sábado, 9 de marzo de 2024

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº30 (9.3.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº30 (9.3.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3642

 REAL VALLADOLID 2-0 REAL ZARAGOZA

1-0, min. 43: Amath

2-0, min. 88: Amath

Ficha Técnica

Real Valladolid: Masip; Luis Pérez, Tárrega, Boyomo, Escudero (Torres, 91); Juric, Monchu, Iván Sánchez (Meseguer, 62); Amath (Salazar, 91), Marcos André (Negredo, 62) y Biuk (Rosa, 75).

Real Zaragoza: Badía; Gámez, Lluís López, Jair (Lecoeuche, 59), Francés, Valera; Moya, Terrer (Sergi Enrich, 59), Grau (Aguado, 79); Maikel Mesa y Azón (P. Sans, 79).

Árbitro: Quintero González (Comité Andaluz). Amonestó a Jair (26), Iván Sánchez (41), Lecoeuche (61), Aguado (81) y Sergi Enrich (85).

Goles: 1-0, min. 43: Amath. 2-0, min. 88: Amath.

Incidencias: Tarde muy fría en Valladolid, con 6 grados al inicio del duelo (18.30), con fuerte y gélido viento tras un día con lluvia y granizo. El césped del José Zorrilla presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 16.000 espectadores.

Real Valladolid 2-0 Real Zaragoza

50.8 % Posesión 49.2 %
3 remates dentro 3
3 disparos bloqueados 11
6 remates fuera 1
5 disparos recibidos 12
1 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 0
15 faltas recibidas 6
9 faltas cometidas 16
162 perdidas de posesión 169
66 recuperaciones de posesión 62
1 fueras de juego 3
xxxxxx

El Real Zaragoza da lástima en Valladolid y cae 2-0 sin dar síntoma alguno de vida

Velázquez dejará de ser entrenador zaragocista tras este nuevo giro de tuerca hacia el abismo, sin fútbol, sin gol, sin proyecto y con un final de liga de vértigo.

El Real Zaragoza dio lástima de nuevo. En esta ocasión, el escenario del caos fue Valladolid, donde el equipo local también se movía en medio de una crisis de identidad. Julio Velázquez, el segundo entrenador del curso, va a dejar de ser técnico blanquillo en breves horas. No hay síntomas de vida en este equipo y la derrota en Pucela es el enésimo giro de tuerca hacia el abismo, sin fútbol, sin gol, sin proyecto y con un final de liga, lo que resta, que da vértigo por estar cerca de la zona de descenso a Primera RFEF.

Muerto. Cadavérico. Desvanecido. El equipo que debería dirigir Julio Velázquez, en un partido que era frontera entre la respiración y la defunción del técnico (oficialmente, que de facto eso ya está definido hace días), no respondió al desfibrilador que se le suponía aplicado minutos antes de este duelo en Zorrilla. Fue una puesta en escena del desastre que viene engordándose, cual bola de nieve imparable, desde hace ya varias semanas. Este Real Zaragoza, se empeñe quien se empeñe y como se empeñe, pide a gritos una operación quirúrgica de muchas horas, a vida o muerte, a corazón abierto, con el rosario en la mano .

Fue un duelo entre dos entrenadores con síntomas de despido. Porque el local Paulo Pezzolano, la extravagancia de Ronaldo Nazario de Lima, el presidente pucelano, ya no tiene crédito entre la afición albivioleta. Justo al inicio del choque, todo Zorrilla gritó "Pezzolano, dimisión" con muchos decibelios. Y se repitió el episodio varias veces antes de descanso, en pleno desbarajuste general. Pero es que, cuando se acabó de celebrar el gol que supuso el 1-0 en el minuto 43, lo primero que hizo la hinchada castellana fue recordar el "Pezzolano, dimisión". Este Valladolid, en este ambiente roto entre los locales, fue superior al Real Zaragoza. Esta fotografía habla por sí sola. Tremendo. Intolerable para el zaragocismo. No supo plantarle cara el equipo de Velázquez ni a un rival que también está en severa crisis.

