domingo, 14 de abril de 2024

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº35 (14.4.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº35 (14.4.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3647

 REAL ZARAGOZA 1-1 ELCHE 

0-1, min. 52: Mario Gaspar

1-1, min. 61: Azón

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Badía; Mouriño (Gámez, 57), Francés, Jair, Lecoeuche (Zedadka, 73); Aguado (Lluís López, 73), Moya; Valera (Grau, 57), Maikel Mesa; Azón y Bakis (Liso, 68).

Elche CF: Dituro; Josan (Arnau Puigmal, 93), Carreira, Mario Gaspar, Bigas, Clerc,; John, Nico Castro (Bermejo, 93), Tete; Nico Fernández (Mendoza, 80) y Mourad (Manu Nieto, 80).

Árbitro: Cordero Vega (Comité Cántabro). Amonestó a Mario Gaspar (44), Francés (67) y Jair (97).

Goles: 0-1, min. 52: Mario Gaspar. 1-1, min. 61: Azón.

Incidencias: Tarde veraniega, con 30 grados al inicio del partido. El césped de La Romareda presenta un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 27.500 espectadores. Volvieron, tras el otoño y el invierno, las pausas de hidratación en los minutos 30 de cada parte.

 

Real Zaragoza 1-1 Elche

40.5 % Posesión 59.5 %
3 remates dentro 2
7 disparos bloqueados 2
5 remates fuera 9
13 disparos recibidos 15
2 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 11
12 faltas cometidas 10
128 perdidas de posesión 133
43 recuperaciones de posesión 48
0 fueras de juego 4
xxxxxx

 El Real Zaragoza salva un punto de forma épica ante un Elche que pudo sentenciarlo antes del 1-1 final

Azón, en un gol surgido de la nada y gracias a su fe y acierto, empató el tanto inicial de los ilicitanos, que fallaron ocasiones cristalinas ante Badía.

Del mal, el menos. El 1-1 obtenido por el Real Zaragoza ante un Elche superior tiene mucho de afortunado. Tras un primer periodo igualado donde los ilicitanos ya apuntaron muchas mejores maneras que los zaragocistas, aturullados siempre con el balón y con los primeros síntomas de histeria de la temporada, el inicio de la segunda mitad sacó la peor imagen de los de Víctor Fernández, que pudieron ser goleados con tres goles claros consecutivos. Tras encajar solo uno, fueron capaces de inventarse la igualada gracias a una individualidad de Azón y salvar de forma épica un punto que puede ser de oro el día del juicio final.

El partido fue tenso. Se palpaban desde el pitido inicial las pulsaciones del corazón de los futbolistas, especialmente los zaragocistas, tan presionados ya por las circunstancias de la clasificación y la imparable reacción de los colistas desde hace un mes. En los primeros minutos, a todos los blanquillos les costaba decidir, con el balón en los pies eran un mar de nervios. El Elche, como avisó Víctor Fernández en la previa, comenzó a tocar y tocar el balón enseguida, en todas las zonas del campo. Con los carrileros Josan y Tete como fuelles de un acordeón que ponía hasta cuatro atacantes en línea, obligando a los aragoneses a un repliegue exagerado, que dificultó siempre el montaje de contragolpes. El balón se recuperaba muy atrás y faltaban piezas para dar continuidad veloz hacia el campo contrario.

Esta fue la base, el sofrito del guiso del primer tiempo. Un Elche mandón y un Zaragoza a remolque. Las ocasiones de gol llegaron con cuentagotas y, ciertamente, las mejores fueron las ilicitanas. Hasta en dos de ellas indultaron al cuadro aragonés de encajar sendos goles cantados. Una, en el minuto 9, cuando el veterano volante Mario Gaspar (internacional absoluto en su día y fuera de categoría aquí) remató a placer un mal rechace de Jair y el balón se le marchó fuera por centímetros, pegado al poste izquierdo de un batido Badía, a media altura. El ¡ohhh! en la grada demostró cuánto alivio se sintió al ver que no se movía la red. Y la otra, en el minuto 29, cuando Nico Castro aprovechó un pase al hueco de Josan, que dejó en evidencia siempre a Lecoeuche en la faceta defensiva, y se quedó solo ante Badía. El remate, de primeras, se fue también fuera del marco, pegado al mismo poste de la anterior jugada citada. Los mejores ataques visitantes llegaron siempre por el lado y el agujero del lateral galo.

Había sido el Real Zaragoza el primero en disparar a portería, Francés en el minuto 8 desde 25 metros, chut que le detuvo el argentino Dituro. Los remates zaragocistas, que fueron contados, llegaron siempre desde lejos, siempre síntoma de insuficiencia para llegar a las inmediaciones del portal rival con naturalidad. Así, en el 14, fue Aguado el que probó fortuna tras dos rechaces previos a la salida de un córner, pero su remate malo se marchó muy lejos de Dituro, cruzado, sin que nadie del área (Bakis, Mesa, Valera, Azón) pudiera meter el pie y cambiar la dirección de la pelota. Y en el 33 fue Mouriño quien trato de coger puerta, pero su derechazo desde muy lejos, tras jugada precedente de Lecoeuche (va mejor hacia arriba que hacia atrás), siguió la órbita del remate de Aguado. Mal, desviadísimo. Como se ve, los rematadores del primer tiempo fueron marcadamente extraños, anormales: dos defensas, Francés y Mouriño, y un medio centro con escaso bagaje ofensivo, Aguado. Toda una fotografía panorámica de lo desarrollado por el equipo.

