sábado, 24 de febrero de 2024

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº28 (25.2.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº28 (25.2.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3640

 VILLARREAL B 0-0 REAL ZARAGOZA 

Ficha de partido

Villarreal B: Iker Álvarez, Altimira, Espigares, Lekovic, Tasende; Gelardo (Requena, 80), Carlo Adriano; Ontiveros (Jorge Pascual, 68), Rodrigo (Novoa, 87); Collado (Lanchi, 87) y Forés (Ferrari, 80)

Real Zaragoza: Badía; Zedadka, Francés, Lluís López, Lecoeuche (Mouriño, 54); Aguado, Francho (Moya, 54); Valera (Grau, 83), Mollejo; Maikel Mesa (Sergi Enrich, 85) y Azón (Manu Vallejo, 58).

Árbitro: González Francés (Canario). Amonesto a Lecoeuche (5), Ontiveros (61) y Francés (71).

Goles: No hubo.

Incidencias: Tarde muy agradable en el interior de Castellón, con 16 grados al inicio del partido (las 18.30) tras un día soleado. El césped del estadio de La Cerámica presentó un estado excelente. En las gradas hubo más de 2.400 seguidores del Real Zaragoza, cifra superior a la de aficionados del equipo local. En total, asistieron al partido 4.000 personas sobre un aforo de 23.500 butacas. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del incendio de dos edificios en Valencia, tragedia acontecida 48 horas antes.

Villarreal B 0-0 Real Zaragoza

42.2 % Posesión 57.8 %
3 remates dentro 1
6 disparos bloqueados 2
4 remates fuera 4
7 disparos recibidos 13
1 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
7 faltas recibidas 14
15 faltas cometidas 7
138 perdidas de posesión 140
57 recuperaciones de posesión 60
2 fueras de juego 4
xxxxxx

El Real Zaragoza tampoco puede con el filial del Villarreal en otro episodio de incapacidad

El 0-0 es un excelente marcador para los aragoneses, que pudieron perder por varios goles de haber tenido algo de acierto el joven equipo local. La afición desplazada pidió la dimisión de Velázquez

No hay solución a la vista. La situación del Real Zaragoza ha atropellado a Julio Velázquez, su entrenador desde noviembre. Un equipo ramplón -por enésima vez-, sin fútbol ni gol, no pudo con el filial del Villarreal en La Cerámica y se conformó con el 0-0 tras haber podido encajar tres o cuatro goles si los rivales, que partieron en posición de descenso, hubiesen tenido más poso. Las arenas movedizas están llegando ya a la altura de la barbilla a un Zaragoza en evidente decadencia.

El espectáculo se quedó muy por debajo de las expectativas de los más de 2.400 seguidores zaragocistas que se dieron cita en el estadio de La Cerámica. No por esperado fue menos doloroso que el nivel del fútbol exhibido por unos y otros (especialmente los de Velázquez) en la primera parte dejase un paladar tan amargo en el intermedio. No hay manera de que el Real Zaragoza encuentre una sintonía agradable a la vista, mínimamente seductora para la mayoría de los observantes. Ante el Villarreal B, filial con aires juveniles, tampoco.

Entre que la calidad de la plantilla lleva seis meses denunciando carencias y defectos y que el segundo entrenador del curso, Julio Velázquez, es un tipo metódico, hermético a cualquier matiz que no venga incluido en su librillo de normas que, confirmado está hace ya un tiempo, se halla muy alejado del gusto histórico del zaragocismo, los partidos tienden a ser cada fin de semana un tostón en la mayor parte de sus minutos. Este sábado, en el rol de visitantes, volvió a reiterarse esa imagen. Los jugadores se marcharon al refrigerio tras 47 minutos de casi nada dejando detrás un balance que deja muy mal al Real Zaragoza: ni una solo llegada nítida ante el portal amarillo y un solo disparo entre los tres palos de Iker Álvarez, el portero castellonense. No hay más que explicar por este lado del análisis. Es lo de cada día. Terrible.

