viernes, 11 de octubre de 2024

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº9 (11.10.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº9 (11.10.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3663

 TENERIFE 2-3 REAL ZARAGOZA 

1-0, min. 11: Aarón

2-0, min. 49: David Rodríguez

2-1, min. 73: Bazdar

2-2, min. 78: Azón

2-3, min. 87: Badzar.

Ficha Técnica

CD Tenerife: Salvi; Mellot, Gayá, León, Medrano (Rubén Alves, 76); Sergio González; Luismi Cruz (Waldo Rubio, 71), Diarra, Dani Fernández (David Rodríguez, 46), Aarón (Maikel Mesa, 82); y Ángel (Gallego, 46).

Real Zaragoza: Poussin; Calero, Lluís López, Vital, Tasende; Keidi Bare (Moya, 59), Aguado (Pau Sans, 46); Aketxe (Francho, 94), Soberón (Azón, 46), Adu Ares (Liso, 59); y Bazdar.

Árbitro: Lax Franco (Comité Murciano). Expulsó a Sergio González (24) por juego violento sobre Aketxe. Amonestó a León (36), Tasende (49), Adu Ares (59), David Rodríguez (69), Vital (74) y Waldo Rubio (96).

Goles: 1-0, min. 11: Aarón. 2-0, min. 49: David Rodríguez. 2-1, min. 73: Bazdar. 2-2, min. 78: Azón. 2-3, min. 87: Badzar.

Incidencias: Tarde calurosa, con 26 grados al inicio del partido (20.30 hora peninsular), en un día nuboso con un alto índice de humedad (el 79%), que provocó una sensación pegajosa. El césped estuvo muy irregular, con zonas de baches y calvas en la hierba. El Real Zaragoza vistió de avispa, amarillo y negro. En las gradas hubo alrededor de 15.000 espectadores. Hizo el saque de honor el exjugador de baloncesto Sergio Rodríguez.


 Tenerife 2-3 Real Zaragoza

32.4 % Posesión 67.6 %
2 remates dentro 11
4 disparos bloqueados 6
3 remates fuera 4
21 disparos recibidos 9
4 tarjetas amarillas 3
1 tarjetas rojas 0
13 faltas recibidas 15
15 faltas cometidas 13
122 perdidas de posesión 144
43 recuperaciones de posesión 42
0 fueras de juego 5
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El Real Zaragoza remonta un 2-0 adverso en los últimos 20 minutos y arregla una noche difícil (2-3)

Dos goles tempraneros, uno al inicio de cada parte por parte del Tenerife, casi tumbaron a un desnortado equipo aragonés. Solo en los últimos 20 minutos cuajó la reacción y Bazdar (2 veces) y Azón dieron la vuelta al marcador ‘in extremis’.

Al Real Zaragoza le van las fuertes emociones. Esta noche de víspera del Pilar ganó 2-3 en Tenerife, al colista de la liga que jugó en inferioridad 70 minutos, después de ir perdiendo 2-0 a falta de 17 minutos y dar la sensación de que se venía otro batacazo. Lo del Heliodoro fue un catálogo de imprecisiones y anomalías que, al contrario que el día del Racing, acabó felizmente.

El primer tiempo del Real Zaragoza fue un drama, por momentos un caos. Ni supo jugar contra once, del minuto 1 hasta el 24, ni frente a diez rivales, del 24 al 50 (eso duró), tras la expulsión justa de Sergio González por juego violento sobre Aketxe. De entrada, no se puede salir a los partidos dormidos. Sin activar. Mirando al tendido. Y después, la capacidad de reacción de los futbolistas se demuestra cuando las cuestiones del fútbol se tornar favorables. En el Heliodoro, el retocado Zaragoza de Víctor, con cuatro caras nuevas respecto de la última derrota ante el Racing de Santander en casa (Lluís López, Aguado, Keidi Bare y Adu Ares), no supo entender lo que debía hacer nunca en una primera mitad que debió gobernar más y mejor.

