lunes, 15 de enero de 2024

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº22 (15.1.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº22 (15.1.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3634

 ELDENSE 1-1 REAL ZARAGOZA 

0-1, min. 29: Maikel Mesa.

1-1, min. 36: Mario Soberón.

Ficha Técnica

CD Eldense: Aceves; Abad (Poloni, 82), Dumic, Íñigo Piña, Marc Mateu; Timor (Arnau Ortiz, 74), Sergio Ortuño; Jesús Clemente, Bernal (Capó, 82), Chapela (Dauda, 74); y Mario Soberón (Juanto Ortuño, 67).

Real Zaragoza: Badía; Gámez, Mouriño (Azón, 55), Jair, Francés, Lecoeuche (Manu Vallejo, 69); Aguado, Francho, Moya (Grau, 83); Mollejo (Sergi Enrich, 83) y Maikel Mesa (Bermejo, 83).

Arbitro: González Díaz (Comité Asturiano). Amonestó a Mollejo (24), M. Mateu (48), Aguado (66), Bernal (68), Jair (74), Sergi Enrich (90) y Poloni (96).

Goles: 0-1, min. 29: Maikel Mesa. 1-1, min. 36: Mario Soberón.

Incidencias: Noche agradable en Elda, con 17 grados a las 20.30 (hora del partido) tras un día nublado, sin lluvia. El césped presentó un estado irregular. La iluminación está por debajo de la media de potencia en los campos de Segunda. Asistieron al evento 3.981 espectadores. Se guardó un minuto de silencio antes del inicio del choque por varios fallecidos, entre ellos el ex accionista del Real Zaragoza César Alierta.

 Eldense 1-1 Real Zaragoza

45.3 % Posesión 54.7 %
4 remates dentro 2
4 disparos bloqueados 1
6 remates fuera 1
4 disparos recibidos 14
3 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 0
9 faltas recibidas 11
13 faltas cometidas 9
170 perdidas de posesión 163
51 recuperaciones de posesión 47
2 fueras de juego 1
xxxxxx

 El Real Zaragoza araña un punto al Eldense en un mal partido donde fue inferior al rival

Mesa adelantó a los aragoneses con un golazo en el único chut de la noche con cierto rigor. Los locales empataron enseguida y fallaron varios goles cantados, con dos balones a los postes.

Con un canto en los dientes se puede dar el Real Zaragoza por poder regresar a casa con un punto, fruto del cuarto empate consecutivo, el 1-1 de este lunes en el que empezaba la segunda vuelta. El Eldense, que también clona la misma racha de cuatro igualadas en cadena, fue mejor que los blanquillos, pero falló lo infallable en el área del recién llegado Badía e indultó a los de Velázquez de una derrota que merecieron.

El primer tiempo fue un regreso exacto al pasado reciente. Como si al vídeo de la vida zaragocista se le hubiese dado a la tecla del retroceso hasta llegar a 26 días atrás, cuando la liga se paró por Navidad y Año Nuevo. La sensación del zaragocismo, seguramente en mayoría absoluta de pensamiento, fue que nada había cambiado. Un juego ramplón de los de Velázquez, sin profundidad, sin agilidad en los apoyos, sin desmarques que favorezcan los saltos de línea naturales del fútbol de siempre. Solo el lateral Gámez se salió de las rutinas feas y de nulos réditos que envolvieron a los demás. Fue el único destacado, fuera de la espesura global.

En ese contexto, el Real Zaragoza hizo lo más difícil desde su escasez de ideas: adelantarse en el marcador tras haber sufrido lo suyo en los primeros 12 minutos, donde el Eldense provocó hasta cuatro ocasiones de peligro serio ante el debutante Badía. Maikel Mesa firmó otro gol, golazo, en el minuto 29, en un remate a la primera desde fuera del área tras una dejada de tacón de Gámez (claro), que había robado la pelota con perspicacia a Timor en la salida defectuosa desde atrás de los alicantinos. Era el primer disparo de los blanquillos en todo el partido. Y lo sería de toda la primera mitad.

Antes, en el minuto 7, en el 8 y en el 9, Sergio Ortuño, Clemente y Chapela habían rondado el gol en el marco zaragozano. El primero, en un remate de cabeza tras una falta lateral, fuera por un metro. El segundo, en un chut raso, cruzado, que se fue a dos palmos del poste izquierdo, también fuera de la puerta. Y el tercero, solo en el área, remató duro, se cruzó Jair a la desesperada y tocó lo justo para que el balón se marchara a córner, al lateral de la red. También en el 12, Bernal pudo acabar mejor un pase recibido entre los tres centrales zaragocistas, pero controló mal, solo en el área chica, y ni tiró ni pasó a Soberón. Sin hacer nada del otro mundo, solo con casta y el empuje de su gente, el Eldense se había merendado-cenado a un torpe y dormido equipo de Velázquez en un inicio paupérrimo, en el que no pasó de medio campo.