Velázquez podrá decir misa en latín. Y argumentar que el equipo siempre está en disposición de ganar los partidos. El 0-0 permanente es lo que tiene. Que ese asidero está siempre a mano, sobre todo de alguien conservador, alejado de la valentía en esto del fútbol. Incluso podrá esgrimir que Maikel Mesa, en el minuto 42, tuvo el 0-1 tras un robo de Mollejo al borde del área en una indecisión del Villarreal promesas en la salida desde atrás, pero su chut lo tocó lo justó el guardameta para que la pelota se fuese por encima del larguero. Esto y un par de incursiones por la banda derecha, una de Valera al inicio y otra mediada la primera mitad de Azón, cuyos centros atrás fueron deficientes y no conectaron con ningún rematador, fue lo único que el romo y gaseoso Real Zaragoza dejó ante un rival de la parte baja de la tabla, el que marcaba la zona de promoción de descenso (cuarto por la cola) al inicio de la jornada. Es de una escasez superlativa. Duele ver a este ramplón Zaragoza.

En el bando local, algo parecido. Es un bloque barbilampiño el de Miguel Álvarez. Aseado en el manejo de la pelota, todo muy académico. Pero sin filo en ataque, flojos en los choques y ‘cuerpeos’ y con alguna tara en defensa que los hace estar siempre en el alambre. Un filial en toda la regla. Solo dos ocasiones tuvieron los locales ante Badía. Las dos de Carlo Adriano, un medio centro con llegada. En el minuto 9 remató solo en el área un centro raso de Rodrígo (se comió a Zedadka en un par de encares), pero no cogió portería. Y en el 41, entró con el balón controlado tras un aclarado de Forés (desparecido el ariete goleador de los levantinos) y acabó mal, golpeando la pelota el pie de Lluís López sin llegar al marco.

Entretanto, el Real Zaragoza solo se dejó ver con una acción digna de anotarse en el 36, con un cabezado hacia atrás de Azón a centro de Leoceuche que se le marchó fuera por el palo lejano. Velázquez dejó aparcado el 5-3-2 de los últimos dos meses. Se veía venir desde la pifia con el Cartagena. Montó un 4-2-3-1 novedoso. Prescindió de Mouriño, singularmente, pues el uruguayo sale en las fotos del gol de Eibar y del primero de los cartageneros hace una semana. Metió a Lecoeuche y a Valera, dejando en el banquillo a Moya. Mollejo pasó a ser extremo/interior zurdo, con el citado Valera en el otro ala. Mesa fue enganche y Azón anduvo solo arriba, con Aguado y Francho en un doble pivote demasiado estático (raro esto en el segundo).

El segundo periodo empezó sin cambios nominales. Pero con el Villarreal B lanzado al ataque y el Real Zaragoza dormido, de siesta. Increíble fue que en el minuto 48 el marcador no fuera 3-0 y permaneciera la igualada inicial. No es exageración. Ni hay trampa en el recuento, pues no hubo consecución de ocasiones en una misma jugada de los amarillos. Fueron tres opciones de gol nítidas, como soles, en iniciativas diferentes. En el 46, nada más reanudarse el juego, Forés no llegó por centímetros a puntear un centro raso al área chica de Rodrígo que, inexplicablemente, Lluís López dejó pasar. En el 47, Carlo Adriano, a bocajarro, con el balón controlado tras pifia de Lecoeuche y centro de Altimira, dudó y su remate lo sacó bajo palos Zedadka en un milagro. Y en el 48, tras un mal rechace de la zaga zaragocista, de nuevo Carlo Adriano se encontró delante del marco a placer, pero remató al aire para alivio zaragocista. Insisto, fue increíble no haberse caído ahí a los infiernos.

