miércoles, 29 de octubre de 2025

COPA DEL REY 2025/26 1ª RONDA (29.10.2025)

COPA DEL REY 2025/26 1ª RONDA (29.10.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3710

 UD MULTIVERA 1-3 REAL ZARAGOZA

0-1, min. 14: Roncal, en propia puerta

0-2, min. 25: Juan Sebastián

0-3, min. 78: K. Kodro

1-3, min. 88: Xabi Goñi, de penalti

Ficha Técnica

UD Mutilvera: Ojer; Roncal, Biesa, Morte, Lizarraga, Eloi Goñi (Galhardo, 80); Banzo (Arocena, 69), Terés (Goicoechea 86), Aranguren, Bujanda (Xabi Goñi, 69); y Tellechea (Iva, 80).

Real Zaragoza: Andrada; Juan Sebastián (Aguirregabiria, 46), Gomes, Kosa (Insua 71), Pomares (H. Barrachina, 46); Francho, Moya; Pinilla (P. Sans, 55), Bazdar (Bakis, 46), Moyano; y K. Kodro.

Árbitro: Palencia Caballero (Comité Vasco). Amonestó a Eloi Goñi (27), Roncal (45), Moyano (45), Bazdar (45+2), H. Barrachina (60) y Biesa (86).

Goles: 0-1, min. 14: Roncal, en propia puerta. 0-2, min. 25: Juan Sebastián. 0-3, min. 78: K. Kodro. 1-3, min. 88: Xabi Goñi, de penalti.

El Real Zaragoza saborea otra vez la victoria en el duelo menor de Copa ante la Mutilvera

El cuadro aragonés supera la primera ronda al derrotar a los navarros, de Segunda RFEF, por 1-3. Marcaron Juan Sebastián, Kodro y un defensor local en propia puerta.

El análisis de este partido hay que ponerlo enseguida al nivel correspondiente para que nadie se llame a engaño. Rival de Segunda RFEF, campo de Segunda RFEF, ambiente de Segunda RFEF. Ahí, un Real Zaragoza experimental, como era menester en este escenario mitad trampa, mitad incordio, decantó pronto en marcador a su favor tras pasar dos momentos de máximo peligro con el 0-0 inicial y vivió con cierta comodidad sin hacer nada del otro mundo. Conclusiones de cierta profundidad, las justas. O, mejor, ninguna. Fue una noche de cubrir el expediente, de salir pisando brasas sin más daños colaterales en un lugar hostil, como era previsible, donde lo mejor era ganar y marcharse pronto. Aquí, en este pueblo de las afueras de Pamplona, Mutilva, no está la miga de este Zaragoza agónico en la liga, con síntomas de lo peor hace muchos días.

En términos futbolísticos, muy pocas pinceladas cabe subrayar en un once inicial atípico, fuera de lo normal, que aún lo fue más cuando se supo que Saidu, que iba a ser titular en su puesto matriz, medio centro, se lesionó en el calentamiento sobre el césped sintético de Multinova. Francho, que iba a tener fiesta, acabó siendo el capitán en el once de inicio por sorpresa. Cualquier inconveniente que pueda surgirle al desgraciado Zaragoza del presente, emerge a la primera con contundencia. El mal fario de los gafados.

En el minuto 9, la Mutilvera había desperdiciado dos ocasiones clarísimas de gol. Primero, Bujanda (en el 8), disparó solo a placer tras un jugadón vertical de Aranguren en el área, pero Andrada sacó a córner con la yema de los dedos, rozando el poste derecho. Y en la salida de ese saque de esquina, el modesto club navarro le hizo a los de Sellés la misma acción del gol del Sporting en Gijón. Un aclarado en el punto de penalti para dejar solo a Tellechea, que voleó sin oposición y Andrada tuvo que salvar el tanto con buen tino. Increíble.

Cuando empezaban a pintar bastos, llegó el 0-1 de la nada. Porque el Real Zaragoza, con Kodro arriba, Bazdar de enganche, Pinilla y Moyano en las bandas, no había llegado nada de nada al área local y, sin embargo, en un centro al tuntún de Juan Sebastián, se encontró con un autogol de Roncal, en un rebote de un despeje inicial de Biesa. Se hicieron un lío los defensores de Mutilva y el balón acabó en la red en el minuto 14. Sonó el esquilo del ‘bote’ en la barra del bar, donde tocaba la maja charanga local que antes del descanso puso música a la tonadilla de “a Primera RFEF” que en el campo le cantaron al Real Zaragoza como deseo una vez se enturbió el juego por un rifirrafe de Moyano con Roncal. Las cosas de este tipo de bolos coperos. El fútbol de chascarrillos y piques de baja estofa y peor gusto, nada nuevo ni que no se esperase. La situación da para tragar bilis de estas a toneladas. Y lo que te rondaré...