Bakis fue una isla porque Víctor insistió en la variante de Valencia, volcando a Azón a la banda izquierda y metiendo a Mesa (muy indolente en balones claros) como mediapunta por el centro. Y Valera, que se movió por más terrenos, entrando al área con asiduidad en busca de desequilibrios sin balón, echó a perder dos incursiones buenas por tener que centrar con su pierna mala, la derecha, y optar por ese regate de más para pasar el balón a la zurda que siempre deteriora las jugadas en el momento clave. Moya, en la medular, no tuvo su tarde, muy fallón.

Se llegó al descanso con el 0-0 que a nadie molestaba. Mesa había cabeceado un saque de esquina en el segundo palo en el minuto 35 pero su compañero Azón evitó el peligro sobre la portería ilicitana. Otra metáfora del juego ofensivo zaragocista. El Elche daba muestras de poderío en el gobierno del partido pero, a la vez, denunció una falta de ambición ofensiva en su ataque que, claro está, vino muy bien al Zaragoza.

El segundo tiempo empezó sin cambios. Y de nuevo con el Elche en modo jefe de todo. Una falta lejana volcada al área zaragocista fue cabeceada por Bigas y Badía respondió con un paradón bajo palos. Era fuera de juego, pero fue un serio aviso en el minuto 46 de que, así, el Real Zaragoza estaba mucho más cerca de perder que de puntuar. No espabilaron los de Víctor y siguieron dormidos tras salir de la caseta. Mesa perdió un balón en zona de riesgo, Bigas se lo robó y, tras avanzar solo, chutó raso y colocado y Badía salvó el 0-1 abajo. El rechace lo desperdió Mourad, pero estaba en orsay, como antes su colega.

Semejante apagón, algo intolerable en un día tan exigente, acabó enseguida con el 0-1. Se vio venir y llegó. Una falta en el pico del área la tocó levemente Mario Gaspar con el empeine y fue suficiente para que la pelota entrase rasa superando a Badía, que se la tragó pese a tocarla sin pericia. Mal día para que el portero, propiedad del Elche, tuviera un error así. Era el minuto 52 y los cuervos y grajas empezaron a sobrevolar La Romareda. Víctor movió el banquillo y metió a Gámez y Grau. Lo singular fue que, además de Mouriño, se marchase Valera. Montó un 4-3-1-2 novedoso.

Lejos de reaccionar, el Real Zaragoza estuvo cerca de encajar el segundo tanto. Nico Castro, en el 58, remató fuera, cruzado un centro raso de Tete. Y en el 60, Mourad erró un gol cantado, a quemarropa, echando el balón junto al palo derecho por fuera. Se olisqueó lo peor. El público se cansó y empezó a protestar. La impotencia del equipo, con Bakis a la cabeza de las censuras por sus errores de Regional, disparó los pitos y las broncas como hacía tiempo. En estas, la casta del canterano Azón tiró un bote salvavidas al equipo. Una bendición.

En el 61, Iván le robó la pelota a la estrella rival de la tarde, Mario Gaspar, que se confió en la línea de fondo propia. Fue un arrebato de fe de Azón. Se orientó hacia atrás tras recuperar un balón perdido para todo el mundo menos para él y, con un zapatazo descomunal, ubicó la pelota arriba del todo, por encima de la figura del portero, logrando el 1-1 que nació de la nada más absoluta. El Elche debió ir ganando por tres goles al menos a esas alturas, pero perdonó la vida al Real Zaragoza y lo pagó carísimo. La jugada potable que en ningún momento fue capaz de engendrar el equipo aragonés se la patrocinó el propio Elche.

De repente, del andador de la muerte el equipo zaragocista entró al recibidor del posible éxito. Azón estuvo a un palmo del doblete en el 66 al cabecear fuera otro córner favorable. Y Liso, que acababa de sustituir a Bakis entre la repulsa definitiva de una afición que se ha hartado del ariete germano-turco, remató raso en el primer balón que tocaba y casi sorprendió por bajo a Dituro en el 70. Ahí, Víctor Fernández pensó en apuntalar el equipo con sangre fresca y acometió dos cambios sorprendentes por inusuales. Puso en el campo a Zedadka, como lateral zurdo, en vez del frágil Lecoeuche; y suplió a Aguado, muy cansado tras una tarde de infinidad de trabajo, por el central Lluís López, que entró con el rol doble de mediocampista o tercer central si tocaba. Un 4-4-2 en rombo. En frente, Beccacece mutó su delantera, apostando en el minuto 80 por Mendoza y Manu Nieto por si por ahí lograba llevarse el partido.

