LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº12 (26.10.2024)
PARTIDO OFICIAL Nº 3666
REAL ZARAGOZA 1-2 CD CASTELLON
0-1, min. 1: Alberto Jiménez
1-1, min. 7: Liso
1-2, min. 76: Suero
Ficha técnica
Real Zaragoza: Poussin; Luna, Lluís López, Vital, Clemente (Calero, 80); Keidi Bare, Moya; Aketxe (Francho, 61), Liso (Adu Ares, 80); Bazdar (Pau Sans, 66) y Azón (Marí, 66).
CD Castellón: Crettaz; Óscar Gil (De Miguel, 46), Alberto Jiménez, Willems (Salva Ruiz, 46); Chirino, Mamah, Van den Belt, Calavera, Calatrava; Raúl Sánchez y Douglas Aurelio (Suero, 61).
Árbitro: Orellana Cid (Comité Andaluz). Amonestó a Óscar Gil (3), Azón (26), Alberto Jiménez (39), Willems (45), Clemente (52), Lluís López (70) y Suero (84).
Goles: 0-1, min. 1: Alberto Jiménez. 1-1, min. 7: Liso. 1-2, min. 76: Suero.
Incidencias: Tarde fría en Zaragoza, con 12 grados al inicio del partido (18.30), viento y cielo nublado. El césped, mejorado en su reforma, aún presentó un corte irregular. En las tres gradas de La Romareda en obras hubo alrededor de 20.500 espectadores.
Real Zaragoza 1-2 CD Castellón
41.1 % Posesión 58.9 %
4 remates dentro 4
2 disparos bloqueados 5
4 remates fuera 3
12 disparos recibidos 10
3 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 0
20 faltas recibidas 19
20 faltas cometidas 21
167 perdidas de posesión 161
58 recuperaciones de posesión 66
4 fueras de juego 3
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El intrépido Castellón supera a un incapaz Real Zaragoza y asalta La Romareda: 1-2
El equipo aragonés encadena su tercera derrota como local y agudiza sus carencias, tanto defensivas como de generación de fútbol y personalidad, hasta un grado difícil de sostener en un proyecto con aspiraciones de éxito.
Otros dos goles encajados por el Real Zaragoza, esta vez para perder por 1-2 en La Romareda ante un intrépido y genuino Castellón, que fue mejor y más eficaz que los blanquillos en los momentos clave. Los de Víctor encadenan así tres partidos seguidos con derrota en su papel de locales, un síntoma de lo más preocupante en el proyecto. Se vio incapacidad, por falta de calidad en muchas piezas, para mandar y superar a otro visitante, de otro perfil que el Racing de Santander y el Almería, los anteriores asaltantes del estadio.
El choque comenzó según pronosticaban la mayor parte de los observadores de la categoría: con un torbellino de locura entre los dos equipos más programados para atacar y que, por ello, son sendos caos a veces en las labores defensivas. En el minuto 7 el marcador estaba ya 1-1. Tal cual.
El Castellón, un grupo de atletas de velocidad con un fútbol heterodoxo y genuino, anotó el 0-1 en el minuto 1, en un córner ensayado que el central Alberto Jiménez embocó con una volea en el 2º palo tras haber engañado a Azón en las marcas. De nuevo el Zaragoza salía del vestuario perdiendo. Increíble mal. Terrible sensación de impotencia. Y el cuadro aragonés empató en su primera llegada al área del argentino Crettaz, en un error grave del central Willems en el despeje que aprovechó, con inteligencia y acierto, Liso mano a mano ante el guardameta rival. Menos mal que llegó esta igualada rápida y alivió las taquicardias del zaragocismo, una tarde más.
A partir de aquí, la trama de la primera mitad respondió a un guion bastante firme: el Castellón puso el fútbol y las intenciones y el Real Zaragoza las ocasiones claras para adelantarse en el tanteo, cosa que no logró porque Bazdar estuvo muy chupón, nada solidario con Liso y Azón en hasta tres jugadas que acabó él y debió donar en asistencia de gol a sus colegas. También Liso echó a perder otra por lo mismo, individualismo excesivo, tras un pase de Aketxe, esta vez mediapunta-enganche, pues Bazdar fue el que partió desde la banda izquierda, algo novedoso.