Ese gol rebajó el gas de los locales, que se apagaron poco a poco. Mucho más al caer el 0-2 en el 25, enseguida, en una incursión de Juan Sebastián por la banda, apoyado por un activo Bazdar, que lo dejó solo ante el portero Ojer, al que superó por alto con un derechazo al primer palo. Buen tanto del lateral. Ahí se murió la emoción, si es que en algún momento la hubo en esta fría noche pamplonesa. De ahí al descanso, poca chicha. Un disparo de Tellechea tras dos recortes en carrera en el minuto 29, al que respondió Andrada en el centro del portal con una mano por encima del larguero y un tiro raso de Bazdar en el 31, tras una jugada individual, que obtuvo la respuesta abajo de Ojer para salvar el tercero.

 No cabe buscar demasiadas cuestiones interesantes. Sería demasiado presuntuoso. El partido tuvo valor residual en infinidad de parámetros. En noches así, o se da la sorpresa desagradable (esta vez no tocó), o se cumple con la obligación sin más carga de percusión. Es difícil, salvo alguna aportación individual muy llamativa, que estos eventos queden para los anales de la historia señalados en letras doradas.

En el intermedio, Sellés hizo tres cambios. Quiso ver más cosas. Si ya había dado los primeros minutos del curso a Kosa y había hecho debutar al juvenil Gomes, además de poner de inicio al ya más baqueteado Pinilla, el nuevo entrenador movió el género menos habitual a mitad de libreto. Se estrenó Hugo Barrachina, como lateral zurdo en vez de Pomares. Metió a Aguirregabiria y dio descanso a Juan Sebastián. Y, no por esperado fue menos sorprendente, introdujo al descatalogado Bakis en vez de Bazdar. El germano-turco comparte escudería de representación con Sellés. Esta apuesta más de uno la ganó esta noche, tras hacerla el día de la llegada del nuevo técnico valenciano.

En el inicio del segundo tiempo, como también era de prever, la Mutilvera buscó su último asidero al partido en un par de ataques con casta y fuerzas renovadas en la pausa. Un centro de Banzo lo remató al poste derecho Tellechea adelantándose a los centrales zaragocistas en el 49 y rozó el 1-2. Ahí pudo cambiar la presión para el Real Zaragoza, pero esta vez, en este envoltorio menor de Mutilva, este tipo de detallitos (el autogol local sobre todo) cayeron de su lado. Algo es algo. El lateral Eloi Goñi tuvo otra opción clara en el minuto 63, en una contra regalada por un lento Kosa, fuera de forma, que solventó Andrada en dos veces. Del Zaragoza, en ataque no había noticias. Moyano disparó fuera en el 57 un balón muerto, y nada más durante los primeros 20 minutos de la reanudación.

Cuando los locales entregaron la cuchara paso a paso, el juego les cundió más al apagado Moya y a Francho, los medios centros. De ahí surgió un cabezazo de Kodro a centro de Sans (sustituto de un oscurecido Pinilla) y un disparo de Bakis cruzado que, en los minutos 66 y 67, rozaron el poste izquierdo de Ojer. Fogonazos aislados, inconexos de cualquier plan de juego. Fueron, no obstante, el aviso de que el 0-3 estaba en fábrica. Lo firmó Kenan Kodro, en el 78, en una penetración muy potable de Aguirregabiria, con un centro preciso que el ariete hispanobosnio remató con precisión, solo.

Bajo un diluvio tremendo, los locales marcaron el gol para la estadística, el 1-3 definitivo, en el 88, tras un penalti discutible pitado para la galería por el árbitro (otro clásico en días de estos) por una mano en un disparo lejano. Con esto se acabó el protocolo de una eliminatoria que al menos le sirve al Real Zaragoza para recordar cómo es eso de ganar en este negociado del fútbol. Aunque nada tenga que ver con su patología real, la de la Segunda División.

Ejercicio de eficacia

Roncal, en propia puerta, Juan Sebastián y Kenan Kodro, autores de los goles de un Real Zaragoza en el que destacó sobre todos el portero Andrada.