Por cierto, todas las entradas de peligro de los alicantinos llegaron por el lateral zurdo del Zaragoza, donde volvía, aprontado, Lecoeuche, en esa línea de 5 zagueros que Velázquez mantuvo. Y, asimismo, se empezó a ver con claridad que la defensa del balón parado por alto, igual en los córneres que en las faltas laterales (hubo varias unidades de las dos cosas), era un desastre posicional de los blanquillos. Tanto que, así, llegó el 1-1, apenas 7 minutos después de la bella flor que Gámez y Maikel Mesa dibujaron en el erial que fue el campo del Pepico Amat para el atrancado Real Zaragoza. Un saque de esquina, el enésimo, cerrado por el especialista Marc Mateu en el 36, lo cabeceó cruzado Mario Soberón sin oposición. Defensa de infantiles o cadetes. Porque este córner letal ya era repetición de otra acción similar donde el central Dumic había culminado con la testa otro centro gemelo al que respondió Badía con su primer paradón como zaragocista.

Total, que una vez más, voló una ventaja inicial. No supo guardarla ni 10 minutos este Zaragoza de grietas de todo tipo, en su fútbol y en su mentalidad. Velázquez parece haberse subrogado a la mayor parte de las tesis de su antecesor, Escribá. Demasiado pase en la línea de atrás (la llegada de Badía enseguida se vio que es un alivio para esta faceta), sin afanes de celeridad por llegar al área contraria, que es un terreno prohibido, el ‘yuyu’ de las películas de Tarzán. Mollejo y Mesa (este, más allá del gol), fueron dos islas. El medio campo no existió .Y atrás, todos como flanes.

El segundo tiempo comenzó sin cambios nominales en ninguno de los dos bloques. Y el Eldense, nuevamente, llevó el timón con más fuerza. Lo del Zaragoza era meterse atrás y esperar… a no se sabe bien qué. Tal vez algún otro milagro como el gol del primer periodo. Y no todos los días es fiesta ni llueve café en el campo. En otro córner, este sacado en raso, Piña prolongó hacia atrás en el primer poste y Badía salvó el 2-1 estirando la pierna bajo palos, en una parada afortunada, de balonmano puro. Definitivamente, la estrategia es una asignatura que en estos 26 días de mini pretemporada de Velázquez la mayoría de sus pupilos no ha aprobado.

Enseguida, Julio deshizo su 5-3-2 y pasó al 4-1-4-1. Quitó a Mouriño, una madeja de nervios y malas decisiones, y metió a Azón, otro que vuelve de la enfermería tras largo tiempo. Un defensa central por un delantero centro. Bien. Uno de esos cambios que se aplauden siempre a un entrenador cuando ha de agitar a un equipo apático, catatónico en propuesta futbolística. Hasta la afición eldense se extrañaba de la pobreza exhibida por este Real Zaragoza con el avance de los minutos. Se alcanzó el 20 de la reanudación y… el equipo de Velázquez ¡no había pisado el área de Aceves! Literal.

En el minuto 63, un centro-chut de Marc Mateu, raso, atravesó toda el área y se marchó fuera, por centímetros, rozando el palo más alejado. Cada llegada local era sinónimo de peligro. Menos mal que su capacidad de acierto en la suerte suprema no fue brillante. En el 69, Velázquez retiró al desdibujado Lecoeuche, fuera de onda, y puso en danza al punta Manu Vallejo. Otro cambio ofensivo e inusual últimamente. Vallejo se ubicó como interior zurdo y se retrasó al lateral Francho, otro invento postizo del cuño del nuevo técnico blanquillo. Ciertamente, en esta segunda parte sí que propuso nuevas filosofías. Otra cosa es que no saliera prácticamente nada.

En el 73 llegó otro susto mayúsculo para el Zaragoza. Salió raro Badía, se entendió fatal con Francés, y Juanto Ortuño, recién entrado, metió la puntera y el balón se marchó alto por poco. Pudo ser un gol de traca. En el 75, en pleno acoso alicantino, Mateu sacó una falta lejana de rosca, peinó al tuntún Francho y el balón se fue al poste derecho, y se marchó a córner. En el 76, de seguido, el propio Mateu lanzó el tercer saque de esquina en pocos segundos, directo, superó por alto a Badía y de nuevo el palo rechazó lo que ya se cantaba como gol en las gradas. En este tramo, la aportación divina evitó la caída de un Zaragoza que hacía rato era un monigote. En el 79, Juanto culminó con la derecha un centro de Abad y el balón salió fuera por un palmo.

Quiso salir de semejante agobio Velázquez con otro llamativo cambio, por ser triple. A falta de 7 minutos, introdujo a Bermejo, Grau y Enrich. Mandó a la ducha a los inexistentes Moya (toda la noche), Mollejo (al borde de la expulsión) y Mesa. El 1-1 era oro molido hacía larguísimo rato. Triste deducción. Ojo a este dato: el Real Zaragoza no tiró a puerta en todo el segundo tiempo hasta un chut centrado de Grau en el minuto 95. Y en la primera parte, entre palos, solo el gol. Terrible.

El pitido final supo dulce al Real Zaragoza, que se llevó un punto en la bodega del autocar cuando lo normal hubiese sido volver de vacío. En Elda, la gente se marchó a dormir enfadada, con la sensación de haber perdonado la vida a un rival, el aragonés, inferior en la mayor parte de las facetas del juego. Nada nuevo bajo el sol zaragocista.

 

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