sábado, 21 de diciembre de 2024

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº21 (21.12.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº21 (21.12.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3677

 REAL ZARAGOZA 1-0 RACING CLUB FERROL

1-0, min. 63: Aketxe

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Poussin; Luna (Pau Sans, 59), Lluís López, Vital, Tasende; Aguado (Moya, 59), Keidi Bare (Jair, 88), Francho (Calero, 41); Aketxe (Bermejo, 88), Liso; y Azón.

Racing de Ferrol: Jesús Ruiz; Buñuel, Puric, Naldo, Delgado (Róber Correa, 29); Álvaro Sanz (Chiki, 71), Gelardo, Señé; Nacho (Dorrio, 61), Bebé; y Jauregi (Álvaro Giménez, 61).

Árbitro: Palencia Caballero (Comité Vasco). Expulsó a Róber Correa con roja directa (91). Amonestó a Azón (8), Naldo (33), Vital (64), Gelardo (86),

Goles: 1-0, min. 63: Aketxe.

Incidencias: tarde-noche fría en Zaragoza, con 10 grados al inicio del partido (las 18.30). El césped de La Romareda presentó un buen aspecto. En las gradas hubo alrededor de 15.000 espectadores.

Real Zaragoza 1-0 Racing Club Ferrol

55 % Posesión 45 %
4 remates dentro 1
3 disparos bloqueados 3
6 remates fuera 1
5 disparos recibidos 13
3 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 1
16 faltas recibidas 9
9 faltas cometidas 16
121 perdidas de posesión 121
48 recuperaciones de posesión 38
1 fueras de juego 2
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El Real Zaragoza salva la papeleta con apuros y vuelve a las victorias: 1-0 ante el Racing de Ferrol

Aketxe marcó el único gol de un aburrido y mal partido ante el antepenúltimo en el minuto 63 y Poussin paró un penalti crucial a falta de un cuarto de hora.

Papeleta salvada. En una noche delicada, llena de aristas afiladas alrededor del Real Zaragoza, el equipo blanquillo ganó 1-0 al Racing de Ferrol y disolvió la racha nefasta de 7 partidos (más uno de Copa) sin vencer. Las vacaciones de Navidad se afrontan, dentro del maremágnum que ha ocasionado la dimisión de Víctor Fernández, con un asidero a la esperanza.

Pesó la situación de 'shock' y provisionalidad en la que el cuadro aragonés afrontó este partido ante los ferrolanos tras la dimisión de Víctor Fernández cuatro días antes. El once que dispuso el interino David Navarro, con las únicas novedades de Poussin y Aketxe, fue un manojo de nervios en cuanto el fútbol exigía algo más allá del pase lateral o atrás en tierras de nadie. Nadie se quería exponer a fallar. Fue un guion soporífero, narcotizante. El ambiente en las gradas fue frío desde el primer segundo, por más que se tratase de animar el cotarro artificialmente. Muchos se quedaron incluso en casa o se fueron ya de vacaciones anticipadas. En este contexto, la noche del inicio del invierno trajo un final de la primera vuelta deslucido y ahondó la preocupación que se ha apoderado de este equipo hace mes y medio.

Dominó por completo el Real Zaragoza porque el actual Racing de Ferrol, antepenúltimo en la tabla e inquilino permanente del montacargas del descenso, es un rival menor, escaso de argumentos y fácil de desactivar. Pero dio igual. Los blanquillos no tienen ninguna inspiración en la mayor parte de sus futbolistas. Se ha devaluado sobremanera lo que se vio y destiló en agosto, septiembre y octubre. Nada queda de aquello. No más de cinco ocasiones de peligro se pueden contar en el repaso de lo acontecido.

La más clara, en el minuto 34, en una falta lateral lanzada por Aketxe que el portero gallego Jesús Ruiz sacó en la raya como pudo y cuyo rechace cayó a pies de Lluís López, solo en el área, a placer, pero que remató centrado y al sitio donde el central Naldo pudo sacar bajo palos el gol cantado. Antes, Azón (desaparecido) había disparado alto, fatal, desde el borde del área en el minuto 3. Y en el 13, Aketxe había hecho algo similar desde más lejos, unos 30 metros. No pisaba el área el Zaragoza, tiraba desde cualquier sitio. En el 26, Francho no supo aprovechar una salida errónea del guardameta visitante y, con todo a favor, lanzó alto, mal. Y el mismo canterano, poco antes de caer lesionado (enésimo problema de nuevo en el vestuario), tiró una rosca defectuosa desde 20 metros lejos del poste izquierdo. Poca cosa.

El 0-0 del descanso era una foto de radar de la policía de tráfico. Marcaba exactamente el valor y la velocidad positiva del fútbol de unos y otros. Nada de nada. Los gallegos, por inacción. Solo defendieron. Y no demasiado bien muchas veces. En ataque ni se les vio. El exzaragocista Bebé lanzó un par de centros con intención que nadie busco y pare usted de contar. Un caos el Racing de Ferrol en los primeros 45 minutos. Que ante un adversario tan vulgar el Real Zaragoza no fuese capaz de tomar ventaja y de producir muchas más opciones de gol resultó decepcionante a más no poder. En este sentido, el retroceso respecto de los 20 partidos anteriores con Víctor al frente fue palmario, sin que David Navarro tenga nada que ver con la razón, obviamente. El problema está en la cabeza de los jugadores.