Después de cuatro derrotas consecutivas y dos cambios de entrenador, el Real Zaragoza se reencontró con la victoria en su estreno en la Copa del Rey y regresa a casa con cierto consuelo y muchos deberes por delante. En un ejercicio de notable eficacia, el equipo aragonés encarriló la eliminatoria en la primera parte con dos goles, el primero de ellos en propia puerta, y cerró el compromiso con un tercer tanto en el tramo final de la segunda mitad. La Unión Deportiva Mutilvera, un rival en posición de descenso en Segunda RFEF, mantuvo el tipo hasta el final y puso al descubierto alguna de las principales debilidades del Zaragoza, que se vio seriamente amenazado después de cada pérdida, un problemón que deberá corregir su técnico lo antes posible.

Sellés puso en liza un once nuevo, incluidos los futbolistas del filial Hugo Pinilla y Ale Gomes -éste cumplió sobradamente en su debut oficial con la camiseta del Zaragoza-, un once con Bazdar y Kenan Kodro en ataque y en el que entró al final Francho, después de que en el calentamiento Saidu no superara unas molestias en el tobillo.

El Real Zaragoza salió a jugar sin tensión, sin el brío que requiere un partido de estas características, y estuvo a punto de pagarlo muy caro frente a un rival que hizo del entusiasmo su divisa y que fue a cada disputa como si fuera la última. Y así antes de que se cumplieran los primeros diez minutos tuvo Bujanda una ocasión magnífica ante Andrada. Pero en el fútbol todo cambia en un instante. Y un centro al área sin ningún peligro de Bazdar lo acabó rematando con el hombro el lateral Roncal a su propia portería cuatro minutos después. Un verdadero golpe de fortuna para el Zaragoza, que enfrió los ánimos locales y permitió al equipo de Sellés bajarle las revoluciones al juego y hacerse con el control del encuentro, aunque sin mejorar su respuesta defensiva después de cada pérdida. Un asunto de máxima urgencia para el nuevo entrenador. Y producto de ese control a medias llegó enseguida el segundo gol, obra de Juan Sebastián, que resolvió su internada con un buen derechazo y le dedicó el tanto a Jorge Casado, el cadete fallecido este lunes con 15 años y que tiene al Zaragoza de luto. Mayor eficacia imposible: una oportunidad y dos goles.

Sellés, pensando ya en el Deportivo, metió un triple cambio tras el descanso y dio entrada a Aguirregabiria, Barrachina -otro que hizo su debut oficial- y Bakis -sí, leen bien- por Juan Sebastián, Pomares y Bazdar. Y muy pronto también entraría Pau Sans por un Hugo Pinilla que se dejó notar mientras le duró la gasolina. Prácticamente, el Zaragoza se pasó la segunda parte guardando la ropa, aunque tuvo otras dos ocasiones en las botas de Sebas Moyano y Bakis, a las que dio respuesta la Mutilvera por medio de Goñi, un avión por su banda y un peligro constante al que únicamente dio respuesta Andrada, el mejor de la noche en Multinova.

Kenan Kodro, a pase de Aguirregabiria, le puso firma al 0-3 a doce minutos del final, momento en que empezó a diluviar y, de paso, a encresparse los ánimos entre los jugadores, especialmente después de que Goñi acortara distancias de penalti y convirtiera el final del partido en un correcalles pasado por agua.

 

domingo, 26 de octubre de 2025

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº11 (26.10.2025)

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº11 (26.10.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3709

 REAL SPORTING 1-0 REAL ZARAGOZA

1-0, min. 24: Otero

FICHA TÉCNICA

Sporting: Yáñez; Guille Rosas (Kevin, 83’), Pablo Vázquez, Perrin, Diego Sánchez; Justin, Corredera (Loum, 83’); Dubasin, Gelabert (Amadou, 46’), Gaspar Campos (Nacho Martín, 35’); y Otero (Pablo García, 45’+5’)

Real Zaragoza: Adrián Rodríguez; Aguirregabiria, Insua, Radovanovic (Saidu, 38’), Pomares; Tachi (Moyano, 60’), Francho, Guti; Cuenca (Dani Gómez, 60’), Soberón (Pau Sans, 60’) y Valery (Kodro, 75’).

