PRETEMPORADA
2023/24 4º AMISTOSO (28.7.2023)
CARTAGENA
1-2 REAL ZARAGOZA
Ficha Técnica
FC Cartagena: Martínez; Calero, Alcalá, Datkovic,
Jairo (De Pedro, 85); Luis Muñoz (Diaka, 63), Jony (Mikel Rico, 63); Hevel
(Carlos, 63), Juan Carlos (Musto, 52), Ferreiro (Arnau Solá, 63); y Ortuño
(Lautaro, 80).
Real Zaragoza: Rebollo;
Gámez (Luna, 76), Lluís López (Borge, 76), Vaquero, Juan Sebastián (Nieto, 73);
Aguado (Grau, 73); Francho (Moya, 73), Cortés (Aragüés, 63), Maikel Mesa
(Cuenca, 63); Puche (Azón, 63) y Bakis (Sergi Enrich, 63).
Árbitro: Lax Franco (Comité Murciano). Expulsó a
Alcalá por juego violento con Bakis (49). Amonestó a Maikel Mesa (22) y Luis
Muñoz (44).
Goles: 0-1, min. 11: Puche. 1-1, min. 16: Ortuño. 1-2,
min. 79: Moya.
Incidencias: Noche calurosa, con 31 grados a la hora
del inicio del partido (las 20.00) y un 70% de humedad relativa del aire. El
césped del campo central del Pinatar Arena presentó un buen aspecto, como es
habitual. En las gradas hubo alrededor de 1.000 espectadores, unos 150
zaragocistas entre ellos. El equipo aragonés vistió su primer uniforme,
camiseta blanca y pantalón azul. El Cartagena lo hizo de amarillo.
EL REAL ZARAGOZA SIGUE GANANDO TODO: 1-2 ANTE EL
CARTAGENA EN SUPERIORIDAD NUMÉRICA
Puche adelantó a los aragoneses al inicio del partido;
Ortuño empató enseguida y, al final, con el rival con 10 jugadores por
expulsión de Alcalá en el minuto 49, Moya decantó la victoria.
El Real Zaragoza sigue ganándolo todo en esta
pretemporada. Esta vez superó al FC Cartagena, compañero de la Segunda División, por 1-2 en un partido
que jugó en su segunda mitad con un hombre más, por expulsión del central
murciano Alcalá en el minuto 49. Fue un partido igualado al inicio y
mediatizado por este hecho en su segunda parte.
Escribá probó por primera vez el sistema de rombo en
el medio campo, un 4-4-2 muy elástico, con Aguado de eje,
Maikel Mesa de mediapunta y Francho y Cortés en los interiores, con los
laterales Gámez y Juan Sebastián (por la izquierda
este) muy ofensivos. Bakis y Puche fueron los delanteros de
salida. El Real Zaragoza empezó bien el duelo, gobernándolo y llegando arriba
con soltura. Fruto de ese dominio, ante un Cartagena un tanto despistado al
inicio, llegó enseguida el 0-1. Lo marcó Puche, en el área
chica, a pase raso del enchufado Mesa, que había dibujado un desmarque al
espacio que Gámez asistió perfectamente. Un gol de gran calidad.
Pero el timón le duró poco a los blanquillos. En especial
porque el Cartagena empató pronto. En el 16, el exblanquillo Ortuño
hizo de cabeza el 1-1, al rematar en parábola una falta frontal botada por
Hevel que fue mal defendida por Lluís López, Vaquero y el apoyo de Bakis y que
Rebollo se comió por arriba al estar demasiado adelantado. El partido, que
comenzó con mucha agilidad en la definición, volvió a reiniciarse a partir de
ese momento. Y el cuadro aragonés ya manifestó más dificultades para
desarrollar el citado rombo. Hubo poca creatividad colectiva. Demasiado juego a
los lados y hacia atrás. Costó mucho encontrar desbordes y saltos de líneas
para volver a llevar el balón cerca de Martínez.
Solo Maikel Mesa, en un par de acciones individuales,
logró ese factor fundamental cuando se apuesta por este sistema táctico. Pero
en punta no hubo demasiada conexión. Bakis se movió sin encontrar suministro. Y
Puche, además del gol, apenas encontró balones potables. Bakis, eso sí, cabeceó
todo a balón parado, en modo tanque. En el 18, el germano-turco echó alto con
la testa un centro de Gámez, bastante activo por su banda. Y en el 33 repitió
escena, tras una falta lejana volcada al área cartagenera. Entremedias, el
equipo murciano anduvo cerca del 2-1 cuando, en el minuto 23, Hevel se quedó
mano a mano ante Rebollo, que en su valiente salida evitó el tanto echándose
encima del remate del rival.