Liso, que sigue dando muestras de cierto agobio sobre el césped, de estar fuera de onda, no supo provocar, instar al árbitro a pitar un penalti que, por esas cosas del fútbol, de haber caído a la hierba seguramente se hubiese señalado en una entrada en el área en la que fue golpeado por un zaguero al cruce. Quiso seguir de pie, salió trastabillado y se perdió la ocasión y la pena máxima. Era el minuto 43 y hubo reproches por esta pipiolez.

Francho lo suplió Calero a falta de 4 minutos para el intermedio. Navarro decidió apostar por doble lateral, con Luna atrás junto a Bebé, circunstancia que modificó en la segunda mitad, echando al canterano arriba. Al Zaragoza lo sigue mirando un tuerto (o lo que sea) con el asunto de las lesiones musculares o similares. Antes del percance del zaragocista, los de Galicia había tenido un problema similar: se fue lesionado Delgado y tuvo que entrar Róber Correa en el 29. El árbitro mandó a la caseta a los protagonistas tras tres minutos de aumento y, ciertamente, la pausa fue un alivio para la vista, cansada de ver tanta bazofia de golpe.

En el inicio del segundo periodo (que se puso en marcha sin más sustituciones) surgió enseguida el primer aviso serio de los ferrolanos. Sí, había vida entre los de verde. Bebé se fue en un encare ante Calero en el minuto 47, centró atrás con veneno y Nacho remató con la zurda en el área, pero Tasende se cruzó, providencial, para echar a córner una pelota que podía haber acabado dentro con el 0-1. Según se fue lanzando el juego de nuevo se vio que el Real Zaragoza no había espabilado. Todo era como una continuidad de lo ofrecido antes. El 4-3-2-1

Antes del primer cuarto de hora de la reanudación empezaron a sonar los primeros silbidos contra el equipo zaragocista, amuermado, atrancado, amodorrado. La grada empezó a solicitar a los futbolistas que le echaran… bemoles en el minuto 58. Siempre es un aviso de que lo que ocurre no gusta a la afición y que se anuncia bronca. David Navarro reaccionó de inmediato con un doble cambio. Metió a Moya por un gris oscuro Aguado y a Pau Sans en vez de otro eclipsado, Luna. Su colega Cristóbal Parralo lo imitó enseguida y aportó metralla a la inexistente delantera ferrolana, con Dorrio y otro exzaragocista, Álvaro Giménez.

De ese baile de miradas en lo banquillos salió vencedor Navarro. Muy pronto. En el minuto 63, cuando ninguno de los nuevos había roto a sudar, Pau Sans tocó con fortuna su primera pelota en la banda derecha, asistió a Aketxe quien, tras un quiebro sobre Puric en el área, marcó el 1-0 de rosca rasa ante Jesús Ruiz. Medicina sanadora de primer orden para un Real Zaragoza que empezaba a dar síntomas de ofuscación con el balón. Quedaba media hora y, menos mal, se encontró un punto de luz y un asidero a la resurrección.

El gol dio cierto ánimo a los zaragocistas, con el chaval Sans como agitador del momento. En un duelo de casta provocó una falta en el pico del área que, en el minuto 68, Aketxe lanzó con su clásico efecto y casi acabó en el 2-0, salvado en última instancia por el portero Ruiz con todos los apuros del mundo. Se pudo haber echado en falta este tanto si cinco minutos después Álvaro Giménez no hubiese fallado el penalti que Moya cometió sobre él mismo en el minuto 72. Poussin detuvo el lanzamiento del ariete y salvó al equipo de un inconveniente monumental en el 73. Ese 1-1, que hubiera surgido casi de la nada, venía cargado de cicuta. En cualquier caso, la acción sirvió para volver a discernir que este Zaragoza tiene enormes dificultades para gobernar el juego, los marcadores favorables y las picardías del fútbol de verdad.

El minutero avanzó rápido hacia el esprint final del choque. El Racing con pocos argumentos. El equipo zaragocista, sin orden ni concierto. En el 86, Álvaro Giménez no llegó a cabecear a bocajarro un centro de Dorrio y apretó las corbatas de los zaragocistas al límite. Ahí se pudo hundir el suelo otro día más. Esta vez, el rival no daba la talla para lograrlo. Navarro introdujo en el campo a Jair y Bermejo y atornilló la defensa con 5 piezas. Aun así, como ya pasó en La Coruña, en el 90, de un córner a favor, surgió una contra de Correa que acabó chutando fuera ante el asombro del graderío, histérico. Este mismo jugador, frustrado tal vez por su ocasión perdida, cazó de inmediato por detrás a Pau Sans en medio campo y fue expulsado sin discusión. Se montó tangana, en el césped y entre los banquillos. El juego se reanudó en el 94 en un océano de nervios.

Y el pitido final de Palencia Caballero, entre la explosión de alegría del zaragocismo por haber roto la racha negra que venía desde primeros de noviembre, se enturbió con la agresión de Cristóbal Parralo a David Navarro, al que propinó un cabezazo barriobajero sobre el césped, impropio de un tipo de su trayectoria. Muestra también de que el exinternacional, demasiado mayor ya para entrar en estos terrenos sucios, está más fuera que dentro de su equipo. Y antes de que bajara el telón, Poussin fue despedido con ovación de gala. Su penalti parado evitó otro patinazo más en cadena.

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