Goles: 1-0, min. 24: Otero

Árbitro: Germán Cid Camacho (C. Castellano-Leones). Mostró amarillas a Aguirregabiria (62’) . Expulsó a Dubasin (45’+8’)

Real Sporting 1-0 Real Zaragoza

32.9 % Posesión 67.1 %
3 remates dentro 3
0 disparos bloqueados 9
1 remates fuera 10
22 disparos recibidos 4
1 tarjetas amarillas 1
1 tarjetas rojas 0
15 faltas recibidas 12
12 faltas cometidas 18
115 perdidas de posesión 139
36 recuperaciones de posesión 49
2 fueras de juego 1
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El Real Zaragoza se condena a perder: derrota contra el Sporting (1-0)

El estreno de Sellés articula algunas mejoras en el equipo, incapaz de ganarle a un Sporting con diez durante toda la segunda mitad. El Zaragoza no entendió el partido en ese periodo tras jugar un buen primer acto.

Rubén Sellés para lo bueno y para lo malo: el estreno del técnico valenciano dejó lo de siempre, una derrota contra un Sporting que jugó casi 50 minutos con uno menos, y también una agridulce sensación de que el técnico se quedó a medias de darle al Zaragoza las soluciones por las que tanta lágrimas está derramando. El impacto de Sellés fue notorio en la primera mitad, con un Zaragoza con una identidad, con una armonía posicional y un ritmo vertical que superó a un Sporting neutralizado, ciego de fútbol. Sin embargo, con uno más, el Zaragoza no interpretó sus ventajas, que lo eran todas, excepto la más importante, el marcador: un gol de Otero en un saque de esquina le atornilló aún más a la posición de colista y le cava la tumba unos metros más.

Desaprovechó el Zaragoza así una ocasión perfecta ante un Sporting que perdió toda su artillería antes del descanso, en un periodo en el que el duelo estalló por los aires y desnudó lo que sería su trama: un Zaragoza mejor contra 11 que contra 10, un partido en el que el Sporting se hizo un monumento defensivo. Encajaban casi siempre los locales este curso, pero llegó el Zaragoza y su incapacidad rematadora para dejarles la portería blanca.

Sellés hizo cambios profundos que mejoraron al equipo salvo en cuestiones relacionadas con las capacidades y talentos individuales: calidad en el remate, calidad en la creación, calidad en el desequilibrio... Ante eso puede dar más explicaciones Txema Indias que Sellés. El técnico sacudió el equipo de punta a punta, desde la portería a su frente atacante. Soberón quedó como único punta, Andrada pagó los platos rotos, Cuenca y Valery (primera titularidad) estiraron y ensancharon el ataque en las alas, Guti se adelantó a la mediapunta… Y Tachi apareció en el doble pivote, para darle habilidades defensivas a la zona donde el Sporting se inflama y gesta su fútbol. Un 4-2-3-1 de piel defensiva, enfocado a salir rápido arriba, colapsar el centro, dominar desde el robo y la segunda jugada. En los locales, Borja Jiménez no tocó nada de su 4-2-3-1, repitió nombres, con Gelabert, Dubasin y Otero con la máscara del verdugo.

El relato de la primera mitad merece empezarse por su final, en esa franja de tiempo, de unos 20 minutos -pues el descanso se fue más allá de los 54 minutos- en la que pasó de todo, entre lesiones, expulsiones, goles anulados… El partido se destripó en ese periodo en el que el Real Zaragoza barrió al Sporting, lo secuestró en su campo, lo movió y lo dividió, le superó en todos los órdenes, con un ritmo asfixiante, telúrico, acelerado en el jardín derecho con un afilado Francho, un inquieto Soberón y las piernas de Cuenca. El Sporting se vio en nada sin tres de sus piezas diferenciales: primero cayó lesionado Gaspar Campos, cuyo relevo (salió Nacho Martín) arrinconó en izquierda a la dama de su tablero (Gelabert). Después, las fibras tumbaron a Otero, el estilete, un peligro constante. Y, por último, Dubasín se fue a la ducha por meterle un codazo en la mandíbula a Pomares. El Zaragoza había perdido en esa vorágine a Radovanovic, sustituido por Saidu, y en ese empuje, en un saque de esquina, Soberón marcó: Yañez atrapó un balón en la línea, cayó dentro de la portería y pareció que la pelota la dejaba fuera. Allí estaba Soberón. Pero el colegiado Cid Camacho lo anuló. No parecía razón para ello. Los mismos protagonistas tuvo una soberbia acción en banda derecha del Zaragoza, con Francho y Guti. El capitán centró, Soberón remató, pero Yáñez puso una señal de STOP con su manopla.