Ya en el minuto 2, en la primera acción del duelo, una falta lateral centrada desde la banda de banquillos la remató León al poste derecho de un petrificado Poussin. La fortuna estuvo con los aragoneses, pues la pelota volvió al campo como pudo ir dentro, pues dio en la parte interna del palo. No se dieron por aludidos los despistados muchachos avispas, que concedieron en la siguiente llegada canaria el tanto que abrió la lata. Lo marcó un juvenil de 17 años, debutante, Aarón, medio centro menudito. En el minuto 11 recibió solo en el área. Lo fijó en la marca Aguado, con desdén, dándole metro y medio y pensando que podía sujetarlo con la mirada. Eso, en el fútbol, es un suicido. Colectivo, además. Aarón controló, bailó de cintura al zaragocista y colocó la pelota a media altura al palo cercano. Poussin, lento de reacción, se la comió porque la distancia del trallazo era muy próxima. Para hacérselo mirar los protagonistas.

Tuvo el Real Zaragoza antes una primera llegada, con disparo de Tasende (más extremo que lateral) en el minuto 7 que Salvi (portero del Tarazona el año pasado) echó a córner con apuros por raso. A la salida del saque de esquina, Soberón taconeó el centro de Aketxe, fuera por un metro. Ya después del tanto de Aarón, Bazdar (una máquina de perder balones por exceso de lujos largo rato) falló el 1-1 en una cesión atrás de Dani Fernandez a su portero, temeraria, que donó el tanto al serbio… pero remató al cuerpo del guardameta. No se pueden perdonar estas cosas. Han de penalizar al que falla, como le sucede siempre al Real Zaragoza. Matiz importante este.

Los chicharreros solo tuvieron vida futbolística hasta la roja directa a su pivote único, Sergio González, que le metió los tacos en la cara al citado Aketxe en una acción desmesurada en el minuto 24. Bien el árbitro. Quedaban 21 al menos para el descanso y, entre la histeria de la caliente afición insular, que protestó hasta que se hiciera de noche o que los zaragocistas respiraran, el equipo de Víctor Fernández no supo cómo buscarle las cosquillas a los locales. Fue un canto constante a la impotencia. Pases laterales, apoyos atrás, pero pocos desbordes (Ares no se fue nunca, Aketxe entró por dentro siempre y las bandas fueron para los laterales, Calero y Tasende) y escasos remates de veras.

En el 36 hubo un gol anulado a Keidi Bare, que remató un pase de Bazdar, pero el balcánico partió en fuera de juego claro. Y las otras dos opciones para el 1-1 llegaron en el aumento. Primero, Bazdar se fue en el área con algo de fortuna y remató flojísimo a las manos de Salvi. Y después, otra jugada polémica en la que un acongojado Lax Franco no se atrevió a pitar penalti sobre Keidi Bare por un manotazo en la cara de Gayá. Era dentro y roja. Lo sacó fuera (pitó falta) y solo mostró amarilla al central local. Aquí se hundió el caché del juez del partido. Miedoso. Aketxe tiró mal la falta, alta. Y a la caseta todos.

En el intermedio, Víctor echó al equipo arriba y buscó cosas con dos sustituciones. Azón entró por un apagado (y lesionado) Soberón y Pau Sans relevó al desvanecido Aguado. En frente, Mel movió dos fichas también. Cambió el ‘9’, Gallego por Ángel, y metió a David Rodríguez por Dani Fernández. En contra de lo previsto, fue el Tenerife en inferioridad el que mejor volvió a salir de la caseta. Este Zaragoza pareció una panda de colegas pusilánimes que salen por salir, por dar una vuelta y volver a casa. Terrible.

Y en el minuto 4 de la reanudación ya estaba el 2-0 en el marcador. El cuadro canario, en inferioridad, tuvo más sangre que los aurinegros. El recién entrado David Rodriguez, fusiló a quemarropa a Poussin tras un error en el despeje de Calero. Del drama se pasó a la tragedia. No había por dónde entender este torcido partido que era ya una cuesta arriba, un puerto fuera de categoría.

Al cuarto de hora, Víctor introdujo a Liso y Moya en vez de Ares y Bare. Un minuto antes, Azón había fallado el enésimo gol suyo de este curso, en un mano a mano favorable que estrelló sobre las piernas de Salvi, en su salida desesperada. En lo sucesivo, el dominio fue del Zaragoza por completo. Era lo natural. Pero todo fue muy alborotado. Faltaban los últimos pases, los remates. O sea, lo crucial. Tuvo que surgir Pau Sans, el chaval, para en el 73 inventarse un eslalon, rematar raso y, el rechace de Salvi, ser remachado a gol a puerta vacía por Bazdar, en versión oportunista. Faltaban 17 minutos y el aumento, y el 2-1 abría la puerta a la esperanza.