En el minuto 54 el entrenador del Real Zaragoza hizo un doble cambio al ver que la cosa no funcionaba ni por asomo. Retiró al invisible Lecoeuche y… a Francho. Esto último provocó que desde la grada zaragocista sonara por primera vez el “Velázquez, vete ya” en varias andanadas. No fue un cambio comprensible para la mayoría. Entraron Mouriño y Moya, por lo que se Francés pasó a ser lateral izquierdo. En apenas cuatro minutos, retiró a Azón para dar paso a Manu Vallejo. Pareció que perdía gratuitamente una ventana de sustituciones. Por cierto, el zaragocismo presencial pitó de nuevo a Velázquez en ese pasaje. Mientras el técnico empezaba su habitual alboroto de las cosas, Forés apareció por primera vez en toda la tarde y remató por alto, en el área, cerca del palo izquierdo de Badía. Era el minuto 58 y el Zaragoza no era capaz de hilvanar una jugada de más de dos pases. Mal en la primera mitad. Mucho peor tras el descanso.

Azón, antes de irse, se habia dormido al borde del área y su remate dio en un central para irse fuera. Era la única aproximación con algo de sentido del equipo de Velázquez. Tan parco en argumentos. Tan deslucido con la pelota. Las contras del Villarreal B daban miedo cada vez que cogían las espaldas de los zagueros blanquillos. Menos mal para los zaragocistas que los chavales locales mostraron síntomas de estar verdes la mayor parte de las veces, en muchas jugadas claves. Se alcanzó el ecuador del segundo periodo sin nada que echarse a la boca. Un aburrimiento monumental. Qué pena de Real Zaragoza. Qué planicie de planteamientos. Qué pocas iniciativas. Y Velázquez tan superlativamente feliz y tranquilo.

Pasada media hora, a falta de solo un cuarto de hora para la conclusión, la imagen del Real Zaragoza se había degradado hasta cotas cercanas a lo indefendible. Lentos en la conducción, parsimoniosos y ciegos en los pases y combinaciones, sin llegadas a un arco de 40 metros del portal de Iker Álvarez. Una contra montada por Valera, prometedora, en el minuto 75, la concluyó Manu Vallejo a una velocidad propia de un sexagenario. Esto no es de recibo. Duele expresarlo así, pero es lo cierto. En la grada zaragocista, la desazón hacía rato que se había apoderado de los ánimos incesantes de la primera mitad. Se oyeron algunas alusiones a la testosterona de algunos futbolistas. Y es que el equipo no transmite del campo a la grada. Es un grupo de autómatas las más de las veces.

Maikel Mesa, demasiado echado atrás, trató de reactivar al grupo. Valera y sus galopadas, que acabaron agotándolo, no dio de sí en los remates o centros, todos defectuosos. Fueron las únicas luces entre tanta oscuridad ofensiva. Y dieron poca lumbre. En frente, el recién entrado Requena, rozó el gol en una penetración por el centro en el minuto 81 que concluyó con un tiro raso que atrapó Badía. Si alguien estaba mereciendo ganar era el cuadro villarrealense. En el minuto 85, el “Velázquez, vete ya” ganó decibelios. La gente tiene ya una idea más cuajada sobre el entrenador. “Un tiro a puerta, queremos un tiro a puerta”, con música de Guantanamera, fue otra coplilla al final del partido. A Velázquez se le está acabando el crédito.

El duelo murió en una agonía que desnudó la falta de ambición de este plan del Real Zaragoza. Con la afición aludiendo a la camiseta, a los merecimientos de los jugadores para portarla… lo de siempre en casos de hartazgo. Si alguien en el seno de la entidad pretende llegar hasta junio con estas pautas de navegación semana tras semana por los campos de Segunda deberá armarse de coraza. El zaragocismo cargó duramente contar los jugadores al término del partido. Estos apenas se acercaron a 45 metros del fondo de los seguidores blanquillos. Esta vez no cupo más proximidad. Y Velázquez se marchó rapidamente del césped, sin estar presente hasta el final de la bronca. Esto es lo que hay. Franco deterioro de las cosas. Y no será porque no se ve venir hace semanas. Solo hay que poner atención y no mirar hacia otro lado o ponerse gafas de madera.

 

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