LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº3 (1.9.2024)
PARTIDO OFICIAL Nº 3657
MIRANDES 0-0 REAL ZARAGOZA
Ficha Técnica
CD Mirandés: Raúl Fernández; Hugo Rincón, Tomeo, Tachi, Juan Gutiérrez, Julio Alonso; Reina, Gorrotxategi, Lachuer (Homenchenko, 83); Roca (Calvo, 68) y Panichelli.
Real Zaragoza: Poussin; Calero, Lluís López, Vital, Tasende; Keidi Bare (Francho, 68), Aguado (Marí, 86); P. Sans (Adu Ares, 46), Soberón (Azón, 46), Liso; y Bazdar (Moya, 68).
Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Keidi Bare (7), Hugo Rincón (62), Tachi (67) y Calero (93).
Incidencias: tarde muy agradable, con 24 grados al inicio del partido (las 19.00). El césped de Anduva estuvo irregular, con corte alto. En las gradas, sobre un aforo de poco más de 5.700 butacas, hubo 4.747 espectadores, de ellos unos 2.000 zaragocistas. En el minuto 48 se paró el partido porque un aficionado zaragocista sufrió un problema de salud, sin consecuencias.
Mirandés 0-0 Real Zaragoza
42.7 % Posesión 57.3 %
2 remates dentro 1
9 disparos bloqueados 3
7 remates fuera 6
10 disparos recibidos 18
2 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
18 faltas recibidas 8
8 faltas cometidas 18
131 perdidas de posesión 141
36 recuperaciones de posesión 49
0 fueras de juego 4
xxxxxx
El Real Zaragoza se queda solo con el empate sin goles en Miranda en un partido trabado
Azón pudo dar el triunfo a los aragoneses con un cabezazo al poste en el minuto 92, pero antes los burgaleses también habián lanzado al palo en el 58. El juego se le atragantó a los de Víctor en el casi siempre gafe Anduva.
No puso seguir el Real Zaragoza con su racha de victorias en Miranda y se quedó simplemente con la renta de un punto a través de un 0-0 feo, en un partido áspero en el que no se sintió a gusto nunca. Los dos equipos lanzaron sendos balones a los palos y el marcador final puede considerarse justo.
La primera parte transcurrió por un patrón parecido a la del último duelo en Cartagena: el Mirandés salió mucho más enchufado al juego y el cuadro zaragocista sufrió durante 20 minutos en su línea defensiva ante el acoso, con más corazón que clase, de los burgaleses. No tenía bien sintonizado el dial el cuadro de Víctor Fernández, no logró nunca, hasta el descanso, mandar de verdad en el timón. Y así es muy difícil gobernar el marcador e imprimir las virtudes que uno tenga.
En 12 minutos, los rojinegros ya habían gozado de tres oportunidades de gol. En el 2, Reina chutó raso desde la frontal del área, en un desajuste de los centrales, y el balón se marchó fuera por un par de metros. En el 5, en ariete argentino Panichelli cabeceó fuera, mal, una falta lateral lejana volcada al área. El balón parado se vio ahí que era un peligro a tener en cuenta. Y en el 12 fue el punta Roca quien se escapó hacia los adentros por el lado de Calero y Lluís López y su remate raso se le marchó fuera por poco, de nuevo con todo a favor. El Zaragoza era un equipo inconsistente y sin un átomo de peligro hacia arriba. Flotaba por el campo peligrosamente.
Para que eso fuera así ayudó la tarjeta amarilla que vio, de nuevo, Keidi Bare por medir mal una entrada en terrenos de nadie. Se le va la romana al albanés y esto es un problema. Ya no pudo ir a tope nunca más. Y Keidi, con el freno de mano puesto, es mucho menos Keidi. Entre él y un apagado Aguado, dos piezas, fueron absorbidos en muchos momentos por el trío Reina, Gorrotxategi, Lachuer, que eran tres, a veces apoyados por los laterales, Hugo Rincón y Julio Alonso. El 5-3-2 del Mirandés se le cruzó en la garganta a los de Víctor Fernández. Algo similar, insisto, a lo de Cartagena. La diferencia fue que, en Anduva, no se encajó gol y el 0-0 del intermedio no era malo, visto lo visto.
La única oportunidad zaragocista en 48 minutos (hubo 3 de aumento) fue en estrategia. Una falta directa a 25 metros, frontal, que lanzó Tasende con la zurda, de rosca fuerte, buscando la escuadra derecha de Raúl Fernández, que se sacó un paradón en palomita para salvar el 0-1 en el minuto 22. Y nada más. En jugada ligada, los aragoneses no llegaron nunca con claridad. Bazdar, Liso y la gran novedad, Pau Sans, lucharon contra molinos de viento. A veces, este tipo de acciones aisladas hacen de clic para cambiar la tendencia. Esta vez no pasó.
