LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº12 (2.11.2025)
PARTIDO OFICIAL Nº 3711
REAL ZARAGOZA 0-2 RC DEPORTIVO
0-1, min. 54: Mario Soriano
0-2, min. 72: Mella
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Adrián Rodríguez; Aguirregabiria (Juan Sebastián, 83), Gomes, Insua, Pomares; Francho, Guti (K. Kodro, 67), Moya; Cuenca (P. Sans, 35), Valery (Paulino, 83); y Soberón (Bazdar, 67).
Deportivo de La Coruña: Germán Parreño; Mella, Noubi, Loureiro, Comas (Barcia, 79), Quagliatta; Gragera, Villares; Mario Soriano (Luismi Cruz, 79), Yeremay (Cristian Herrera, 86); Eddahchouri (Stoichkov, 65).
Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Soberón (22) y Comas (69).
Goles: 0-1, min. 54: Mario Soriano. 0-2, min. 72: Mella.
Real Zaragoza 0-2 Deportivo de la Coruña
48 % Posesión 52 %
3 remates dentro 6
7 disparos bloqueados 3
3 remates fuera 5
14 disparos recibidos 13
1 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 21
21 faltas cometidas 10
125 perdidas de posesión 129
44 recuperaciones de posesión 46
2 fueras de juego 1
xxxxxx
El Real Zaragoza confirma su estado de cadáver, sin reacción con el tercer entrenador
Rubén Sellés se estrenó como técnico local con otra derrota, por 0-2 ante un superior Deportivo de La Coruña, en otro repertorio de horrores infinitos que demuelen cualquier expectativa de resurrección a largo plazo. El nivel futbolístico de los zaragocistas es de regional, un calvario.
Más de lo mismo. O peor. Si alguien esperaba un cambio sustancial de las cosas en el cuadro zaragocista con el estreno de Rubén Sellés en el banquillo local ante el Deportivo estaba en otra dimensión, en una mentira autoconsentida. Es muy difícil modificar las rutinas de escasez y deficiencias múltiples que arrastra este Zaragoza de matriz Gabi-Indias desde julio y agosto. Primero, porque el recién venido no ha tenido tiempo. Y, segundo, porque son un aluvión de problemas los que tienen al equipo atrancado, acomplejado, sabedor de su inferioridad en casi todo y ante casi cualquier rival. Así que, de entrada, el partido se pareció desde el minuto 1 al resto de los vistos en el Ibercaja Estadio desde el verano como gotas de agua, casi gemelas.
Sellés, que tampoco tuvo a Saidu finalmente por lesión, apostó por un 4-2-3-1, sin forzar la máquina en la pizarra con cinco defensas, como llegó a sugerir el viernes. Hizo debutar al juvenil de 17 años Gomes, central ágil de poco cuerpo y musculatura, y montó un trivote en la medular con Francho, Moya (la otra gran novedad) y Guti, de enganche arriba. Los demás, los mismos del otro día en Gijón, en su debut real. Y el equipo no funcionó. Que nadie busque asideros donde no los hay. El Real Zaragoza está obturado, no le entra la luz del fútbol por ningún resquicio a su objetivo, a su cámara. Es incapaz de hacer cuatro pases, de tener un minuto y medio de cierta continuidad de toques y ademanes ofensivos.
En este envoltorio, hubo dos acciones aisladas que, sin embargo, bien pudieron ofrecer la novedad de ver al Real Zaragoza por delante en el marcador en la primera mitad. Sí. Esto es cierto. El Deportivo de La Coruña, uno de los favoritos este año, que empezó el curso como un tiro pero que vino a Zaragoza en un bache de cinco partidos sin victorias (tres empates y dos derrotas acumulaban los gallegos), demostró que le pasa algo, que está con el motor gripado en algún punto de su mecánica. La primera fue una jugada que remató Guti a gol, en el minuto 5, pero tras un pase de Cuenca en clamoroso fuera de juego por cuatro metros. El 60 por ciento del aforo no lo vio, pues estaban fuera por la protesta programada por la afición para este día. No hubo discusión. Cuenca no estuvo ducho al salirse del orsay tras un balón muerto y estropeó semejante logro.
Y la otra, más adelante, ya en el minuto 26, la echó a la papelera Moya. Tristemente, falló un mano a mano precioso que le proporcionó un pase al hueco de Francho tras una recuperación de Valery en una mala salida desde atrás del Deportivo. Moya pensó demasiado y optó por un remate raso que Germán Parreño sacó con un tobillo en su salida avispada. De estas ocasiones el actual Real Zaragoza anda escaso desde la Virgen de Agosto, así que errarlas es un lujo asiático de graves penalizaciones.