La opción tomó cuerpo en cinco minutos. Un córner de Aketxe lo cabeceó por arriba Azón y superó a Salvi. Era en 78 y aún cabía arreglar el desaguisado ‘in extremis’. Y se hizo. Antes del 2-3, Aketxe probó desde lejos a Salvi, cuyo rechace apurado lo remató fuera Vital por muy poco en el 81. Y la explosión de alegría surgió en el 87, cuando Badzar hizo doblete, al aprovechar un pase en el área de Lluís López, metido a delantero. Aun pudo sumar el serbio el tercer en su cuenta, el que hubiera sido el 2-4 en tiempo de aumento. Pero le pitaron fuera de juego, se supone que milimétrico vista la televisión.

El final del duelo trajo la satisfacción, los gestos de gran alivio de los zaragocistas, que estuvieron muy cerca de embocar una sensación de crisis que se venía barruntando por mimetismo con años anteriores y que, así, queda disuelta de raíz. El Real Zaragoza se echó a dormir en la isla 2º clasificado. Arriba del todo, como desde el inicio de la liga. Se regateó un sapo gigante que se venía encima de los de Víctor Fernández.

 

sábado, 5 de octubre de 2024

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº8 (5.10.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº8 (5.10.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3662

 REAL ZARAGOZA 2-3 REAL RACING

0-1, min. 32: Pablo Rodríguez

0-2, min. 40: Íñigo Vicente

1-2, min. 56: Tasende

2-2, min. 66: Soberón

2-3, min 70: Aldasoro

FICHA TÉCNICA

Real Zaragoza: Poussin; Iván Calero (Luna, 92) , Kosa, Bernardo Vital, Tasende; Toni Moya, Francho Serrano (Pau Sans, 79); Aketxe, Liso; Samed Bazdar (Azón, 72) y Soberón (Alberto Marí, 79).

Racing: Ezkieta; Michelín (Pol Moreno, 80), Manu Hernando, Montero, Saúl; Vencedor, Aldasoro; Andrés Martín (Castro, 54), Pablo Rodríguez (Suleiman, 54), Íñigo Vicente (Íñigo Sainz-Maza, 54); y Arana (Ekain, 73).

Goles: 0-1, min. 32: Pablo Rodríguez. 0-2, min. 40: Íñigo Vicente. 1-2, min. 56: Tasende. 2-2, min. 66: Soberón. 2-3, min 70: Aldasoro.

Árbitro: Sesma Espinosa (Comité de La Rioja). Mostró amarillas Francho (4’), Vital (14’), Íñigo Vicente (41’), Pablo Rodríguez (45’), Ezkieta (62’), Toni Moya (84), Montero (98') . Expulsó a Manu Hernando por doble amarilla (2’ y 50).

Incidencias: Partido de la octava jornada jornada de liga jugado en La Romareda ante 23.000 espectadores. El césped presentó una mala imagen, con mucha arena y zonas vacías.

Real Zaragoza 2-3 Real Racing

62.3 % Posesión 37.7 %
8 remates dentro 6
2 disparos bloqueados 2
8 remates fuera 6
14 disparos recibidos 18
3 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 1
10 faltas recibidas 12
13 faltas cometidas 11
157 perdidas de posesión 119
44 recuperaciones de posesión 46
3 fueras de juego 2
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El Racing desnuda a un pobre Real Zaragoza (2-3)

Después de una calamitosa primera parte, la expulsión de Manu Hernando marcó un punto de inflexión en el partido y permitió revivir al Zaragoza en superioridad con goles de Tasende y Soberón. Sin embargo, no ofreció ya respuesta a un golazo de Aldasoro. Aketxe falló un penalti en el 98.