El duelo murió en el último cuarto de hora (con 8 de aumento) con dominio zaragocista. Los cambios, muchos y de mucha peculiaridad, no sentaron mal al equipo. Maikel Mesa amagó una ocasión a punto de llegar al 90. Zedadka, lateral a pierna cambiada, metió un centro raso divino al que nadie fue con fe al área chica. Remontar hubiera sido un sueño. Pero el Elche se apagó mucho y favoreció esa sensación en la recta final del envite. Solo una falta ‘in extremis’ lanzada mal por Arnau Puigmal en el 97 puso en riesgo el punto para el Real Zaragoza. La barrera disolvió el peligro y el 1-1 tomó cuerpo final. No es lo que se requiere en medio de tanto apuro. Pero, visto el desarrollo del choque, tiene hasta pequeñas gotas de milagro. Así de mal están las cosas

Un empate que no contenta a nadie

Igualada en La Romareda que no saca de pobre al Real Zaragoza ni le permite al Elche regresar a la promoción. Mario e Iván Azón, goleadores.

Empate en La Romareda que no saca de pobre al Real Zaragoza ni le permite al Elche regresar a la zona de promoción. Un gol de Mario Gaspar adelantó en el inicio de la segunda parte a los ilicitanos, que tuvieron el partido en su mano, pero la fe de Iván Azón le dio al equipo aragonés al menos un punto cuando tenía todo perdido.

Víctor Fernández es un entrenador de primer nivel, pero al Zaragoza, pese a su mejoría y recuperación anímica, todo le cuesta mucho y va a tener que sudar tinta china para conseguir la permanencia, mientras el Elche de Beccacece demostró que ha superado su crisis y que está para pelear hasta el final por su objetivo.

Los dos equipos se presentaron al partido repletos de urgencias: el Zaragoza, con sólo cuatro puntos de ventaja sobre el descenso y el Elche, fuera del ‘playoff’ después de tres derrotas consecutivas. Y fue la necesidad la que les incitó a ambos a nadar y guardar la ropa, a ser pacientes, a jugar sin prisas, a buscar la portería contraria, pero sin desorganizarse ni descontrolarse. Y así transcurrió la mayor parte de la primera mitad, donde el Zaragoza armó media docena de contragolpes, la mayoría mal resueltos, pero tuvo enfrente a un Elche que llevó la iniciativa, creó problemas entre líneas con Mario Gaspar y disfrutó de una inmejorable ocasión en las botas de Nico Castro a la media hora, justo antes del parón para la hidratación, porque se jugó con 30 grados. El Zaragoza fue de menos a más y sus mejores minutos fueron en el tramo final de este primer periodo, con una gran oportunidad de Mouriño, tras servicio de Lecoeuche que dejó pasar Valera.

El Elche volvió como un ciclón del descanso y después de ‘perdonar’ por dos veces al Zaragoza, en acciones en fuera de juego de Bigas y Mourad, Mario Gaspar rozó lo justo una falta lanzada por Nico Castro para descolocar a Édgar Badía en el minuto 53. El gol dejó aturdido al equipo aragonés y Víctor Fernández optó entonces por relevar a Mouriño y Valera por Fran Gámez y Jaume Grau y ordenar a su equipo en un 4-4-2 en rombo. El doble cambio no tuvo un efecto inmediato, porque Mourad perdonó el 0-2 en el minuto 60. Pero en la acción inmediata Iván Azón obtuvo premio a su pundonor e insistencia: recibió en largo de Marc Aguado, le ganó la partida Mario Gaspar en la línea de fondo y acabó definiendo con un gran derechazo al primer palo. Un gol providencial.

El empate acabó de propulsar al Zaragoza y al propio Azón, que tuvo el doblete en un cabezazo en el segundo palo a la salida de un córner. El que no apareció de nuevo en el ataque fue Bakis, en otra tarde de ausencia y relevado a veinte minutos del final por el juvenil por Liso, que amenazó a Dituro al poco de salir con un latigazo desde la derecha.

Víctor Fernández todavía agitó más a su equipo con otro doble cambio: Zedadka y Lluís López, que actuó esta vez de pivote, por Lecoeuche y Marc Aguado. También Beccacece movió su banquillo, dando entrada a Manu Nieto y Mendoza por el infortunado Mourad y por Nico Fernández. Pero ya nadie alteró el curso del encuentro. El Zaragoza, empujado por su público, lo intentó hasta el final con corazón, pero le faltó claridad frente a un rival que entero y que apenas concedió.

 

sábado, 6 de abril de 2024

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº34 (6.4.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº34 (6.4.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3646

 LEVANTE 2-1 REAL ZARAGOZA

1-0, min. 2: Brugué

1-1, min 19: Toni Moya

2-1, min. 86: Dela.

FICHA TÉCNICA

Levante: Andrés Fernández; Andrés García, Dela, Maras, Álex Muñoz; Algobia, Pablo Martínez (Giorgi Kochorashvili, 76); Rober Ibáñez (Iván Romero, 68), Brugué; Sergio Lozano (Carlos Álvarez, 76) y Fabricio (Dani Gómez, 58).

Real Zaragoza:  Badía; Mouriño (Gámez, 89), Francés, Jair Amador, Lecoeuche; Toni Moya, Aguado (Manu Vallejo, 89); Valera, Maikel Mesa (Jaume Grau, 86); Azón (Liso, 76) y Bakis.

Goles: 1-0, min. 2: Brugué. 1-1, min 19: Toni Moya. 2-1, min. 86: Dela.