Hasta el descanso, el Mirandés aún provocó dos sustos más, uno morrocotudo. En el 40, el turolense Tomeo no empujó a la red, solo en el segundo palo, un córner sacado cerrado y que nadie restó por alto. Menos más que, a quemarropa, el central local se comió la pelota. Y en el 45, Poussin salvó la igualada con un paradón abajo descomunal. Lachuer, otra vez solo en el área ante la pasividad defensiva blanquilla, disparó raso y cuando todo el mundo cantaba el gol, el portero zaragocista metió una mano potente, fija, y rechazó milagrosamente. Era como un aviso a los de Víctor de que, o cambiaban radicalmente como en Cartagena, o la derrota esperaba tras la esquina. El chut de Liso desde lejos, fuera, con el que acabó el primer tiempo fue más el cumplimiento del expediente fuera de tiempo que algo de veras. Aun así, no se marchó muy lejos del marco.
El segundo periodo debutó Adu Ares y se quedó en la ducha Sans, muy poco asistido. También entró Azón en vez de Soberón, voluntarioso pero sin tino. Víctor quería dinamina y mecha. Unas banderillas negras para todos los demás. De entrada ya se vio algo distinto. Un par de centros al área local que hicieron ver que el tipo alto de morado era Raúl Fernández, el portero de casa. Y en el 52, un disparo de Keidi Bare desde fuera del área que se le marchó alto, pero advirtió al Mirandés de que la fiera zaragocista podía empezar a despertar. Sin embargo fueron los locales una vez más los que estuvieron a un milímetro del 1-0. Tachi sacó una falta en el pico del área, nadie despejó ni restó y la pelota se estrelló en el poste lejano con Poussin mirando sin moverse. La fortuna sonrió ahí a los blanquillos.
Las pegajosas marcas de los mirandeses, pese al paso de los minutos, no bajaron de nivel. Al Zaragoza le costó siempre un mundo combinar, hallar espacios. Era casi imposible para los de Víctor hasta sacar de banda por la telaraña rojinegra que envolvió siempre al poseedor del balón. Tachi volvió a probar a Poussin desde 30 metros en el 66, pero el galo respondió bien desviando a córner. El técnico aragonés vio que no era suficiente con los dos cambios del intermedio y cambió piezas en la bisagra de la medular y el ataque. Francho y Moya entraron por Keidi y Bazdar, esto último novedoso porque dibujó un 4-1-4-1 en busca de ganar superioridad en la zona ancha, perdida toda la tarde. Un movimiento táctico de envergadura sobre la marcha.
Los minutos fueron pasando sin que los zaragocistas encontraran, no ya al genio de la lámpara, sino la propia lámpara. Se llegó a los 10 últimos sin inquietar con fundamento al guardameta burgalés. Todo era grumoso,amontonado, nada fino. Fútbol de plomo, lo de siempre del Real Zaragoza en este campo, pasen los años que pasen. Al contrario, fue de nuevo el Mirandés el que casi volcó el marcador de su lado. Panichelli lanzó un derechazo como un obús desde 20 metros en el minuto 79 que rozó la escuadra derecha, con Poussin batido.
Tenía más el balón el Zaragoza, pero el cuadro local era peligroso al contragolpe. Corren como gamos los de Lisci. Adu Ares, semioculto muchísimo rato, asomó con una incursión individual en el 80 pero su chut dio en un zaguero y se fue a saque de esquina. Sacó unos cuantos el cuadro zaragozano, pero sin habilidad alguna. En el 86, Víctor hizo debutar al punta Marí en vez de Aguado. Quiso acabar de nuevo con pólvora fresca Fernández. Por si aparecía la lámpara. El Mirandés, con sus cambios, se había echado atrás claramente. Le servía el 0-0.
Y Aladino estuvo a punto de ser Azón. El ariete canterano cabeceó arriba del todo un centro de Calero y la pelota se estrelló en el poste derecho, con Raúl superado, en el minuto 92. En este caso, la fortuna se fue del lado de los mirandeses. Ahí estuvo el triunfo zaragocista. Quizá no hubiese sido merecido, pero en el fútbol estas cuestiones no cotizan. Y el duelo concluyó sin goles, con poco juego plástico, en una nueva dosis de padecimiento cada vez que toca visitar Anduva. Algo tiene este sitio que genera alergia a todos los Zaragozas de los últimos 12 años. Será cuestión fisiológica.
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