domingo, 17 de diciembre de 2023

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº20 (17.12.2023)

 

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº20 (17.12.2023)

PARTIDO OFICIAL Nº 3632

 AMOREBIETA 1-1 REAL ZARAGOZA 

1-0, min.9: Félix Garreta.

1-1, min. 42: Maikel Mesa, de penalti.

Ficha técnica

SD Amorebieta: Cuñat; Núñez, Manu Hernando, Félix Garreta, Lasure; Carbonell, Sibo, Eraso (Edwards, 81); Dorrio (Rayco, 91), Morcillo (Quintero, 81); y Jauregi (Avilés, 64).

Real Zaragoza: Rebollo; Gámez, Mouriño, Jair, Francés, Valera (Manu Vallejo, 81); Aguado (Grau, 76), Francho, Moya (Bermejo, 76); Mollejo y Maikel Mesa (Sergi Enrich, 61).

Árbitro: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó a Núñez (2), Mollejo (7), Morcillo (16), Sibo (40), Manu Hernando (75) y Carbonell (88).

Goles: 1-0, min.9: Félix Garreta. 1-1, min. 42: Maikel Mesa, de penalti.

Incidencias: Tarde fría en la periferia de Bilbao, con 8 grados al inicio del duelo (las 18.30). El césped presentó un aceptable aspecto visual. Hubo 1.604 espectadores en las tres pequeñas gradas del recinto (en un fondo no existe esa dotación), toda vez que el Amorebieta renunció a vender más de 550 localidades a la afición zaragocista pese a que hubiese sido posible doblar esa cantidad. Los locales fallaron un penalti en el minuto 3, Jauregi lo tiró fuera.

Amorebieta 1-1 Real Zaragoza

49.6 % Posesión 50.3 %
7 remates dentro 6
5 disparos bloqueados 1
6 remates fuera 3
10 disparos recibidos 18
4 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 9
9 faltas cometidas 12
134 perdidas de posesión 141
63 recuperaciones de posesión 59
1 fueras de juego 1
  

 Empate del Real Zaragoza en casa del colista Amorebieta… y gracias

Los vascos se adelantaron con un gol tempranero de Félix Garreta, tras haber fallado un penalti. Igualó Maikel Mesa, de pena máxima, antes del descanso.

El Real Zaragoza no pasó del empate en su visita al Amorebieta, el último clasificado a esa hora de la tarde dominical tras la victoria anterior del Alcorcón sobre el Eibar. Un punto que edulcora una mala imagen de los de Velázquez, mucho más cercanos esta vez a las jornadas decepcionantes de su antecesor, Escribá, que a lo que pareció por momentos en los últimos dos partidos cierta recuperación del equipo bajo su batuta. Si alguien mereció la victoria fue el modesto club vasco, que falló incluso una pena máxima, al margen de desaprovechar claras opciones ante el marco de Rebollo,.

El equipo aragonés llevó a cabo una primera parte de suspenso general. Fue una reunión de todos los defectos de la anterior época de Escribá. De repente, desde el mismo pitido inicial, tomaron vida y volvieron a tener llama los rescoldos del anterior entrenador. Y no salió malparado en grado extremo porque los hados de la fortuna estuvieron de su parte. Porque, en un día cruzado de verdad, en el minuto 9 pudo estar perdiendo 2-0 con total naturalidad. Y solo a falta de 3 minutos para el intermedio logró la igualdad en el marcador después de padecer el 1-0 adverso desde muy pronto. Todo, gracias a un penalti (el primero de la temporada a favor) de esos que otros muchos días hay a pares y los árbitros no pitan. Bendito sea López Toca, pero lo del criterio de los jueces es insondable.

El inicio de la tarde bilbaína fue horrible por parte zaragocista. El Amorebieta tuvo otro penalti (también el primero en contra del curso) a su favor, cuando solo había pasado minuto y medio de juego. Rebollo pateó en un error de medida a Dorrio cuando el extremo local se había quedado solo ante él tras un pésimo entendimiento con Jair en una dejada, un tuya-mía que fue para el otro. Menos mal que Jauregi, el ariete vasco, lo lanzó fuera, lejos incluso del palo derecho, en el minuto 3. Una pifia tremenda del delantero que dejó de pie a un Zaragoza que ya mostraba una desconexión perniciosa en los primeros lances del duelo.

Pese a ese indulto, los de Velázquez siguieron error tras error, varios de bulto en los pases y coberturas, hasta que Félix Martí Garreta marcó el 1-0 en el minuto 9 a la salida de un córner muy mal defendido en general y, en particular, por Maikel Mesa, que era el par del central local, incorporado al corazón del área al remate a balón parado. Ahí, todo olía a desastre .Y mucho más adelante, también. Dorrio remató en el 24 de tacón un centro raso de Núñez y paró Rebollo bajo palos. Eraso culminó con un disparo flojo una dejada de Jauregi en el 31, deteniendo también abajo Rebollo. Pasaban pocas cosas, era un partido de baja estofa, pero lo poco que relucía en ataque lo hacía un colista, el Amorebieta, crecido ante la inoperancia aragonesa.