Si en el minuto 5 el marcador hubiese señalado 2-0 a favor de los vallisoletanos nadie podría haberse extrañado. En el 3, Monchu se quedó solo, mano a mano ante Badía, tras un error de blandura de Lluís López a sus espaldas, algo que se repitió varias veces después. El centrocampista local se mostró indeciso, lento de reflejos, y su chut tardano lo taponó Jair milagrosamente. Y en el 5, Marcos André, ariete local que suplía al castigado goleador Sylla, cabeceó solo un centro de Luis Pérez (el lateral derecho pucelano pudo siempre con Valera), alto por un metro, con todo a su favor. La defensa avispa era un coladero.

Velázquez había readaptado el once inicial forzado por las bajas de Francho (por lesión), Mouriño y Mollejo (estos por acumulación de amarillas). Devolvió al equipo al reclamado Gámez, que fue un desastre en todas las facetas del juego. Se inventó al juvenil Terrer como interior derecho, sin ningún éxito porque en este equipo no juega bien ni Messi. También metió de nuevo a Grau y a Azón entre los titulares, sin ningún efecto palpable. El estado catatónico general hace que ya dé igual quién juegue y quién no. Por cierto, fue suplente Aguado. Un dato llamativo. El equipo se fue a la caseta en el intermedio con las mismas sensaciones, agravadas si cabe, de los partidos precedentes: nada de nada en lo sustancial de su fútbol.

Solo cabe reseñar un disparo de Maikel Mesa desde fuera del área que se le marchó alto, en una incursión personal, en el minuto 11. En 47 minutos, los que duró la primera parte, el Real Zaragoza no pisó el área en jugada ligada. No chutó entre palos ni una sola vez. Ni centró un balón potable que hallara rematador. Absolutamente nada. Los tres mediocampistas se pasaron minutos y minutos sin contactar con la pelota. Lo de Grau y Moya fue espantoso por inacción. Los laterales largos, Gámez (ya referido) y Valera resultaron una nulidad hacia arriba y un queso de tetilla para los pucelanos en defensa.

El gol de Amath en el 43, bailando a Gámez hasta 4 veces en carrera, desde la banda hasta el corazón del área, fue el colofón al desastre que ya había dejado muestras inconclusas por parte de los castellanos en tres jugadas anteriores. Nadie le hizo la cobertura al desbordado Gámez, en especial el central de la terna que le cubría siempre la trasera, Lluís López. Hizo justicia ese tanto postrero porque, entre un fútbol mediocre y pasivo en el que también cayeron los del Valladolid desde los primeros minutos (algo muy propio de esta Segunda División de hojalata, incluso entre los equipos de cabeza), fueron los de Zorrilla los que más cosas intentaron, con Luis Pérez, Biuk, Monchu, Marcos André y, sobre todo, Amath, siempre tratando de buscar espacios y balones peligrosos. Sin calidad, pero con evidente intención se mostró este Valladolid que pretende volver a Primera a la primera.

No hizo cambios Velázquez tras el intermedio. Dio igual la catastrófica imagen de la primera fase. Sí que metió a Valera ya fijo como extremo y basculó a Francés como lateral zurdo. Y fue Valera, precisamente, el que firmó el primer chut entre palos de todo el partido, en la jugada inicial del segundo tiempo. Entró en el área, gambeteó, golpeó raso y paró Masip. Había que esperar a ver si era un espejismo o un cambio de tendencia, fruto del gol adverso encajado, una vez más, en esos momentos llamados clásicamente ‘psicológicos’ en el fútbol previo al ‘big data’ y los ‘staffs’ técnicos de jerga, argot y logias.

El Valladolid salió relajado. Demasiado confiado quizás, viendo tan poco rival antes del descanso. Mesa y Moya montaron otro par de jugadas con cierto aire de peligro en el ataque zaragocista, pero la definición, los últimos pases, fueron horrorosos. Los jugadores fallan acciones inexplicables en el profesionalismo. La espiral negativa es brutal. Ahí abajo, en el césped. Sin que la causa esté fuera, por más que Velázquez ya empezara esta semana a culpar a todos menos a él. En el minuto 57, los 200 zaragocistas que hubo en los graderíos, gritaron por primera vez el "Velázquez, vete ya".