El Racing le hizo el nudo del ahorcado al Real Zaragoza con el cachirulo, condenándole las fiestas del Pilar y aguando cualquier euforia que pudiera haberse generado con un equipo al que ya le afloran desajustes y debilidades que, de momento, le impiden ponerse a la altura de determinados colectivos. Uno de esos conjuntos de anatomía y funcionamiento superior es el Racing, que inundó de fútbol al Zaragoza en una tarde alocada y volcánica, con más giros de guion que una telenovela: un repaso con todas las letras de José Alberto a Víctor Fernández en la primera parte, la roja decisiva de Manu Hernando para el despertar aragonés, el empate con Tasende y Soberón, el golazo de Aldasoro y el penalti fallado por Aketxe en el minuto 98.

El Zaragoza, que da más pasos hacia atrás que hacia delante, fue inferior. No estuvo cómodo en el encuentro en ningún momento. Empató más por carácter, con acciones más aisladas que cuajadas dentro de un plan, y su entrenador, en el global del duelo, no le dio las soluciones con la pelota que sí tuvo un Racing repleto de vitalidad, automatismos e identidad. Víctor Fernández ni enfocó el partido con tino contra un rival muy poderoso por dentro ni gestionó los cambios con acierto. Un partido que se jugó en un césped lamentable, pero que también pisaron los cántabros.

A la tarde rápidamente se le intuyó el pentagrama, cómo iba a tocar las cuerdas el Racing y cómo al Zaragoza se le iba a echar encima el viento. Las diferencias en la pizarra eran, por así decirlo, abismales. Entre la jerarquía, organización y fortalezas del Racing y las debilidades, desnaturalización y deformidades del Zaragoza. José Alberto puso en órbita a Víctor Fernández siendo fiel a su estilo, yendo a por el partido, evadiéndose del escenario, con valentía, iniciativa y hambre. Le fabricó trampantojos en todos los rincones del campo, engaños posicionales en los que se perdía y se desorientaba el equipo aragonés, donde Soberón regresó al once, formando así, con Kosa y Tasende, el trío de novedades respecto a Gijón.

Desde el principio, el Racing, sobre la base de un 4-2-3-1, anunció su fútbol oceánico e intempestivo. Fue una oleada de verticalidad, precisión táctica, rupturas de líneas, avances, paredes interiores, defensa adelantada… Intensidad defensiva y ofensiva a la que el Zaragoza no pudo hacer frente. Los cántabros acumulaban gente a las espaldas de la tímida presión aragonesa y en zonas interiores, donde Francho y Toni Moya estaban en inferioridad clara. Ni una ayuda llegó desde el banquillo en forma de ajuste cuando al Zaragoza era notorio que le faltaba un mediocampista más.

Un tiro lejano y alto de Vencedor y un disparo descarriado de Arana tras una gran jugada visitante abrieron las hostilidades. El Real Zaragoza se agrietaba. El Racing predicaba un fútbol en movimiento, de tocar y pedir, de asociarse a la espalda de los rivales, de apoyos y continuidades, de tercer hombre, de conducciones de Aldasoro… El resultado fue un fútbol enfurecido, punzante y trenzado. Un fútbol muy vistoso y fresco. A Arana le anularon un gol por fuera de juego tras una soberbia elaboración colectiva inspirada por Vicente y Pablo Rodríguez.

Aquí se libró una bala. Pero llegaron más. Andrés Martín probó a Poussin, Arana insistió… El Zaragoza no construía, no tenía base en el juego, no salía de su defensa, vivía así encapsulado por la defensa tan agresiva y avanzada del Racing, quien se protege hacia adelante, con osadía, pero también pulcritud táctica. Los aragoneses quedaban condenados al golpeo largo e improductivo, mientras sus líneas se separaban demasiado, una gozada para las centelleantes transiciones cántabras.

Un cabezazo desviado de Bazdar fue el modo que tuvo el Zaragoza de decir que estaba en el partido. El serbio piensa a otra velocidad, es un jugador con una impecable consciencia territorial. Lo intuye todo antes que nadie, y así probó desde casi el mediocampo a un Ezkieta adelantado.

Pero el zarpazo bueno lo dio Arana. Le ganó un balón a Vital, en un fallo grosero del portugués, desplumado por el Racing durante toda la tarde. La pelota llegó a Andrés Martín y metió el balón en el área, donde Pablo Rodríguez le puso una puntera de gol. La jugada se revisó en el VAR por la posible implicación de Arana en el saque de puerta de Poussin estando en el área, pero el colegiado dio gol.