Árbitro: Guzmán Mansilla (Comité de Castilla y La Mancha). Mostró amarillas a Mouriño (14’), Fabricio (44’), Marc Aguado (54’), Maikel Mesa (69’), Sergio Lozano (69’)

Incidencias: Partido de la jornada 34 jornada de liga en Segunda División jugado en el estadio Ciudad de Valencia. Hubo 16.360 espectadores en una tarde agradable. Más de un millar de zaragocistas acompañaron en tierras valencianas a su equipo. Césped en perfecto estado. Tarde agradable, con 18 grados.

 Levante 2-1 Real Zaragoza

59.7 % Posesión 40.3 %
3 remates dentro 6
10 disparos bloqueados 3
4 remates fuera 4
13 disparos recibidos 17
2 tarjetas amarillas 3
0 tarjetas rojas 0
14 faltas recibidas 18
19 faltas cometidas 17
139 perdidas de posesión 127
46 recuperaciones de posesión 44
1 fueras de juego 2
xxxxxx

 Levante-Real Zaragoza: una cruel derrota (2-1)

Un gol de Dela en el tramo final condena al Real Zaragoza contra el Levante después de un partido jugado de menos a más. El equipo de Víctor Fernández dio un paso atrás en el peor momento posible

Este tipo de partidos, jugados en la locura, el intercambio de golpes, el fútbol desatado, trepidante y vertiginoso, puede salir de cualquier modo si no se es concreto, y el Zaragoza no lo fue. No lo fue porque en una segunda mitad en la que cosió al Levante a contragolpes, con todo a favor, le faltó serenidad, reposo y definición para liquidar el asunto. El Levante, inferior desde que Toni Moya le empató el partido, en cambio, sí tuvo esa finura cuando la tuvo que tener y se llevó los tres puntos con un sartenazo de Dela con las tablas ya a la vista. El Zaragoza, así, no termina de dar ese paso que le dé tranquilidad clasificatoria, las alertas siguen en color naranja. Tuvo fútbol para más, supo leer bien los caminos que le abrió el rival, con una segunda parte jugada a la carrera, sumando ataques verticales y rápidos, un contexto a campo abierto, más reactivo que propositivo , en el que parece sentirse bien el cuadro de Víctor. Sin embargo, no le dio para ganar. El técnico aún no ha terminado de desterrar algunos de los viejos vicios y ha introducido algunos nuevos ya advertidos contra el Tenerife: los desequilibrios defensivos son el precio a pagar por ese intento de envalentonar el ataque del equipo. Todo tiene que tener su justa medida.

El Levante desmontó rápido al Zaragoza. No tuvo que exprimirse demasiado la cabeza ni hacer ecuaciones complejas. Tan solo observar la facilidad abierta con Azón en la banda izquierda. Porque Víctor, aunque mantuvo los mismos hombres de la victoria contra el Tenerife, dio una pincelada defensiva para proteger más el medio y removió el dibujo a un 4-2-3-1, con la contranatural decisión de emplazar a Azón como extremo izquierdo, en lugar de, si esa era la apuesta táctica, alinear ahí a un especialista como Liso. La idea era liberar al delantero centro hacia el área cuando el equipo se asentara arriba con balón, pero Azón perdió casi toda su energía corriendo en dirección contraria. Ya no es que no reúna las condiciones para jugar de extremo a pie cambiado, sino que no está habituado a los esfuerzos ni movimientos defensivos de esa zona. En un jugador que necesita frescura para atacar, es una condena. Y así el Levante olió sangre en ese territorio. La prueba es que Brugué, habitual hombre de banda izquierda, cambió de lado. Un tipo rápido, eléctrico, avispado, insistente que, con licencia para moverse por dentro, le dio la primera parte al Zaragoza.

Él fue el autor del gol que le puso al conjunto aragonés el partido cuesta arriba. Era el minuto dos. Brugué ya le había marcado al Zaragoza en la primera vuelta cabeceando ante Jair. Su estatura es la que es, y entonces se adelantó a todos por arriba, así que esta vez lo hizo por abajo. Se tiró en plancha a un saque de esquina de Pablo Martínez que botó lo justo para envenenarse y mandó la pelota a la red. La jugada del córner había nacido en la banda derecha, con Azón defendiendo en su área.

Al Zaragoza se le abría así un largo camino por recorrer. El inicio era el peor posible, porque el Levante hace de la velocidad y el vértigo su manual de estilo. Fabricio arriba era una amenaza constante. El equipo aragonés intentaba asentarse en campo rival, pero sin continuidad y exponiéndose mucho en la pérdida, desnudándose por dentro. Ofreciéndole al Levante múltiples vías de desahogo y peligro. Jair cortó providencial un balón que Fabricio ya se disponía a romper. El punta local exigió al máximo a Francés, vital y salvador en su papel de central corrector, defendiendo todo el ancho y guardando la espalda de Jair. El Zaragoza tenía un problema porque no lograba sostener el juego y ni asegurar su zona media.