En los últimos 20 minutos del primer periodo, tras la pausa de
hidratación que siempre rompe el ritmo de los partidos, apenas
pasó nada reseñable. Mucho toque insulso de ambos equipos, mucho pase de
seguridad, demasiado control lejos de las áreas. Solo Francho, con un disparo
colocado pero flojo en el minuto 30, se acercó a la portería, pero chutó alto
por un palmo.
Fueron 45 minutos con un alto valor experimental, al recuperarse este
dibujo táctico tan especial que puede favorecer en momentos puntuales
a Aguado y Mesa, dos centrocampistas muy de autor que vienen de desenvolverse
en sus anteriores equipos como pivote único y tercer delantero,
respectivamente. Pocas conclusiones se pueden extraer de manera contundente.
Falta rodaje, es natural.
Tras el descanso, ya sin el sol, se
abordó la segunda parte con una curiosidad llamativa: no hubo una sola
sustitución en ninguno de los dos equipos. Escribá, que
tiene otro partido de envergadura en 24 horas ante el Stade Reims francés, va a
repartir los minutos entre ambos, sin romper onces iniciales como es costumbre
por julio. En el Cartagena, por lo visto, Víctor Sánchez del Amo pensó lo
mismo.
La reanudación empezó con polémica, con la expulsión del central
cartagenero Alcalá por meterle los tacos de la bota en el bajo vientre a
Bakis en una disputa. Algo fuera de lugar que el árbitro sancionó con la
tarjeta roja inmediata. El Real Zaragoza se aprestó a
jugar en superioridad numérica medio partido. Algo
que el año pasado no supo aprovechar en la mayoría de las ocasiones que gozó de
esta ventaja, que fueron media docena. Apareció, por lo tanto, otro estímulo
más a ensayar: ser capaces de sacar provecho de un factor ajeno que normalmente
suele decantar victorias.
Escribá abandonó el rombo. Eran los mismo jugadores
pero la distribución, diferente. Bakis y Mesa pasaron a ser los dos delanteros
en punta. Cortés tomó forma de extremo derecho y Puche se volcó por la
izquierda. En el centro, Aguado y Francho se movieron como doble pivote. Es
decir, lo que al técnico zaragocista más le gusta. Su sello. El Cartagena se
atrincheró atrás y apostó claramente por el contragolpe, dándole la pelota
siempre a los zaragocistas.
Le costó al Zaragoza mandar con cierta solvencia.
Faltó velocidad de pensamiento y de movimiento del balón. Y en ese rato de
fútbol grumoso, el Cartagena enganchó su primer (y único) contragolpe peligroso
en una subida veloz del lateral Calero por toda su banda. Superó a Puche,
quebró a Vaquero y remató fuera, por muy poco. Un susto serio. En
el minuto 63 se llevó a cabo una pequeña batería de cambios en ambos
equipos. Azón y Sergi Enrich, que debutó así como zaragocista,
cambiaron el rostro de la delantera. Los filiales Cuenca y Aragüés también
dieron oxígeno al ataque. Se fueron a descansar el goleador Puche, Bakis, Mesa
y Cortés. El esfuerzo, en partidos así, no tiene demasiada recompensa visual si
no hay goles, en el caso de los delanteros.
En el breve descanso para refrescarse del minuto 73,
Escribá volvió a mutar el equipo, dando entrada a dos nuevos medios centro,
Grau y Moya, y a Nieto. Quedaba un cuarto de hora largo para intentar ganar el
11 contra 10. Borge y Luna también se incorpraron en vez de Gámez y Lluís López
en la recta final. Y en esa fase de ataque constante del volcado Real Zaragoza
llegó el premio buscado, con énfasis y rasmia: el gol ganador.
El canterano Cuenca, tras una buena conducción, remató
de rosca potente desde fuera del área al larguero. El rechace le cayó a Moya en
el punto de penalti y, a la primera, empalmó raso y potente a la red de
Martínez. Era el minuto 79 y las cosas se preparaban para acabar como mandan
los cánones del fútbol, o sea, sacando
provecho de la superioridad numérica sobre un rival disminuido en el minuto 49.
Todo perfecto. A partir de ahí y hasta el final, el Real Zaragoza hizo un sencillo
fútbol control. Vuelta y vuelta de lado a lado, con una defensa
cartagenera de balonmano alrededor de su área. Solo un disparo de Grau en el
minuto 93, tras un robo de balón en la medular, rompió el sosiego. Martínez
evitó el 1-3 en una gran parada abajo, cuando la pelota iba dentro
rasa, pegada al palo derecho.
El final del ensayo dejó nuevamente un paladar dulce. Se
crece mucho más a gusto cuando los marcadores son favorables. Y este Zaragoza
aún sin consumar, ciertamente está teniendo buen tino en las cuestiones
fundamentales de cada partido. Mucho mejor así. Son
tiempos en que se necesita justamente esto. Ganar y sonreir
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