Buen pelotero Pablo Rodríguez, el eslabón perfecto de todo el ataque del Racing, fino, ingenioso, con desparpajo y colmillo. Le quitaría un balón de nuevo a Vital que casi acaba en gol, justo antes de que un pase exacto y profundo de Andrés Martín le tendiera una alfombra a Íñigo Vicente, quien elevó el balón con una vaselina sobre Poussin.

El Racing hacía música, interpretando su partitura de memoria. En el Zaragoza no había nada, solo impotencia, fragilidad y problemas con el balón. A los intentos de Bazdar apenas se incorporó un remate de Aketxe en la frontal y una falta de Moya. Al descanso, el Zaragoza llegó pulverizado por el rival: dos goles, nueve disparos y cuatro ocasiones le hizo el Racing.

Al reinicio, el Zaragoza volvió con los mismos hombres -por increíble que parezca-. También los cántabros, pero ellos no tardaron en perder uno: Manu Hernando se fue a la calle, expulsado por doble amarilla. El duelo saltó por los aires. Fue una historia completamente nueva y el Zaragoza se favoreció de ella. La pelota pasó a sus pies, y con ella, cuando la puede sujetar, sus carencias se disimulan. La brújula del partido comenzó a apuntar a Ezkieta. Aketxe casi lo sorprende con un tiro que se fue cerrando mientras escupía veneno. En el saque de esquina, Tasende agarró un rechace a 30 metros y le sacudió un zurdazo rasante que se relamió con el poste derecho y acabó en la red. El gol revolucionó al Zaragoza y elevó las banderas de asedio mientras La Romareda se inflamaba. Soberón descerrajó a un palmo de Ezkieta, pero el portero hinchó su cuerpo como un sapo y salvó el gol del empate.

El Racing, tras la roja, había sacado a sus tres mejores hombres, un triple cambio que mandó a la ducha a Vicente, Pablo Rodríguez y Andrés Martín. José Alberto quiso cerrar pasillos interiores y empujar afuera a Zaragoza, recomponiendo al Racing en un 5-3-1, con Suleiman de carrilero izquierdo. Pero el Zaragoza se abrió camino por el otro lado, sobre todo, con Tasende. Un centro suyo lo controló Soberón para rematar a gol. El equipo aragonés había hecho lo complicado. Pero el Racing, además de fútbol, tiene personalidad. Aldasoro ganó tiempo y espacio en el sector derecho, y abrió el compás de su pierna izquierda para sacarse un trueno que dejó mudo al Zaragoza.

A los de Víctor les costó digerir el imprevisto 2-3. Movió ficha el entrenador aragonés en el minuto 72. Azón al campo por Bazdar. Luego, Pau Sans y Marí. Con más impulsos que cabeza, se fue a por el Racing. Pero le costó generarle miedo al Racing, protegido ya también con Pol Moreno para cerrar los cielos. Muchos balones fueron al área cántabra, pero pocas ocasiones. Pau Sans, tirado a la derecha y con Aketxe -desaparecido- de mediocentro, lo buscó en un Zaragoza que atacaba más por acumulación y densidad ofensiva que por claridad y calidad.

Cuando ya sonaban las trompetas de la primera derrota en casa de la temporada, al Zaragoza le bajó un ángel del cielo un penalti. Ya era a deshoras, ahí tenía el equipo aragonés la oportunidad para sacar un punto que el fútbol no le avaló. Así que Aketxe se fue a los once metros. Tiró, pero se arrugó: Ezkeita le adivinó el disparo y selló la victoria del Racing. El Zaragoza se quedó sin fiesta, con más dudas que certezas para el corto plazo.

El Racing asalta La Romareda y duerme líder

Partido loco en La Romareda, con un tobogán de emociones y hasta un penalti fallado por Aketxe en el minuto 99 que le hubiera dado el empate al Real Zaragoza.

Partido loco en La Romareda, con un tobogán de emociones y hasta un penalti fallado por Aketxe en el minuto 99 que le hubiera dado el empate al Real Zaragoza. El Racing de Santander, en un formidable ejercicio de supervivencia, se acabó llevando la victoria y duerme líder en lo más alto de la clasificación. El equipo de José Alberto tuvo el encuentro en su mano, después de una excelente primera mitad, en la que superó de cabo a rabo al Zaragoza, pero la expulsión de Manu Hernando lo cambió todo y el conjunto aragonés fue capaz de igualar dos goles en seis minutos antes de recibir el mazazo del tercer tanto cuando tenía todo a su favor.