La cosa no pintaba bien. El Zaragoza tenía la columna partida, inmovilizándose su bloque atacante y dividiéndose del resto del equipo, defendiendo muy largo y separado. Así que el conjunto de Víctor solo podía agarrarse a la trama con un gol como el que marcó Toni Moya. Un acción aislada que el mediocentro convirtió en una obra para colgar en La Seo: Maikel Mesa le dejó la pelota y el mallorquín le pegó como los ángeles, subiendo la pelota con la velocidad, el ángulo y la trayectoria exacta para acabar en la escuadra. Más que un gol fue un tratado de balística. Un golazo que le dio toda la vida al Zaragoza y metió el partido en un pulso entretenido, donde ambos equipos se la jugaron al ida y vuelta, con valentía, con ritmo, buenas circulaciones de balón y un fútbol abierto, a veces, imprudente y deficitario, pero vivo, agitado, osado, muy lejos de los corsés habituales de la categoría.

En cuanto al encuentro le saltaron los botones y corchetes, llegaron las ocasiones. Un centro de Toni Moya no encontró rematador al segundo palo. Respondió Fabricio, un delantero indescifrable, rocoso y rápido, muy interesante por su gama de movimientos, pero de decisiones inauditas: cuando tenía el gol delante se puso a recortar en el área, dando tiempo a Francés a aparecer con el extintor. Llegó el turno de Francés delantero, solo en el segundo palo: esta vez, su remate se fue a las manos de Andrés.

El Zaragoza alcanzaba el área rival, apreciándose en su fútbol una mejora de la calidad ofensiva. El Levante le brindaba los espacios para hacerlo, pero los atacantes aragoneses supieron interpretar bien ese terreno de operaciones. Si Francés tuvo la suya; el central del otro lado, Dela, también rozó el gol en una jugada ensayada. Un disparo de Pablo Martínez elevó el pulso del partido. Se jugaba con poco control, el Zaragoza entró al trapo, pero aún así la más peligrosa, al final del primer acto, la tuvo Fabricio. Una cesión criminal hacia atrás de Maikel Mesa propició la acción: el punta del Levante, sin embargo, la tiró al lateral de la red.

Del descanso el Zaragoza salió sin complejos, en la misma línea, atacando con precisión a la carrera a un rival con lagunas a su espalda, muy tímido sin la pelota. Un taconazo marca de la casa de Maikel Mesa dejó en posición de remate a Bakis. El turcoalemán tenía terreno para galopar, pero confía más en su cañón que en sus ruedas. Es como un tanque. Su tiro, con fogonazo, salpicó de metralla a Andrés Fernández. A continuación, Azón puso un balón al área al que Jair no le intuyó la dirección con todo a favor. El partido se jugaba de acuerdo al idioma que prefería el Zaragoza. Valera, con un contexto así, con metros para conducir comenzó a liderar contragolpes. Maikel Mesa tiró alta una falta muy peligrosa. Bakis trató de pedirla. Pero el mando de Mesa se impuso.

El Levante controlaba la pelota, pero el Zaragoza manejaba el partido. Bakis y Mouriño avisaron desde lejos. Los granotas fueron moviendo fichas. Dani Gómez se fue por el infatigable Fabricio. Luego, Iván Romero relevó a Rober Ibáñez. Los cambios mejoraron algo a los locales. En el minuto 72, llegó su primera opción clara de la segunda parte, pero Andrés García, con varias posibilidades de pase, se empachó de balón. El Zaragoza, bien gestionado por Toni Moya, contestó de Bakis, en una acción de alta costura, plena de calidad, que nos dice muchas cosas de este delantero y de lo que se ha perdido este año. El ariete vio a Mesa en el balcón donde se hace poeta, al filo del área, pero su tiro salió defectuoso. Víctor quitó a Azón, harto de correr, sacrificado y superviviente en la banda izquierda, y sacó a Liso. El canterano no tardó en amenazar con un tiro sobre el que se cruzó Dela. A partir de ahí, el Levante decidió irse a por lo que le tocaba. Tenía que ganar y dio ese paso, multiplicando riesgos. Jair se tiró con toda su vida a tapar a Brugué, el rechace le cayó a Dani Gómez y se fue alto.

El Levante había lanzado su moneda. El duelo podía salir para cualquier lado. Víctor vio la jugada y miró en amarrar el empate por si las moscas, retirando a Mesa y agregando contenido defensivo con Jaume Grau. Una medida conservadora de Víctor, un pasito atrás, en el peor momento. El Zaragoza lo pagó.

El central Dela, extraordinario toda la tarde, ganó campo sin oposición, avanzando con aplomo. Nadie le encimó ni le metió el pie. No quiso ser menos que Moya. Se sacó una ‘folha seca’ digna de Copacabana que le explotó en la cara a Badía y al Zaragoza. Un gol que condenó todo un partido. Ya sin margen apenas, Víctor recurrió a Manu Vallejo y Gámez. Aún tendría su equipo la última, pero Valera gestionó mal un ataque con clara superioridad. Ni pasó ni pensó. La tiró adonde le dio la gana y así se le puso el broche a una derrota a la que Jair casi da rescate con una chilena final.

 

lunes, 1 de abril de 2024

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº33 (31.3.2024)


LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº33 (31.3.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3645

 REAL ZARAGOZA 3-1 TENERIFE 

1-0, min. 5: Francés

1-1, min. 36; Ángel

2-1, min. 44: Azón

3-1, min. 49: Maikel Mesa.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Badía; Mouriño, Francés, Jair, Lecoeuche; Aguado, Moya; Valera (Gámez, 83), Maikel Mesa (Grau, 74); Azón (Sergi Enrich, 83) y Bakis (Liso, 58).