Las únicas aproximaciones con cierto tufillo de peligro de los de Velázquez las firmaron Jair, en el 18, al rematar mal un pase de Aguado en la segunda jugada tras un saque de esquina; y Mollejo, en el 35, taconeando levemente un centro raso cerrado por Gámez que se paseó por el área pequeña. Porque Valera, en el 33, tuvo otro balón franco para marcar pero lo sacó por encima del tejadillo del fondo. Todo parecía encarado para llegar al descanso con el 1-0 cuando López Toca pitó penalti por un forcejeo de Sibo con Mouriño en una falta volcada al área por Moya desde lejos en el minuto 40. Era el día del penalti en Lezama. Y Maikel Mesa no despreció la invitación de empatar a uno en el 42 y, de la nada más absoluta en cuanto a juego y presión, hacer que el Real Zaragoza se fuera revivido a la caseta. Gracias, también, a que Morcillo lanzó fuera, rozando la escuadra, un gran disparo en el minuto 45, que pudo volver a decantar la ventaja para los vizcaínos.

Sin cambios en el segundo tiempo

El segundo tiempo empezó sin cambios. Velázquez siguió apostando por tercer día consecutivo por su 5-3-2, esta vez con los dos laterales mucho más adelantados, Gámez y Valera, dando forma a un 3-5-2 en la faceta atacante. Y el debutante Jandro Castro, en el Amorebieta, abandonó la costumbre de los cinco defensas e innovó con un 4-4-1-1 que a los zornotzarras les sonó raro, novedoso. El nuevo siempre trata de dejar su sello distinto. En cuanto al juego, fue más de lo mismo. Un Zaragoza torpe, impreciso, con Moya, Francho y Aguado fuera de onda en la medular, con los laterales Gámez y Valera obturados, sin manejo del timón en ningún momento. Solo un ramalazo de casta de Mollejo llevó algo de veneno al área en los primeros diez minutos de la reanudación. Y atrás, siguieron sufriendo los tres centrales, en especial Mouriño, con los balones volcados al área de un Rebollo que sigue sin dar seguridad como pauta general.

Sibo, en el 57, tuvo la primera opción clara de gol del segundo periodo. Voleó en el área tras un córner (qué sufrimiento, los córneres) y el balón le fue al centro, a las manos, al portero zaragocista. En el otro marco, no se sabía aún si Cuñat era buen o mal portero, si tenía un día bueno o malo. Tampoco lo pudo comprobar Moya en la primera aproximación de gol zaragocista, en el 59, cuando voleó desde la frontal un rechace de la zaga y el lateral Núñez sacó bajo palos el balón que entraba junto al poste derecho a media altura. Se revisó si fue con el brazo o no. Pareció penalti pitable a primera vista. Luego, el VAR dijo que no.

El Real Zaragoza no logró, pese a ese chispazo aislazo, asumir el gobierno del partido ante el último clasificado. El duelo prosiguió dentro del cauce de la decepción. Y no llegó el 2-1 con celeridad porque Dorrio erró un mano a mano claro ante Rebollo, que rechazó con el pecho al quedarse de pie en su salida para tapar semejante susto en el minuto 61. Y también porque, de seguido, Jauregi cabeceó fuera, por un simple palmo, un centro de Núñez en el 62. Como en la primera parte, a los puntos, en el símil boxístico, era mejor el Amorebieta, que metió en juego a Avilés en punta en busca de inspiración.

Se entró en los últimos 20 minutos entre bostezos por ambas partes, con fútbol de hojalata, latón y quincalla. Eso que se suele disfrazar con un “así de igualada es esta Segunda División”. En el 74, el Amorebieta, que con el balón en combinación era más certero que los zaragocistas, volvió a arrimarse a la victoria tras la mejor jugada de ataque de la noche, con seis pases a la primera superando líneas que acabó Morcillo con un zurdazo seco, raso, que Rebollo echó a córner como pudo, tras botar. Velázquez vio que el punto era bueno, que quizá la cosa no esté para más que un empate en casa del peor equipo del momento en Segunda, y puso en el campo a Bermejo y a Grau a falta de 14 minutos en vez del desdibujado Moya y de un gris -oscuro- Aguado. Y, enseguida, metió a Manu Vallejo por Valera. Esa úiltima agitación del frasco, por si surge a última hora alguna idea inesperada. El neofútbol.

Pareció, incluso, que Rebollo perdía tiempo en los saques de puerta en la recta final del partido. El olfato insinuaba conformismo zaragocista con el 1-1. Lo de la ambición no lo ha conseguido inocular Velázquez aún en el gotero de la restauración del equipo heredado de Escribá. Edwards, recién aparecido en el ataque local, no llegó al remate a gol en el segundo palo en el 88 por medio metro. Otro susto morrocotudo que acabó felizmente para el, definitivamente, arrugado y desnortado Zaragoza. Y así se alcanzó el pitido final. Con una evidente impotencia de los zaragocistas, que en ningún momento fueron mejores que el colista. No hay más que añadir, señorías. Lo mejor, lo único bueno, el punto que suma en el balance. Escaso rédito. Lo verdaderamente sustancial es que este Real Zaragoza tiene poco recorrido futbolístico.

 

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