El cuadro castellonense fue un prodigio de planteamientos ofensivos. Un aluvión de llegadas en velocidad y desmarques de hasta seis y siete futbolistas en una docena de ataques. Todo por aceleración y búsqueda de huecos a las espaldas de los zaragocistas, que sufrieron de lo lindo todo el tiempo, quedando en evidencia por lentitud Lluís López, Vital, Luna y Clemente en varias acciones de mucho peligro. Pero, afortunadamente para los de Víctor Fernández, los levantinos no hallaron nunca tino y destreza en el último pase, en el remate. Amagaron -mucho- pero no pegaron.
En la portería de Crettaz, Liso pudo poner el 2-1 en el minuto 18, pero se emborrachó de balón tras un pase de Aketxe y no quiso ver a Azón, que estaba solo para empujar la pelota a puerta vacía. En el 28, Bazdar acabó con una vaselina errada que le paró el arquero rival cuando Liso lo doblaba solo a la derecha, también para meterla con un toque fácil y cómodo. Y en el 43 sucedió lo mismo otra vez. El serbio Bazdar, crecido, tuvo otro mano a mano en otro balón excelente de Aketxe pero decidió acabar él lo que pedía un pase a Azón o Liso. Y el portero detuvo el chut. Aquí, en estas malas decisiones, estuvo la ansiada ventaja zaragocista que se perdió por el sumidero una vez tras otra. Ya en el aumento, Bazdar aún tuvo una más, pero su volea en el segundo palo tras jugada de Liso la acabó alto, mal.
El problema más grave lo tuvo el equipo de Víctor en la medular. Keidi Bare y un perdido -y parsimonioso- Moya fueron triturados por los castellonenses, siempre en franca superioridad, enorme. Aketxe solo apareció con cuentagotas. Los laterales, esta vez Luna (impreciso) y Clemente, tampoco ayudaron como era necesario a los timoneles. El déficit de presencia y fútbol estuvo ahí, en la sala de máquinas. El Zaragoza tuvo demasiado poco el balón en su poder y sus jugadores se agotaron persiguiendo sombras, siempre al son que marcaban los adversarios. Un mal asunto siempre.
El segundo tiempo empezó con un par de cambios de difícil lectura en el Castellón. Dick Schreuder, su técnico neerlandés, quitó a dos de los tres centrales (así cierra este equipo atrás, con solo tres) y metió a otro delantero centro, De Miguel. Su dibujo en el campo es un arrebato de frenopático, un 2-3-5 en muchas fases del partido. Como cuando se inventó el fútbol hace más de un siglo. El Real Zaragoza tenía ante sí una bomba de relojería que debía saber desactivar en 45 minutos y la propina. Y, entretanto, ser capaz de ponerse por delante en el marcador.
El árbitro, malo por costumbre desde el inicio del envite, el andaluz Orellana Cid, perdonó la expulsión a un aguerrido Alberto Jiménez, que cada vez que actuó al corte hizo falta. Eso sucedió en el minuto 52 y, además, la amarilla fue para la protesta de Clemente. El lateral zurdo aragonés salvó casi bajo palos un centro chut del castellonense Raúl Sánchez en el 57, ante la pasividad de toda la zaga zaragocista, en la que fue la primera acción destacable de una reanudación espesa por parte del equipo blanquillo. Así, como estaban las cosas entonces, no se atisbaba la remontada. Se vio de lejos.
Pasó el cuarto de hora inicial del segundo tiempo sin ninguna jugada ofensiva potable del Real Zaragoza. Víctor quitó a Aketxe e introdujo a Francho como primer paliativo. Era necesario agitar el frasco del jarabe para obtener soluciones. El Castellón apostó por Suero, uno de sus goleadores que partió como suplente. Y Calatrava probó a Poussin en el 64 desde el borde del área. El fútbol lo seguía poniendo más y mejor el equipo visitante.
Víctor, a falta de 25 minutos, decidió cambiar la escuadrilla atacante. Retiró a los agotados Bazdar y Azón y asomaron Pau Sans y Marí para acompañar a Liso. Una delantera muy juvenil para tratar de ganar un partido que cada vez se iba alejando más de las coordenadas del éxito. Cada pelota en el área zaragocista era un suplicio. Los centrales López y Vital padecían sudores fríos. Había más jugadores vestidos de negro que de blanco. Se debía llevar más el balón hacia el lado contrario, inquietar algo a Crettaz, inédito tras el intermedio. El gol quedaba muy lejos.