CD Tenerife: Soriano; Mellot, Sipcic (Corredera, 28), León, Nacho Martínez (Buñuel, 28); Sergio González, Bodiger; Luismi Cruz, Roberto López (Romero, 72), Waldo Rubio (Rahmani, 65); y Ángel (Gallego, 72).

Árbitro: Caparrós Hernández (Comité Valenciano). Amonestó a Nacho Martínez (7), Buñuel (68) y Corredera (93).

Goles: 1-0, min. 5: Francés. 1-1, min. 36; Ángel. 2-1, min. 44: Azón. 3-1, min. 49: Maikel Mesa.

Incidencias: Tarde fresca en Zaragoza, con viento frío en un día nublado, con 14 grados al inicio del duelo (las 16.15), estrenando el horario de verano instaurado en la madrugada previa. El césped presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 18.500 espectadores.

Real Zaragoza 3-1 Tenerife

33.5 % Posesión 66.5 %
6 remates dentro 4
3 disparos bloqueados 1
2 remates fuera 4
9 disparos recibidos 11
0 tarjetas amarillas 3
0 tarjetas rojas 0
13 faltas recibidas 14
15 faltas cometidas 14
147 perdidas de posesión 145
69 recuperaciones de posesión 60
1 fueras de juego 0
xxxxxx

El Real Zaragoza pone fin a la crisis dos meses después con un gran partido

La mano de Víctor Fernández se notó sobremanera en su tercer partido al frente del catatónico equipo heredado de Velázquez y derrotó 3-1 al Tenerife con goles de Francés, Azón y Mesa.

Mano de santo. Mano de Víctor Fernández. El Real Zaragoza, en el tercer partido del técnico aragonés al frente del catatónico equipo que heredó hace 18 días de Velázquez, puso fin a su grave crisis dos meses después de su colapso y derrotó 3-1 al Tenerife en un gran partido en este Domingo de Resurrección. Volvió el gol, regresó el fútbol ofensivo, las ideas de profundidad y llegada colectiva al área rival y, con ello, la décima victoria de todo el año que aleja el peligro del descenso a 8 puntos.

¡Tiempos nuevos!, pensó y habló voz en alto más de uno en la grada de La Romareda mientras discurría el primer cuarto de hora del partido. Parecía otro Zaragoza. Un equipo fluido, ágil, vertical, con llegada de cuatro y cinco futbolistas al área tinerfeña en cada ataque. Hubo ocho minutos, los iniciales, en los que las anotaciones salieron a una por minuto. Inaudito en todo el año. Fue una lástima que en ese tramo del duelo los aragoneses no lograsen más que un gol y no se fueran a un 2-0 o un 3-0, que merecieron por ímpetu, implicación y llegadas claras al área de Soriano. Solo este primer párrafo ya define lo novedoso de lo visto este domingo en el estadio municipal. Fuera de lo normal, extraordinario (más allá de lo ordinario, en este caso).

En el minuto 2, Azón se fue solo tras un error de Sipcic, dudó qué hacer, no decidió asistir a Valera o Bakis, que lo acompañaron bien en la carrera, chutó forzado y Soriano echó el balón a córner. En el 3, a la salida de ese saque de esquina, un descarado Mouriño cabeceó el centro de Moya y sacó León bajo palos, con el portero rebasado. En el 4 fue Maikel Mesa el que remató con la frente, en carrera, un centro de Azón. El balón, picado, lo despejó de nuevo el portero canario a córner con enormes apuros. Y como desembocadura de esta pelota parada, en el 5, Francés firmó el 1-0, un golazo con la zurda, tras controlar con el pecho en el segundo palo la acción de estrategia. Puso el balón en la misma escuadra derecha, a bote pronto. Precioso. El público de La Romareda se frotaba los ojos ante lo que veía. Como dijo Víctor Fernández hace unos días, este grupo puede dar más, mucho más de lo que estaba dando.

Se gustó tanto el equipo blanquillo en su plan ofensivo que, naturalmente, descuidó varias veces su retaguardia. Es el fútbol de Víctor de siempre: abierto, con todo lo que eso quiere decir y acarrea. Así, en el minuto 6, Waldo Rubio aprovechó el único fallo de un sorprendente, por brillante, Moya y disparó alto desde la corona del área completamente solo. Fue el primer aviso de un Tenerife que despertaría más tarde. Tuvieron que pasar más sudores fríos los insulares en su tarea defensiva porque el Zaragoza siguió atacando sin cesar. Valera lo intentó todo, falto de iniciativa y rapidez de reflejos varias veces. Mouriño fue un lateral profundo, para sorpresa de muchos. Maikel Mesa, como interior zurdo, percutió bien mientras estuvo entero físicamente (luego, cansado, bajó revoluciones). Y arriba, Azón y Bakis conformaron un dúo fijador de centrales y con mucho movimiento, abriendo líneas de pase en cada momento. Víctor prescindió del juvenil Liso de entrada y apostó por un 4-4-2 que dejó epatado a su homólogo Asier Garitano.