El gol rival

Cualquiera que viese ese tramo final solo puede hablar bien del Zaragoza. De su buena gestión de la pelota, de sus movimientos agresivos, de la buena colocación de sus fichas en las diferentes situaciones y fases del juego. Pero el problema es que perdía. Guti se durmió en la marca de un córner, el Sporting hizo pantalla a Otero, y el colombiano, solo, cabeceó a la red. Ese gol echó por tierra la convincente salida al campo del Zaragoza, con un fútbol lleno de aplomo e intención. Sellés quería ganar el centro y lo consiguió. El Sporting estaba cegado por dentro, no podía conectar con su línea de atacantes, ni con Gelabert, y Tachi y Francho escobaban la segundas jugadas.

Al Zaragoza solo le faltó un poco de pausa, claridad y finura para redondear su plan ofensivo. De las recuperaciones, se trató de conectar en profundidad y por fuera con Cuenca, Valery o Soberón, cuya movilidad hipnotizó a los centrales locales.

El Zaragoza jugó bien antes del gol encajado y después. El Sporting, más allá de su zarpazo, apenas tuvo ocasiones con Gaspar y Dubasin. Es un equipo, en todo caso, que no necesita muchas dosis de pelota ni procesos de elaboración para generar peligro. Es un boxeador con más puño que cuerpo. El Zaragoza, en cierto modo, lo dominó desde el posicionamiento, lo que habla bien del impacto de Sellés.

Del descanso, el Sporting salió con solo un turno de cambios (se precipitó Borja Jiménez al no guardar el de Otero al intermedio) , por eso salió ya con otro relevo, Amadou, que mandó a Gelabert a la caseta, dibujando su equipo una línea de cinco defensas desde entonces. El Sporting iniciaba la segunda mitad sin los cuatro jugadores que lo definen, lo arman y lo bombean. El Zaragoza salió bien. Cuenca se estrelló contra el lateral de la red. Los de Sellés, con uno más, sitiaron a los asturianos. Sin embargo, el conjunto aragonés comenzó a flaquear, su fútbol se espesó, cayó en la dinámica nerviosa, ansiosa y caliente del partido.

El Zaragoza no entendió ese tramo. No pudo darle continuidad ni serenidad a su fútbol ni a su superioridad. Cayó en la trampa de las interrupciones, de la atmósfera incandescente del Molinón, un estadio que juega mucho en estas situaciones. Los de Sellés se emborronaban, no descansaban sobre la pelota. El equipo se había reordenado con la entrada de Pau Sans, Dani Gómez y Moyano. Tachi se lesionó y Sellés, valiente, dejó a Pomares de central, con Valery de carrilero en un lado. Pau Sans y Moyano estrecharon su posición como mediapuntas, pero faltaba calidad de verdad, talento, luces, desequilibrio para penetrar en el frondoso bosque del área rival.

Francho conectó un pase con Guti, solo, pero el centrocampista no se sabe bien si tiró o centró. La ocasión era de gol, pero el Zaragoza había perdido claridad. No terminaba de abrirse paso, en parte, porque tenía poca amplitud, no jugaba a las bandas, ni tensaba de verdad la última línea rival, cómoda ante ataques tan frontales. El Zaragoza desordenaba nada. Entró Kodro para ganar un recurso. Pero no terminó de encontrase con situaciones de remate.

Borja sacó piedra: Loum. Y relevó a Rosas por un mejor defensor como Kevin. El tiempo empezó a jugar entonces con el corazón del Zaragoza, más pobre de ideas cuanto más se acercaba el 90.

Cuando más jugadores había para rematar, menos centradores tenía el equipo. Cuando más temple había que tener, menos calma hubo. Cuando más se cerró el rival, menos llaves hubo por fuera para abrirlo… Y así, el Zaragoza de Sellés dejó huella de mejora, señales de que se puede arreglar… Pero se quedó a medio camino de confirmar que hay esperanza. Ahora el Zaragoza juega contra los rivales, contra sí mismo y contra el tiempo

domingo, 19 de octubre de 2025

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº10 (18.10.2025)

LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº10 (18.10.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3708

 REAL ZARAGOZA 0-5 CULTURAL LEONESA

0-1, min. 39: Justo, de penalti

0-2, min. 45+1: Chacón

0-3, min. 51: Justo

0-4, min. 70: Cortés

0-5, min. 86: Cortés

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Andrada; Juan Sebastián, Insua, Radovanovic, Pomares (Tasende, 46); Paul Akoukou, Francho, Guti (Saidu, 62), Bazdar; Moyano (Aguirregabiria, 46) y Dani Gómez (Moya, 46).