Se entró en los últimos 15 minutos sin ver el horizonte. Y menos cuando el Castellón hizo el 1-2 por persistencia y mayor calidad y fuerza en cada acción. Clemente, de nuevo, quedó retratado en una penetración de Calatrava, que centró a placer para que Suero fusilara de cerca a Poussin en el 76. Aunque el portero francés paró de primeras, el rechace lo clavó en la red el recién aparecido en el césped. Hay que ser claros: la defensa
del Real Zaragoza no es la adecuada para un equipo que aspira a vivir en la cabeza de la tabla. Ya hay razones fundadas para aseverarlo. Hay demasiados defectos de índole individual. Graves defectos. La mezcla se queda siempre muy escasa ante demasiados equipos rivales. A años luz de lo que demanda la categoría.
Tras el 1-2, Víctor puso en danza a Adu Ares y Calero por Liso y un silbado Clemente. El final del partido se acometió con una delantera ‘random’ que no daba miedo a nadie por su insustancialidad. No sucedió nada de nada en punta. Y, claro, el Castellón sufrió cero. Cero coma cero. No puede ser que los defensas castellonenses, en el minuto 80 y 90, corriesen el doble que los suplentes zaragocistas recién salidos. Es algo inexplicable, imperdonable. El retrato de situación de los últimos 20 minutos del partido es nítido, cristalino: este Zaragoza deja muestras de incapacidad para ser mejor que diferentes equipos de la división. La restauración masiva de la plantilla del pasado verano, por un lado se ha quedado corta y, por otro, comienza a dejar evidencias de que tiene errores serios de selección.
El Zaragoza se desangra en La Romareda
El Castellón, que derrochó valentía y personalidad a toneladas, le infligió su tercera derrota consecutiva en su estadio.
El Real Zaragoza no levanta cabeza en La Romareda, lo que pone en serio riesgo cualquier aspiración de ascenso. El Castellón, que derrochó valentía y personalidad a toneladas, le infligió su tercera derrota consecutiva como local, una serie fatal que puede sacarle esta misma jornada incluso de posiciones de playoff. Todo un jarro de agua fría para la sufrida parroquia zaragocista y un enorme empujón a la atractiva y ambiciosa propuesta del holandés Dick Schreuder, un enorme un soplo de aire fresco en la Segunda División española.
El partido no pudo empezar peor para el Zaragoza. Y a los 57 segundos ya mandaba al Castellón en el marcador, al rematar Alberto un saque de esquina en el segundo palo. Azón, enredado en un bloqueo, perdió la marca del central ‘orellut’, que batió a Poussin con un remate de volea. Pero el gol en frío, una peligrosísima costumbre del equipo aragonés, apenas tuvo efecto, porque Liso, en racha goleadora, aprovechó un despeje fallido de Willems, al que llevó a maltraer, para firmar el empate a los ocho minutos.
El duelo, abierto, vertiginoso y hasta descontrolado por momentos, entró en un toma y daca constante, con ocasiones para el Castellón, dominador de la posesión, y, sobre todo, para el Zaragoza, que varió con éxito las demarcaciones de su trío de mediapuntas, con Liso en la derecha, Aketxe en el centro y Bazdar en la izquierda. El serbio, que se ha metido a la afición de La Romareda en el bolsillo, tuvo una oportunidad inmejorable ante Gonzalo Crettaz, un líbero más que un portero al uso, pero su vaselina se quedó corta. Y se fabricó otra al filo del descanso, tras un recorte marca de la casa a su par que también le negó después el guardameta argentino.
Schreuder movió piezas en el descanso y relevó a Óscar Gil y Willems, ambos con tarjeta, por Salva Ruiz y De Miguel para afrontar una segunda parte que tuvo menos vértigo, con el Castellón manejándose con largas combinaciones e intentando evitar que el Zaragoza pudiera correr a la contra. También Víctor sacudió su banquillo y dio entrada primero a Francho por un Aketxe que tuvo otra noche de ausencia y después a Mari y Pau Sans por unos fatigados Iván Azón y Bazdar.
Los cambios no le sentaron esta vez bien al Zaragoza, que acabó sin gasolina y nunca dejó de estar incómodo en este periodo, mientras el Castellón mandaba, pero no amenazaba, hasta que un grave error de Clemente, que nunca logró abrochar su lateral, propició un centro de Cala que definió Suero para darle la victoria a su equipo en La Romareda.
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