Kosa, en su primer partido como titular, Tasende y Soberón fueron las tres novedades en el once de Víctor Fernández, todas ellas cantadas, mientras José Alberto presentó dos cambios en su alineación: Saúl y Pablo Rodríguez entraron por Mario García y Jeremy.

El Racing, decidido y convencido, se hizo desde el principio con el partido, presionando muy arriba y volcando su caudal ofensivo por sus costados, aprovechando la velocidad y el peligro de Andrés Martín y, sobre todo, de Íñigo Vicente, sus dos grandes puñales. Y así llegó pronto su primera gran ocasión con un remate alto de Arana con todo a su favor. El canario fue un dolor de muelas para un irreconocible Vital, que tuvo una tarde fatal.

El Zaragoza, siempre incómodo, no se encontró en toda la primera parte y no amenazó hasta cerca de la media hora por medio de Bazdar. Pero era cuestión de tiempo que el Racing sacara partido de su enorme superioridad. Y así, tras una pérdida de Vital, Pablo Rodríguez, oportunísimo, se adelantó a Kosa y desvió a gol dentro del área pequeña un disparo de Andrés Martín que subió al marcador tras revisión del VAR. Siete minutos después, en el 40′, con el Zaragoza desbaratado, Íñigo Vicente firmó el 0-2 con una gran vaselina sobre Poussin, al aprovechar un pase en largo de Andrés Martín a la espalda de los dos centrales del equipo aragonés.

El Racing siguió gustándose tras el descanso, con su fútbol fácil y alegre, hasta que Hernando se fue a la calle en el minuto 50 por una inexplicable entrada sobre Soberón en la zona de tres cuartos, que significó su segunda tarjeta amarilla. José Alberto metió entonces un triple cambio y relevó a casi todo su frente de ataque para rearmar a su equipo, pero el partido ya había cambiado por completo y Tasende, con un zurdazo inapelable desde fuera el área, acortó enseguida distancias desde fuera del área. El 2-1 terminó de propulsar al Zaragoza, que inició un asedio por tierra, mar y aire sobre Ezkieta, que en el minuto 62 evitó el empate con dos grandes intervenciones, pero que no pudo evitar tres minutos después el certero disparo en carrera de Soberón, que cantó con el alma su sexta diana del campeonato.

Quedaba media hora por delante y el Zaragoza había igualado en seis minutos una desventaja que parecía definitiva, pero, en pleno ejercicio de supervivencia y cuando tenía todo en contra, el Racing volvió a ponerse por delante con un formidable zurdazo de Aldasoro desde fuera del área.

Otra vez le tocaba remontar al Zaragoza. Y con el reloj corriendo ya a toda velocidad, Víctor Fernández se jugó el todo por el todo con Pau Sans y Marí. El equipo aragonés no dejó de insistir y hasta disfrutó de un penalti en un larguísimo descuento, pero Ezkieta, el héroe del Racing, detuvo el lanzamiento de Aketxe que hubiera significado el empate.

El Racing duerme líder y el Zaragoza cae a la quinta plaza, tras su segunda derrota consecutiva, la primera en La Romareda.

 

sábado, 28 de septiembre de 2024

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº7 (28.9.2024)

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº7 (28.9.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3661

 REAL SPORTING 1-0 REAL ZARAGOZA 

FICHA TÉCNICA

Sporting: Yáñez; Guille Rosas, Curbelo (Nacho Martín, 41) , Róber Pier, Pablo García (Cote, 88); Olaetxea, Nacho Méndez (Campuzano, 88), Gelabert; Dubasín, Otero (Caicedo, 75) y Queipo (Bernal, 75)

Real Zaragoza: Poussin; Iván Calero (Marcos Luna, 81), Lluis López, Bernardo Vital, Clemente; Toni Moya, Francho Serrano; Aketxe (Tasende, 53), Liso (Adur Ares, 77); Samed Bazdar (Soberón, 46) y Alberto Marí (Azón, 46).

Goles: 1-0, min. 26: Guille Rosas.

