miércoles, 7 de agosto de 2024

PRETEMPORADA 2024/25-5º AMISTOSO (7.8.2024)

 

PRETEMPORADA 2024/25-5º AMISTOSO (7.8.2024)

 NASTIC TARRAGONA 0-1 REAL ZARAGOZA 

0-1, min. 48: Marcos Luna

Ficha técnica

0 - Nástic: Rebollo (Varo, 46); Tirlea (Pol Domingo, 75), Dufur (Gorka Pérez, 67), Leal, Joan Oriol (Nil Giménez, 46); Gorostidi (Borja Martínez, 75), Montalvo (Óscar Sanz, 67); Víctor Narro, Mario Rodríguez (Antoñín, 59), Pablo Fernández (David Concha, 67) y Marc Fernández (Jardí, 59).

1 - Real Zaragoza: Poussin; Luna (Calero, 61), Lluis López (Sabater, 46), Jaume Grau (Francho, 75), Nieto (Tasende, 46); Marc Aguado (Jair, 46), Baré (Terrer, 61), Gori (Toni Moya, 61); Sergio Bermejo (Pau Sans, 46), Bazdar (Azón, 61) y Liso (Soberón, 46).

Goles: 0-1, min. 48: Marcos Luna.

Árbitro: Romero Freixas (Comité Catalán). Mostró amarilla a Keidi Baré (45), Poussin (55), Nil (61) Calero (90+) y Concha (90+).

Incidencias: Partido amistoso jugado en el Estado Costa Daurada de Tarradona. Amplia presencia de aragoneses en las gradas.

Un Real Zaragoza descafeinado sigue invicto en la pretemporada

El equipo aragonés se impone al Nástic (0-1) en un partido gris gracias a un gol de Luna y un penalti parado por Poussin.

Partido Nástic de Tarragona-Real Zaragoza, quinto amistoso de pretemporadaDaniel Marzo

Un gol de Marcos Luna en una jugada de estrategia tras el descanso y un penalti parado por Poussin minutos después le dieron un nuevo triunfo de verano a un Real Zaragoza que sigue sin perder ni recibir gol. El equipo de Víctor sigue su pretemporada con un fútbol y unos rivales descafeinados, y en Tarragona su juego presentó los rasgos propios de quien está aún indefinido. 

Es un equipo demasiado verde e inconsistente a solo diez días del comienzo del curso y su fútbol se ubica en una gama de grises, como evidenció en Tarragona, con un partido irregular frente a un Nástic de muy baja presencia. Liso y Luna fueron los mejores en un Zaragoza que celebró el regreso de Francho cinco meses después. Que Grau fuera su central a 7 de agosto dice mucho del punto en el que está el equipo.

Al Zaragoza, en la primera mitad, le faltó finura, determinación, profundidad y calidad en los metros finales. Todas sus embestidas fueron gaseosas e improductivas. Llegó al área de Rebollo por puro empuje de su futbolista más destacado, Adrián Liso, un juvenil que se encarga de elevarse sobre los demás. Pocas noticias hubo en el área de Bazdar, delantero denso, de desmarques intencionados, pero rígidos y lentos. Le faltó velocidad al serbio. 

Liso lo hizo casi todo. Después de que un buen pase del aguerrido Keidi Bare dejara en clara ventaja que no aprovechó Bazdar, el canterano merodeó el gol. Primero con un centro sin rematador, después con un cabezazo, y algo más tarde, con un disparo derecha que se le fue alto. Bermejo probó también. 

Pero fue el Nástic quien, agazapado, tuvo la más clara. Un desconcierto defensivo lo condujo Pablo Fernández a las puertas del gol, pero su definición fue terrible: Poussin salió a tapar y le negó el gol al delantero. El tramo final del primer acto llevó la firma del Nástic, más hábil a la hora de interpretar tiempos y espacios. El Zaragoza se atascaba en el medio, con Bare más dedicado a las pierna dura y Gori muy escaso e intermitente. Apenas se generó un hilo conductor desde el que crecer y amenazar al Nástic con consistencias. Así se llegó al descanso.

Los cambios y el desgaste marcaron la segunda mitad, de ritmo muy bajo. Luna, con un ligero toque de hombro en un córner, marcó su segundo tanto del verano y puso a su equipo camino de un triunfo al que le agarró Poussin parando un penalti a Pablo Fernández. Al francés se le aparecieron viejos fantasmas al no controlar una pelota en el área y derribar al delantero del Nástic, pero el joven Sabater debería cargar con las responsabilidades de una cesión temeraria, a medio cuerpo, con la pelota en el aire. 

Toni Moya pudo marcar el segundo, y Soberó en el rechace, con un tiro que despejó Varo. El Zaragoza sigue entre las tonalidades grises de su juego y las verdes de su estructura. Todo es demasiado provisional, cogido aún con pinzas.

 

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