Cultural y Deportiva Leonesa: Badía; Calero, Rodri Suárez (Fornos, 83), Barzic, Hinojo; Selu Diallo (Cortés, 72), Bicho (Maestre, 83), Thiago Ojeda; Sobrino (Ribeiro, 62), Justo (Collado, 72) y Chacón.

Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Expulsó a Juan Sebastián (38) y a P. .Akouokou en el descanso, en vestuarios, por romper la pantalla del VAR, con roja directa. Amonestó a Pomares (12), Insua (32), Andrada (45+1), P. Akouokou (45+1), Radovanovic (45+2), Sobrino (48) y Rodri Suárez (70).

Goles: 0-1, min. 39: Justo, de penalti. 0-2, min. 45+1: Chacón. 0-3, min. 51: Justo. 0-4, min. 70: Cortés. 0-5, min. 86: Cortés.

 Real Zaragoza 0-5 Cultural Leonesa

42.3 % Posesión 57.7 %
2 remates dentro 13
3 disparos bloqueados 0
4 remates fuera 6
19 disparos recibidos 9
5 tarjetas amarillas 2
2 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 9
10 faltas cometidas 10
116 perdidas de posesión 96
43 recuperaciones de posesión 51
1 fueras de juego 1
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Síntomas de desesperación en un Real Zaragoza goleado 0-5 por la Leonesa

El debut de Emilio Larraz en el banquillo no pudo reconducir al colista y descolgado equipo aragonés y, en un partido accidentado marcado por un penalti de VAR y por dos expulsiones antes del descanso, recibió un durísimo correctivo que lo deja cadáver en todos los sentidos.

El Real Zaragoza es una caricatura. Da síntomas de desesperación. Se mueve en unos indicios y en unos gestos propios de quien está al borde del colapso y la muerte. El partido ante la Cultural Leonesa, por accidentado que haya salido en esta tarde sabatina de octubre, reúne muchas condiciones para asegurar que el problema es de tal magnitud que la solución no se atisba ni en forma de milagro. Era el día del estreno de Emilio Larraz, el día 1 después del caos de Gabi. Y tampoco ha habido reparación. El desastre va más allá de la figura de un entrenador. 

Se esperaba el inicio del partido como una medicina sanadora en el cuerpo de un enfermo con patología severas. El debut de Emilio Larraz, convertido durante la semana tras la destitución de Gabi en un faro, en un emblema de cambio de tendencia y ánimos en todos los círculos concéntricos del zaragocismo, debía ser el bálsamo que calmara el dolor de equipo que es este año el Real Zaragoza. Y, de paso, que lo metiera en la vereda de los triunfos en casa. Con estas expectativas se inició este partido ante los leoneses, penúltimos y antecesores del Zaragoza en la tabla. El rival ‘ideal’ para empezar a salir del pozo. El segundo peor del torneo a esas alturas de la tarde sabatina.

Pero no salió nada según lo previsto. El 0-0 inicial se mantuvo en el marcador hasta el minuto 39, casi todo el primer periodo. Todo en un contexto de fútbol nuevamente de muy bajo rango, de mucho respeto, temor, inseguridad y escasa soltura en los elegidos por Larraz. Era un once semejante a varios de los de Gabi, con Radovanovic en el puesto de Tachi en defensa, con Juan Sebastián de vuelta al lateral derecho de la zaga (lo que llevó a Francho a su lugar en el medio campo) y con Bazdar por fin titular, como enganche tras los dos puntas, Moyano y Dani Gómez. Un 4-4-2 con base de rombo, bastante dúctil, pero que no tuvo desarrollo porque el equipo no supo manejar nunca la pelota. El peor mal que le acecha, de los muchos que lo tienen K.O. hace semanas.

Y en la recta final de esa fatídica primera parte, afrontada con poca personalidad y rematada con un aluvión de disgustos y errores serios, llegaron los dos goles de la Cultural que dejaron aturdido y hundido a este Zaragoza sin sangre en las venas, pálido y sin pulso. El primero, en el minuto 39 en un penalti que transformó el ariete Justo tras tres minutos de VAR, con Milla Alvendiz en el videoarbitraje rectificando la decisión inicial de Arcediano Monescillo de no pitar la pena máxima en un agarrón de Juan Sebastián al propio Justo cuando iba a fusilar a Andrada mano a mano. No solo se acabó pitando el tiro de 11 metros, sino que la acción llevaba acarreada la tarjeta roja a Sebastián. Durísima sanción, pero seguramente ajustada a lo sucedido.