El 2-0 no subió al marcador por un centímetro de fuera de juego de Mesa, que cabeceó a la red un rechace de Soriano a disparo de Azón en el área en el minuto 14. Fue una pena no romper ahí el duelo. El citado Garitano no se lo pensó dos veces y rectificó su proyecto de partido en el minuto 25. Doble cambio: a la ducha el central Sipcic y el lateral Nacho Martínez (tarjeteado y nervioso) y al césped Corredera y Buñuel. Había previsualizado un partido defensivo, largo, y el Zaragoza de Víctor se lo había reventado desde el pitido inicial.

Le vino bien al cuadro tinerfeño la mutación. Entró en el partido de lleno. Ángel y Roberto López, exzaragocista y zaragozano respectivamente, tuvieron sendos mano a mano en los minutos 17 y 25. El primero, tras un error de exceso de confianza de Mouriño, lo salvó Badía con poso. El segundo también lo abortó el portero local en dos veces. De repente, había rival. Por eso se sospechó que el 1-0 se había quedado escaso para los merecimientos adquiridos. Y el fútbol, tan fiel a sus máximas, castigó al Zaragoza por esta grieta. El 1-1 lo marcó el incombustible Ángel en el tercer mano a mano extraído por los del Teide a espaldas de los centrales. No fue fuera de juego por dos dedos. Avanzó, quebró a Francés en su repliegue desesperado y batió raso a Badía en el minuto 36. Fue un mazazo. Sonó a inmerecido. El exblanquillo, todo un detalle, no lo celebró.

El equipo de Fernández debía volver a empezar. Hacía rato que había bajado el diapasón. Ahí tiró del carro Moya, con algunos detalles de Mesa y la buena continuidad de Aguado, para volver a generar ataques con cierto rigor. Nunca al tuntún, como ha sido hábito todo el curso. Y, justo antes del descanso, un contragolpe de libro de Moya (iniciado de tacón por Bakis casi en área propia) tuvo una conducción profunda y decidida de 50 metros, un pase a la izquierda a Azón (había dos líneas de pase más) y una definición magnífica del aragonés, quiebro previo incluido a Bodiger. Fue el 2-1 en el minuto 44. Una joyica.

Antes del intermedio, en el tiempo de aumento, Azón volvió a arrancar solo hacia el área, a un ritmo lento propio del agotamiento, que no culminó bien porque su pase a Valera, bien ideado, se quedó corto y lo restó León ‘in extremis’. El refrigerio, el parón de mitad de tarde, se vivió en un ambiente de alivio por el marcador y de satisfacción por la nueva cara del equipo. Hacía falta algo así. Justo esto, probablemente.

El segundo tiempo empezó del mejor modo posible para los zaragocistas. Enseguida llegó el 3-1, cuando en el 49 Maikel Mesa (tinefeño, no lo celebró tampoco) conectó una volea sobre la marcha en el segundo palo, a centro largo de Valera, y el balón entró como un obús en la red canaria. Otro gol de alta calidad. El Tenerife, si pretendía acorralar al Zaragoza en busca del 2-2, se quedó petrificado con este tanto tan oportuno que enardeció a la afición. En plena euforia global, en el minuto 50, el mal árbitro que es el valenciano Caparrós se comió un penalti como una catedral por zancadilla (barrido) a Valera en una incursión en el área. El VAR lo revisó, pero el cántabro López Toca (otro que tal baila) no quiso torcerle el morro a su colega. Hoy por ti, mañana por mi. El VAR tiene estos vicios. El género penalti es algo que parece vetado para el equipo zaragocista. En otros lares es algo mucho más común.

Víctor Fernández quitó del campo al apagado Bakis y metió a Liso a falta de más de media hora. Mesa dejó la banda y se fue de segundo punta. Los del archipiélago también buscaron sangre fresca con Rahmani en ese punto culminante del guion del partido. El fútbol, para entonces, ya era de mucho más control por parte zaragocista. Ya no se vieron tantas alegrías ofensivas. Algo natural. La plasmación del cambio de talante ya estaba inoculado en las venas de los seguidores blanquillos.

Hasta el minuto 71 no hubo otra aproximación seria de los zaragozanos al marco de Soriano. Una jugada por la derecha de Azón la remató con la pierna mala Lecoeuche (sí, un lateral en ataque) y paró Soriano sin problemas. Ante la inoperancia de su equipo, Garitano relevó a los dos delanteros y puso en danza a Gallego y a Romero en el último cuarto de hora por si le sonaba la flauta. El 3-2 pudo llegar en un córner raso botado en el minuto 73 que tocó lo justó Luismi Cruz y obligó a Badía a una gran parada a ras de hierba. Víctor empezó a amarrar el triunfo con firmeza y retiró a un ovacionado Mesa para apuntalar la media con Grau a base de un claro 4-1-4-1. La variedad de la pizarra fue también algo llamativo en positivo en este día tan importante.

En el minuto 80 Jair estuvo a punto de meter en el partido al Tenerife con una cesión suicida a Badía que le había adivinado previamente Gallego. No oyó el runrún de la grada, que anunció el desastre inútilmente. El punta tinerfeñista encaró al portero y su chut raso, de rosca, salió fuera a un milímetro del poste derecho. Menos mal porque, si no, el padecimiento final hubiera sido de órdago. Aprovechó Víctor para acabar las sustituciones y poner a Gámez de extremo (le gusta ese doble lateral) y dar minutos a Sergi Enrich, en vez de Valera y del aplaudido Azón, que volvió a ver portería casi medio año después. Todo con el viento de cara. Qué bien se navega así. Ya hacía días, semanas, meses.