Árbitro: Moreno Aragón (Comité Madrileño). Mostró amarillas a Bazdar (11’), Aketxe (23’), Poussin (26’), Adu Ares (88') y Luna (94). Expulsó con roja directa a Clemente (49’) y Lluis López (89’).

Incidencias: Partido de la séptima jornada jornada de liga jugado en El Molinón-Enrique Castro ‘Quini’, ante 22.436 espectadores, unos 700 de ellos del Real Zaragoza. El césped presentó un excepcional estado, rápido y mojado, después de las lluvias caídas durante el día previo.

Real Sporting 1-0 Real Zaragoza

59.6 % Posesión 40.4 %
8 remates dentro 2
3 disparos bloqueados 0
10 remates fuera 5
7 disparos recibidos 21
0 tarjetas amarillas 5
0 tarjetas rojas 2
8 faltas recibidas 8
8 faltas cometidas 8
145 perdidas de posesión 149
55 recuperaciones de posesión 49
2 fueras de juego 2
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El Zaragoza encalla en Gijón: derrota contra el Sporting (1-0)

El Zaragoza vuelve a perder fuera de casa (1-0) después de un impotente partido contra el Sporting en el que acabó con nueve por rojas de Clemente y Lluis López. Día para olvidar del defensa canterano.

Después de un pulso parejo en sus primeros latidos, Rubén Albés le ganó la batalla de las pizarras a Víctor Fernández en el momento justo, aprovechando un grave error de gol de Clemente, y poniendo al Sporting a jugar como un torbellino de verticalidad, ritmo y peligro que ahogó en la fase decisiva del partido al Zaragoza. La roja directa de Clemente al volver del descanso, en otro fallo impropio de estas exigencias competitivas, terminó por apagarle las opciones a los aragoneses, a quien los partidos de fuera de casa le rebajan la euforia de su fútbol. Como visitante, el equipo de Víctor es otro diferente, menos claro, menos fluido y menos redondo. Dos derrotas y un empate marcan su serie lejos de La Romareda. En resumen, el Zaragoza perdió en Gijón, ante un rival bien compuesto, agresivo en sus ataques y con trazos de fútbol moderno y vistoso. El Zaragoza no le perdió la cara al choque aun con uno menos, pero esa actitud aguerrida, resignada y creyente no le dio para empatar. Su segunda parte fue un retrato a la impotencia.

Víctor Fernández había dejado en el banquillo al máximo goleador del equipo y de la Segunda División, Mario Soberón, una decisión, de entrada, sorprendente, pero no tanto si se observan los mensajes que el técnico viene dejando en las últimas semanas, elevando la relevancia de todo aquel que juega. Víctor, quizá escarmentado por aquel fútbol de pandemia, piensa en clave de cinco cambios, de partidos largos y plantillas profundas. En el ataque entró así Bazdar, junto a Aketxe, la explosiva mezcla que tan bien funcionó en la segunda mitad contra el Levante. Adu Ares se fue a la suplencia, al igual que Tasende, con el tobillo izquierdo aún magullado. Clemente lo relevó en el flanco zurdo de la defensa de un Zaragoza con sus hechuras habituales. Organizado y estructurado en un 4-4-2 en el que Aketxe, en fase ofensiva, se liberaba de la banda derecha, con licencia para acercarse a Bazdar en la zonas intermedias.

El Sporting esperaba con la novedad de Otero en la delantera. Es un equipo ofensivo, fresco, profundo y dinámico, que juega a cinco carriles, soltando a sus extremos por dentro, Queipo y Dubasin, mientras sus laterales invaden toda la banda. Tiene el sello indiscutible de Rubén Albés y posee en Olaetxea el comodín táctico que va revistiendo al equipo en un 5-4-1 en defensa o un 3-2-2-3 con la pelota, en función de las demandas del juego.

El Zaragoza entró con firmeza al partido, con sus rasgos habituales. Un pelín lento en la circulación, no pudo encadenar muchos pases, pero estaba bien plantado en el campo, con una presión bien tirada que alejó al Sporting del área de Poussin y mantuvo la pelota en el campo rival. Poco a poco se fue apoderando del control, después de los amagos iniciales de Calero en un disparo lejano tras un saque de esquina y un intento de rosca de Alberto Marí que le salió como casi todo lo que intenta en el campo, inacabado, impotente, escaso. Aketxe apenas aparecía, pero Toni Moya, imponente y jerarca, marcaba las teclas del Zaragoza acompañado por el infatigable Francho. Al Zaragoza le faltó mezclar más juego en el último tercio, donde solo Bazdar mejoraba las jugadas, asear algo más la pelota y darle alguna decisión mejor, especialmente, en el lado de un Liso atragantado con el juego.