Aún no se había recompuesto el equipo, con tres minutos de aumento en el reloj del árbitro, cuando Chacón marcó el 0-2 en un golpe franco directo de libro, magnífico, por la escuadra, al que llegó tarde Andrada en su estirada inútil. Por delante de estos dos tiros de gracia de la Cultural el Real Zaragoza había hecho poco. Muy poco. Casi nada. Y eso era lo más lacerante de la tarde. Un centro-chut de Bazdar en el área, en el minuto 18, que detuvo el ex Badía, fue lo único parecido a un disparo a puerta. Escasez superlativa. Más de lo mismo. Incluso menos que otros días.

 Akouokou estuvo cegado por un marcaje casi al hombre del aragonés Selu Diallo, puesto más arriba que de costumbre por Ziganda, el técnico visitante, para esa labor específica. Guti y Francho, como volantes, volvieron a su ineficacia creativa ya vista en las primeras jornadas de agosto. Bazdar, nervioso, pecó de imprecisión. Los laterales, básicos en este dibujo, no existieron hacia arriba, ni el expulsado Juan Sebastián ni Pomares. Todo esto mezclado y agitado, dio lo que dio: nada potable que llevarse a la vista. El colofón de los dos goles a balón parado de la Leonesa fue un brutal castigo, cierto es, pero es algo propio de los equipos que están, como el Zaragoza, malheridos, moribundos, por pronto que sea en la competición. La sintomatología está escrita en el vademécum del fútbol desde hace un siglo.

Y no quedó ahí la cuestión. Cuando se observó que el descanso duraba mucho más de la cuenta, los expertos que han jugado al fútbol se olieron que había lío en vestuarios. Y así fue. Cuando los equipos salieron a reanudar el duelo, el Real Zaragoza solo tenía 9 hombres. P. Akouokou había sido expulsado asimismo, ya en vestuarios, con roja directa igualmente, en su caso por golpear de un puñetazo la pantalla del VAR y romperla. Flaco favor le hizo a su equipo. Poca cabeza, se llama eso. Ninguna.

Triple cambio

Larraz aplicó el catón y llevó a cabo un triple cambio en busca de la heroica. Aguirregabiria (debutante como el técnico), Tasende y Moya suplieron a Moyano, Pomares y Dani Gómez. Nueve contra once, cualquier aspiración de apretar a la Leonesa era una utopía. No está este Zaragoza para retos semejantes, postrado en el lecho de la muerte y con las constantes vitales al mínimo. Lo más sencillo era lo que ocurrió: seguir encajando algún gol más, y no tardando.

En el minuto 51, Justo hizo doblete al rematar a bocajarro un centro de Thiago Ojeda en una jugada ligada de los leoneses. Fácil y sencillo. Esto no era partido ni era nada. El 0-3 marcaba ya un suplicio para los aragoneses, con mucho más de media hora por delante. En esta anomalía de guión, la Cultural indultó varias veces al Zaragoza de una goleada histórica. Chacón tuvo dos goles seguidos en sus pies. Uno, en el 63, fue un remate en el área, solo, raso y cruzado, que fue al sitio de Andrada, que detuvo en dos veces. Y un minuto después, a quemarropa, tras un centro de Calero a placer, echó la pelota fuera por poco, en un error flagrante. En esas, Arcediano estuvo misericorde y, quizá por los caldeados ánimos que había mostrado la afición zaragocista al enterarse de lo de Akoukou en la caseta tras el intermedio, perdonó la roja a Insua tras una entrada abajo a Diallo que era amarilla como una catedral… y llevaba una de antes. Miró a otro lado y no dejó a los aragoneses con 8 por condescendencia.

En un duelo desequilibrado en dimensiones superlativas, por más que la Leonesa jugara con delicadeza para no herir sensibilidades, las ocasiones en el área zaragozana siguieron llegando por goteo. Y en el 73 Cortés, recién salido del banquillo en los cambios, marcó el 0-4 a centro de Calero, voleando de primeras por alto en el área, ante la estatua de un abatido Andrada. El portero argentino salvó el quinto tanto en el minuto 83 en un disparo durísimo de Hinojo tras un baile doloroso de cien pases de los visitantes en las inmediaciones del área zaragocista. Pero no lo pudo evitar en el 86 cuando, de nuevo Cortés, remató con suavidad un pase perfecto de Chacón. Pudo llegar el sexto, pero Collado lo falló a puerta vacía en el 88, dando tiempo a llegar a Insua a sacar su fallido remate bajo palos.