Ahora bien, para ese momento, ciertamente el Dépor podía llevar ya un gol o, tal vez, alguno más. Porque, sin hacer nada del otro mundo, los galaicos tuvieron ratos de buena asociación con sus jugadores de nivel medio-alto: Yeremay, Mario Soriano, Villares, Eddahchouri, Mella… y dispararon a puerta con serio peligro, unas veces sin buen tino suyo y otras con acierto del portero Adrián Rodríguez, que volvió al Ibercaja Estadio un mes después. Mella, desde 25 metros, probó al guardameta local en el minuto 7, con respuesta de balón a córner con serios apuros junto al palo izquierdo. Mario Soriano, tras jugadón con Yeremay (se cenó a Aguirregabiria, Cuenca y Francho varias veces en regates y desbordes), tuvo el gol en el 15, con buena respuesta de nuevo de Adrián.
En el 16, a la salida de un córner, Loureiro voleó solo en el segundo palo, en el área, y el balón se fue de rosca a un metro del palo lejano. Otra pifia de marcas en un balón de estrategia en la zaga zaragocista, como es hábito últimamente. En el 20, Yeremay lanzó otro disparo con efecto, por alto, rozando la escuadra izquierda. Como se ve, el 0-0 era un buen tanteador para los zaragocistas antes del error de Moya en la oportunidad más flagrante de lo que va de liga, más de un cuarto ya. Pero es que, incluso, en la recta final del primer tiempo los deportivistas también rozaron el 0-1. El central Noubi lo tuvo mano a mano, tras una falta volcada al área, pero solo ante Adrián se topó con la mano de este, desviando la pelota a córner. Y, sobre todo, ya en tiempo de aumento, Mario Soriano perdonó el gol, solo a placer tras una contra veloz de Yeremay, al dudar en su remate en el punto de penalti.
Durante el triste juego zaragocista, se había vivido la lesión de Cuenca, suplido por Pau Sans en el minuto 35. Sigue el mal fario en la enfermería. E Insua tuvo que ser vendado en la cabeza tras un encontronazo con Eddahchouri en un balón en el área local y acabó como pudo hasta el intermedio. No hay donde destacar nada ni a nadie en las filas zaragocistas. Estaban todos tan pendientes del método, de las indicaciones básicas de partida del nuevo Sellés en el banquillo, que el fluir del fútbol en las botas era secundario. Suele pasar en estos casos. Se pierde la naturalidad. Y el fútbol tiene mucho de instinto, de improvisación. Lo mecánico acaba siendo forzado. Y se nota.
El segundo tiempo empezó sin novedades nominales accesorias. El Zaragoza salió espoleado por la charla del nuevo jefe. Se advirtieron ganas de hacer algo más, algo distinto. Moya acabó los primeros minutos de cierto acoso zaragocista con un disparo alto en el 49 desde la frontal, mientras el adversario gallego aguantaba sin sufrir demasiado la embestida, que estaba hecha con más esgrima que fortaleza real por parte de los aragoneses. El efecto gaseosa duró eso. Nada. Y, esta vez, el Dépor también había sacado de la caseta veneno extra, sabedor de su falta de solvencia en la primera fase, por lo que su primera llegada al área de Adrián resultó letal.
En el minuto 54 llegó el 0-1. A la salida de una falta en le pico del área, tocó suavemente Yeremay sobre Mario Soriano, que controló hacia dentro y lanzó un derechazo a la escuadra lejana que tumbó al Zaragoza. Dos jugadores con hechuras de élite. Un golazo de bandera. Otro día más, la película adquirió tintes dramáticos. Sabido es hace tiempo que el problema de los blanquillos excede al entrenador de turno, a la propia plantilla. El mal es estructural, en la cúpula. Y sin remedio, probablemente. Trató de reaccionar, herido de muerte, el equipo del abatido Sellés. Francho y Moya no lograron rematar un balón muerto en el área de Parreño nada más sacarse de centro. Y Valery voleó desde fuera del área la siguiente jugada, alto, mal. Si los deportivistas parecían en ataque de dibujos animados, los zaragocistas eran futbolistas de regional. Torpes, imprecisos, básicos.
El transcurso de los minutos trajo las habituales prisas a los blanquillos. Malas consejeras siempre. Movió ficha primero en la banda Hidalgo, cambiando a su ‘9’, Stoichkov suplió a Eddahchouri. Y, pronto, Sellés se mojó al mover dos piezas arriba: sentó a Soberón y Guti, desdibujadísimos, y metió a Badzar y Kodro a falta de 25 minutos. Fuegos de artificio. Porque el fútbol le habló a la oreja al técnico con rotundidad en cinco minutos. Llegó el 0-2 en una jugada terrible. Fue terrible porque dejó en evidencia al chaval Gomes, riesgo que existía toda la noche y que podía dejar retratado a un jugador aspirante que no está aún para competir en estas alturas.