Sin embargo, aunque no lo traducía en llegada ni amenaza, el Zaragoza manejaba la trama. El Sporting vivía en su campo, recluido por el preciso andamiaje de la defensa adelantada del equipo aragonés, una red solidaria y geométrica que le daba el dominio de la situación. Gelabert avisó de lejos, también Queipo amagó, pero la dos mejores ocasiones hasta que el partido sufrió su primer volantazo las tuvo Francho: no llegó por un pelo en el segundo palo a un balón prolongado de cabeza por Marí, para después hinchar sus pulmones y desplegar la velas de una contra en la que se recorrió 70 metros de campo como una liebre, mientras los defensa del Sporting caían a la espalda. Una carrera de un futbolista con una velocidad conduciendo la pelota como pocos, resistente y atleta para acabar carreras así sin despeinarse el flequillo. Francho se plantó frente a Yáñez y no acertó ni al meter la puntera ni al no ver a Liso frente a la portería vacía.

Desde ahí, el Sporting creció. Un desliz de Clemente, con Guille Rosas a su espalda, condenó al Zaragoza. El lateral derecho le robó la cartera al canterano, muy desbordado en defensa, recortó a Vital y ajustició a Poussin. El Zaragoza reclamó falta en el origen de la jugada, a Bazdar. Ese gol borró del mapa al equipo aragonés. El Sporting, que perdió a Curbelo por lesión (le sustituyó Nacho Martín, pasando Olaetxe a la zaga) comenzó a tener la posesión y eso activó a Queipo y Dubasin en zonas críticas, a la espalda de los mediocentros aragoneses. El Zaragoza se descosió, comenzó a sudar sangre. Se volvió muy largo y vulnerable. Poussin salvó dos a Queipo con sendas paradas. El extremo asturiano aún tendría otra. La verticalidad de Otero separaba las líneas del Zaragoza, y también Dubasín, de cabeza, la rozó al filo del descanso.

Un error de Clemente le retorció el partido al Zaragoza y un nuevo tropiezo se lo trituró. Apenas se había vuelto a la segunda mitad cuando el lateral izquierdo, en una nueva carrera hacia su portería, realizó un mal control, Dubasín le arrebató lo que le quedara en los bolsillos, y le pegó por detrás cuando el atacante local enfilaba ya hacia Poussin. Una roja de libro en una tarde para olvidar del canterano, presente en todas las fotografías importantes del partido. Su día condicionó mucho al Zaragoza. Tasende cubrió su lado, entrando por un desaparecido Aketxe, capaz de versiones de todo tipo en su trayectoria. En Gijón, le tocó la más transparente y deslucida.

Al Zaragoza se le complicaron mucho las cosas y se puso en manos de Azón, el bote salvavidas del equipo en plena tempestad. Con uno menos, el Zaragoza trató de respirar por él, buscándolo directo, dándole el punta aragonés tiempo y espacio al juego. No había otra. Después del mal trago de la roja, el Zaragoza comenzó a tener la pelota, pero sin inquietar gran cosa. Tampoco lo hacía el Sporting.

Un par de acometidas de Queipo, vibrante en la tarde, pusieron en apuros a un buen Poussin. Parecía que el Zaragoza se estiraba, así que Albés movió ficha. Metió a Bernal, futbolista turolense de Muniesa, para sellar el centro del campo, donde Soberón estaba haciendo daño, sobre todo, con sus caídas a banda. Más ancho y sólido, el Sporting abrochó la victoria en ese cambio. La pudo ampliar en el tramo final, pero Poussin voló al cabezazo de Caicedo. Víctor metió a Luna por Calero para revivir algo al equipo, sin resultados. El Zaragoza acabaría con nueve por una roja a Lluis López, quien pudo ahorrarse su fea patada por detrás al potente ariete ecuatoriano. Una mancha más en la derrota, la segunda de una temporada que no ha hecho más que empezar.