El pitido final del árbitro se celebró con alegría en los graderíos. La gente se fue a casa feliz, satisfecha. Esta vez mereció mucho la pena ir al fútbol. Así, sí. Con 41 puntos aún hay que remar para alcanzar el mínimo que garantice no pasar apuros en la zona baja. El equipo había empezado el partido en el puesto 16º con el miedo en los talones. Este triunfo, obligado y de máxima necesidad, calma el pulso del zaragocismo y abre la caja de las esperanzas de nuevo. Víctor Fernández trajo las llaves hace un par de semanas. Una pena que no hubiera sido en noviembre. Cuatro meses antes, la temporada hubiera sido bien distinta. Quizá casi nadie lo dude. Quizá.

Victoria reparadora del Zaragoza

La misión de rescate de Víctor Fernández no está completada, pero sí encaminada: el descenso queda ahora a ocho puntos. El Tenerife, sin puntería, se mantiene en tierra de nadie.

Domingo de resurrección en el Real Zaragoza. La misión de rescate de Víctor Fernández no está completada, pero sí encaminada. En un partido definitorio, el Zaragoza se reencontró con la victoria ocho jornadas después y le dio una alegría a su sufrida parroquia. La tarde fue completa en La Romareda, porque el equipo aragonés puso fin a una calamitosa sequía goleadora e Iván Azón se quitó de golpe toda su frustración acumulada. El Zaragoza tuvo algún momento de duda y flaqueza en el primer periodo tras el empate del Tenerife, pero jugó siempre para ganar y obtuvo su recompensa. El descenso queda ahora a ocho puntos, una distancia que ofrece cierta tranquilidad cuando quedan nueve jornadas para el final del campeonato.

Víctor Fernández sorprendió con la dupla Azón-Bakis en ataque, además de disfrutar del providencial regreso del caudillo Francés al eje de la defensa, una vez cumplidas sus obligaciones con la Rojita, mientras Garitano presentó otras dos novedades en el once del Tenerife: Sipcic y Roberto López entraron por Corredera y Enric Gallego.

El Zaragoza salió como un cohete, con un fútbol explosivo y vertical, y no tardó en inclinar el partido de su lado. Primero amenazó Iván Azón, después Maikel Mesa y, a los cinco minutos, Francés pobló La Romareda de pañuelos y de bufandas con un golazo de bandera. Toni Moya lanzó un córner muy pasado y el central, gobernador de las dos áreas, controló con el pecho y a bote pronto clavó un zurdazo por toda la escuadra. Fue su tercer gol del campeonato, un gol que ponía fin a una racha de cinco encuentros sin ver puerta del equipo aragonés.

El Zaragoza no se contentó con el 1-0 y siguió buscando la portería del Tenerife. Pudo haber sentenciado el duelo al cuarto de hora, pero Maikel Mesa estaba por centímetros en ‘orsay’ antes de su certero cabezazo en plancha. El Tenerife se encontraba a merced, o eso parecía, pero un error mayúsculo de Mouriño, tan impetuoso y contagioso como discontinuo en sus acciones técnicas, en una cesión de mecha corta dejó solo a Ángel delante de Edgar Badía y, aunque el portero salvó un empate cantado, el Zaragoza perdió desde ese momento el control del partido. Todavía tendría el Tenerife otro mano a mano de Roberto López con Edgar Badía antes de que, a dos minutos de la media hora, a Asier Garitano no le gustara lo que veía e introdujera un doble cambio -Corredera y Buñuel por Sipcic y Nacho-, que le dio a los visitantes el dominio y la iniciativa. A la tercera fue la vencida y en un balón largo de Luismi Cruz, Ángel recortó a Francés y no perdonó esta vez ante el guardameta. Empate a uno, nervios en el Zaragoza y viento de cola en el Tenerife.

Pero cuando peor estaba el Zaragoza, una contra que condujo Toni Moya permitió a Iván Azón sacudirse sus penas, que en los últimos cinco meses han sido muchas. El ariete aragonés controló la pelota en el pico del área grande y batió a Juan Soriano con un derechazo con comba en el minuto 45. Y aún tendría otra gran ocasión el Zaragoza en el descuento de la primera parte, pero Azón, cansado de la carrera anterior, no acabó de servir con precisión a Valera con todo a su favor.

El inicio de la segunda mitad fue un calco de la primera: un Real Zaragoza al galope y un Tenerife dormido. Y así, en el minuto 49, un centro desde la izquierda de Valera lo mandó a la jaula Maikel Mesa de un imponente derechazo de volea. Noveno gol del tinerfeño y partido resuelto.

El Zaragoza se dedicó a administrar su ventaja sin problemas y hasta con suficiencia, mientras el Tenerife, que pierde su última y remota ocasión de engancharse a la pelea por el ‘playoff’, apenas hizo ruido después del descanso y no supo aprovechar en las botas de Enric Gallego una cesión terrorífica de Jair para meterse en el encuentro a diez minutos del final.