En el minuto 72, Yeremay se llevó de espuela en una contra la pelota en campo propio y empezó a correr tras desbordar a Gomes. La carrera duró 70 metros, con el canario ganándole cada centímetro con calidad y velocidad al juvenil zaragocista. Lo mató al llegar al área pequeña, con un taconazo de clase suprema que dejó a placer el gol a Mella, que venía por detrás. En semifallo, a lo ‘Rubén Cano’, el deportivista apuntilló al peor Real Zaragoza de su historia. Una noche más. Y las que quedan. Esto es un calvario. Un suplicio infinito.
El evento acabó con una melé en el área gallega, con Gomes tratando de acortar distancias en un balón perdido tras una falta centrada por Moya y Parreño parando en la misma raya. Con el lote completado de las sustituciones, para que los representantes sumen partidos a sus cláusulas por partidos del neofútbol y con la mitad de los aficionados rumbo a casa desde que llegó el segundo gol deportivista. Qué desolación. Qué vergüenza. Qué irresponsabilidad. Qué delito es ver al Real Zaragoza así. Y quedan siete meses. Catastrófico.
El Deportivo añade un nuevo clavo al ataúd del Real Zaragoza
Yeremay, el mejor jugador de Segunda, cocinó tras el descanso los dos goles gallegos, obra de Soriano y Mella. El equipo aragonés queda a siete puntos de la salvación y el de Hidalgo, a dos del ascenso directo.
El Deportivo también ganó en el Ibercaja Estadio y añadió un nuevo clavo al ataúd del Real Zaragoza, que queda ya a siete puntos de la salvación, con su esperanza reducida a la mínima expresión por esta segunda derrota de Rubén Sellés como entrenador, la quinta consecutiva de un equipo desahuciado cuando acaba de empezar noviembre. Lo nunca visto en la historia del club aragonés. Después de una primera parte competida, aunque con superioridad visitante, Yeremay, un futbolista al que la categoría se le queda cortísima, cocinó tras el descanso los dos goles del Deportivo, firmados por Mario Soriano y Mella, y propulsó a su escuadra hasta la cuarta plaza, a tiro de piedra del ascenso directo
El juvenil Gomes y Toni Moya, relevos de los lesionados Radovanovic y Tachi, fueron los dos cambios en el Zaragoza respeto del once que presentó Sellés en Gijón, mientras que Arnau Comas, Gragera y Zakaria, recambios de Barcia, Stoichkov y Mulattieri, fueron las tres novedades en la alineación de Hidalgo, que ordenó a su equipo en un 5-4-1.
Después de los actos de protesta del zaragocismo contra la gestión de una entidad totalmente a la deriva, el partido tuvo unos emocionantes prolegómenos, con el recuerdo al cadete Jorge Casado, fallecido este lunes, con su camiseta depositada por sus padres en el círculo central y un impresionante minuto de silencio en el Ibercaja Estadio, con una pancarta que lo decía todo: ‘Ahora el cielo es más banquiazul’.
En noche de urgencias, aunque ciertamente incomparables, el Zaragoza se presentó a la cita después de cuatro derrotas consecutivas y dos relevos en el banquillo, mientras el Depor lo hizo con una racha de cinco jornadas sin ganar, aunque con un notabilísimo vuelo ofensivo y la amenaza constante de Yeremay, que le hizo mandar desde el principio en el juego y comprometer a Adrián con disparos consecutivos de Mella, Mario Soriano y Loureiro. Sin embargo, la primera gran ocasión fue del Zaragoza, una oportunidad inmejorable en el minuto 27 de Toni Moya, que recibió en profundidad de Francho y, solo ante Germán, perdonó un gol cantado. La jugada agitó al menos al equipo de Sellés, que reequilibró un tanto el duelo y logró desorganizar en un par de acciones a la defensa del Deportivo, aunque la primera parte concluyó con una ocasión clara de Soriano.
El Zaragoza dio un paso al frente tras el descanso, pero una falta protestadísima de Pau Sans sobre Quagliata en el pico izquierdo del área permitió al Deportivo abrir el marcador en el minuto 54. Yeramay sacó el castigo en corto para Mario Soriano y esté, ante la falta de reacción de la defensa, se acomodó la pelota y soltó un latigazo inapelable. Como en Gijón, otra vez el balón parado castigó al Zaragoza. Y esta vez cuando mejor estaba jugando.
El 0-1 dio paso a otro partido, con el reloj corriéndole ya a toda velocidad al Zaragoza, cada vez más volcado, y con el Deportivo a la espera de un contragolpe definitivo, que llegó a veinte minutos del final tras una genialidad de Yeremay, el mejor jugador de Segunda, que superó al joven Gomes en su veloz carrera y le sirvió después con un excelso taconazo el 0-2 a Mella. Y aquí ya se acabó el encuentro, como se está acabando el efecto Sellés.


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