgo en los pivotes. Papunashvili, sabedor de la lupa que tiene encima, abusó del balón más de lo que ya ha sido habitual en su trayectoria blanquilla. Quería hacerlo todo enseguida y nada hizo finalmente. Y, tras ese inicio expectante de los madrileños, en cuanto se descalzaron por primera vez, de nuevo rondaron el gol ante Cristian Álvarez. Fue en el minuto 57, con el joven Keita encarando a Guitián y Nieto en el área, sentándolos en un giro de cadera y, con todo a favor, echando fuera la pelota con el portero local batido. A la hora de juego, minuto 60, Baraja hizo todos los cambios restantes de una sola tacada. De golpe entraron en juego ocho jugadores. O sea, partido nuevo. Defensa totalmente renovada, con Borge, Atienza, Clemente y el debutante Chavarría en su cuarteto. Doble pivote veterano en danza, con los capitanes Ros y Zapater mano a mano. Con Lasure como interior zurdo, otro nuevo como Bermejo entrando por la derecha y el colombiano Narváez debutando en punta. El Getafe dosificó mucho más su mutación progresiva. De esa revolución de Baraja surgió la mejor ocasión zaragocista… gestada al cien por cien por el rival madrileño. Fue una cesión suicida, errada, del central Chema Rodríguez que superó por alto al portero Yáñez y se fue a córner rozando el palo ante la estupefacción general. Contó como ocasión del Real Zaragoza, pero no hay manera de adjudicársela a nadie, ni tampoco en el casillero de asistencias. Era el minuto 65. Para los blanquillos fue como un volver a empezar. Mientras tanto, los colorados del sur de Madrid bajaron el pistón en ataque a diferencia del primer tiempo. Dosificando fuerzas, sin querer hacer sangre a un equipo aragonés con manifiesta falta de rodaje en líneas generales. Fruto de esa dejadez visitante y del nuevo ímpetu impreso por los recién incorporados zaragocistas llegó, esta vez sí, la primera acción ofensiva digna de reseña positiva. En el minuto 72 Lasure se coló por la izquierda, centro al segundo palo y Narváez, en carrera, voleó con potencia al lateral de la red. De haber cogido puerta, hubiese sido un golazo. En apenas 10 minutos, los citados Lasure, Narváez, con las ayudas de Bermejo y los movimientos de Baselga, hicieron más en ataque que sus colegas de la primera hora del choque. También Chavarría hizo una subida al ataque con buen tino, sin que su pase al espacio tuviera rematador final. En la recta final del partido, al menos, se vieron intenciones e iniciativas ofensivas en el Real Zaragoza. Tras la densidad de los dos primeros tercios del duelo, se agradeció ese buen paladar último. En el 80, Zapater rozó el gol en falta directa desde el borde del área, por una mano de un zaguero del Getafe. El chut del capitán, de su marca registrada, iba a la escuadra derecha, dentro, pero evitó el gol Yáñez con un paradón. Otra muesca más para aliviar las sensaciones dubitativas de tantos minutos previos. El partido encaró sus estertores con el dominio de la pelota de los de Baraja y los madrileños ejerciendo ese papel que tanto les gusta de meterse atrás a sujetar un triunfo cimentado con mucha antelación. Pocas evaluaciones firmes cabe hacer en el primer amistoso preparatorio de la trilogía que ha preparado el Real Zaragoza en una semana natural de tiempo. Es pronto para ello, aunque la prontitud con la que viene la competición obliga a acelerar todo en demasía, también la exigencia hora a hora. No hay margen para el recreo ni para los experimentos. Los puntos llegarán en nada. Así que, con mesura, sin incidir demasiado en lo que no salió bien, que fue mucho, cabe afirmar que al Real Zaragoza 20-21 le faltan muchos ajustes, infinidad de minutos de rodaje y engrase. Esta vez no tienen Baraja y los nuevos fichajes espacio cronológico para demorar su conocimiento mutuo, su compenetración. Eso, de momento, no da los mínimos. Por ahí hay que empezar a correr. El miércoles, en Tarragona ante el Nástic de Segunda B, llegará el segundo intento de mejorar las cosas. Tajo hay a todas caras. Además de la baja de Jair, cuya causa no hizo pública el club, fue notoria la ausencia de Guti, con pie y medio en el Almería, así como la de Kagawa, cuya salida del equipo puede tomar cuerpo en los días venideros. Por su parte, Raí, no fue citado pues aún está bajo los efectos de la lesión que sufrió hace 20 días con el Ibiza, donde jugó como cedido el curso pasado.

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