El calvario acabó sin aumento de Arcediano. El 0-5 dolió inconteniblemente a un zaragocismo hundido en esta miseria. La mitad -o más- del público se había ido media hora antes, tras el 0-3. Los que quedaron gritaron al palco, pidiendo dimisión a quien no puede o quiere hacerlo. Protestas de rigor, forzadas, sin las ganas de antaño. La gente se ha doblado ante este presente. Los genuinos no están en el campo, no van. Otros están abandonando sobre la marcha. El zaragocismo está en proceso de desarbolamiento. Abandonado a su suerte (mala suerte). Incomprendido. Sin ganas de ser tomado más por un monigote.

El Zaragoza es un muerto viviente

La Cultural clava otros cinco clavos en el ataúd de un equipo aragonés triste, reservón y sin actitud, que jugó toda la segunda parte con nueve por las expulsiones de Juan Sebastián y Akouokou.

Tampoco con Emilio Larraz. El Real Zaragoza continúa en caída libre y en trance de lo peor. En otro partido esperpéntico y catastrófico, el equipo aragonés, que jugó toda la segunda parte con nueve jugadores por las expulsiones de Juan Sebastián y Akouokou, cosechó una nueva goleada y su tercera derrota en casa y se ancla en el fondo de la clasificación, sin el menor síntoma de mejora, pese al cambio de entrenador. Sin aparente remedio ni solución. La Cultural, que se presentó en el Ibercaja Estadio como penúltimo, retrató de arriba abajo a un Zaragoza que se muere partido a partido y se lleva a León una victoria reconfortante que puede sacarle del descenso.

Larraz agitó la alineación en su estreno e introdujo cinco novedades respecto del último once de Gabi, con una reforma casi completa de la línea defensiva (Juan Sebastián, Radovanovic y Pomares), la vuelta de Akouokou, una vez cumplido su partido de sanción, y la recuperación para la causa de Bazdar como pareja de ataque de Dani Gómez. Todo dentro de un 4-4-2, sin Saidu, el jugador con más energía de la plantilla, y con Francho en su posición natural de volante por la derecha. Por su parte, Ziganda presentó dos cambios en la Cultural: Calero, que empezó el campeonato con el Zaragoza, y Diallo reemplazaron a Víctor García y Collado.

El plan inicial del Zaragoza y el de la Cultural era no equivocarse, no cometer un error fatal que inclinara un duelo que se presumía de pico y pala, pero en ese forcejeo se sintió bastante más cómodo el equipo de Ziganda, que se hizo rápidamente con la pelota y el control del juego e impuso el fútbol de sus tres medias puntas (Sobrino, Diallo y Luis Chacón), lo que desconcertó a la medular aragonesa, especialmente a un superado Akouokou, y también a un descolocado Insua.

Lo cierto es que la primera parte del Zaragoza fue pobrísima, sin un ápice de intención o de valentía, de lo peor en muchísimos años. La fiel estampa de un equipo triste, reservón y desarmado en todos los órdenes, de un equipo incapaz y sin actitud, de un equipo alcanzado de lleno por la fatalidad. Y así se llegó al penalti -y a la expulsión- de Juan Sebastián sobre Manu Justo, un penalti de benjamín por un absurdo agarrón que no vio el árbitro hasta la llamada del VAR y que puso al Zaragoza en desventaja e inferioridad a cinco minutos del descanso, abriendo el peor de los escenarios posibles, agigantado todavía más por un libre directo de Luis Chacón en tiempo ya de prolongación que se ‘tragó’ Andrada. 0-2 e incendio en el Ibercaja Estadio, que, arrastrado por la impotencia, cargó contra todo.

Para colmo de irresponsabilidad, Akouokou, al que se viene colgando el cartel de futbolista diferencial en la categoría y no sale de una absoluta mediocridad, fue expulsado con roja directa en el descanso por romper de una palmada el monitor el VAR.

Con sólo nueve hombres y cuatro de ellos con tarjeta amarilla, Larraz, con todo ya perdido, relevó en el intermedio a Sebas Moyano, Dani Gómez y Pomares por Tasende, el debutante Aguirregabiria y Toni Moya en un intento por no acabar cosido a goles, pero la Cultural puso tres nuevos clavos en el ataúd del Zaragoza con otros tres goles que acabaron de encender al público contra el palco y que provocaron la marcha anticipada de miles de seguidores