En el 59, con alto más de media hora por delante, Velázquez empezó su habitual molinillo de cambios. Quitó al debutante Terrer y a Jair y metió a Sergi Enrich y a Leoceuche. Dos recambios diferentes a los extraídos del campo. El dibujo cambió por completo. Dos delanteros centro en el área (Enrich y Azón), Valera a la derecha del ataque, Lecoeuche por la izquierda en la defensa, que pasó a ser de cuatro indiscutiblemente. Y Moya y Grau como doble pivote. Un zafarrancho que pocas veces le ha dado resultado a Julio. Pero su método es intocable. En el minuto 64, los zaragocistas de la tribuna pidieron de nuevo, un día más, algo que debería venir por natura: "Un tiro a puerta, queremos un tiro a puerta"… O sea, un 'dejá vú' de los últimos partidos de este Real Zaragoza en ruinas.

La mejor noticia llegados al minuto 70, cuando ya empieza siempre a oler a recta final de los partidos, era que el Valladolid se había acomodado en una postura reservona sin rubor. El 1-0 les era suficiente, mucho más en un día caliente donde no ganar era para ellos sinónimo de crisis con el entrenador y quién sabe si, a medio plazo, con mayor repercusión. De eso se benefició el Zaragoza, que sufrió menos en defensa que en la primera parte. Hasta ese minuto no lanzó a puerta el equipo castellano, fue Biuk en una contra rápida llevada por su paisano croata Juric. Lanzó alto, con todo a favor, precipitándose, con Negredo acompañandole en solitario a su derecha. Ahí pudo llegar el 2-0 y la puntilla para el inerte e inánime Real Zaragoza del embalsamado Velázquez.

En el 72, el veterano Negredo, incorporado poco antes al juego, no estuvo acertado tras un error garrafal en la salida del balón del portero Badía, que le regaló la pelota. Los buenos se contagian de los malos cuando un equipo está moribundo. La ley de las manzanas en estado de putrefacción. Pura naturaleza. En frente, Pezzolano echó a su equipo atrás claramente en el último cuarto de hora. Metió al lateral Rosa y quitó al extremo Biuk, entre los silbidos de su público. Cada loco, con su tema. El Real Zaragoza estaba perdiendo frente a un rival histérico, agrietado. Y eso, en este sábado, hacía más grave el efecto de este nuevo batacazo.

Tras perdonar el 2-0 de nuevo Negredo en el 77, con un disparo a placer tras dejada de Rosa que rozó el larguero, Velázquez hizo otro doble cambio. Apostó por Aguado y por Pau Sans en vez de los hologramas que fueron toda la tarde Grau y Azón. En el 81, el VAR revisó un posible penalti de Tárrega, que protestaron Enrich y Mesa, al solicitar que e había llevado un balón con la mano en el área local. No vio nada punible Sagués Oscoz. El Zaragoza se quería agarrar a cualquier clavo, por rusiente que estuviese. En el 84, Maikel Mesa arrancó en posición correcta con 40 metros por delante hacia el área, pero fue incapaz de convertir la acción en un uno contra uno por lentitud, falta de decisión y cansancio. Ni en ese tipo de regalos de la nerviosa zaga local supo sacar provecho el paupérrimo equipo de Velázquez.

Al Valladolid aún le quedó espacio para el 2-0. De nuevo fue Amath, un refuerzo invernal de lujo cedido por el Mallorca. Retrató esta vez a Francés, en el área, en el minuto 88, y batió a Badía con clase. Zorrilla pidió la dimisión de Pezzolano y, enseguida, tomaron el relevo los 200 blanquillos desplazados a Valladolid para solicitar el "Velázquez, vete ya". El partido acabó, pues, con reivindicaciones sindicales de hondura en las dos aficiones. Un hecho curioso, inusual.

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