sábado, 30 de noviembre de 2024

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº17 (30.11.2024)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº17 (30.11.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3672

 REAL ZARAGOZA 0-1 ALBACETE

0-1, min. 74: Quiles, de penalti

FICHA TÉCNICA

Real Zaragoza: Poussin, Luna, Lluis López, Vital, Tasende; Moya, Francho (Adu Ares, 65), Bare (Alberto Mari, 81); Aketxe, Bazdar (Liso, 41): y Azón

Albacete: Lizoaín; Javi Rueda, Jon García, Lalo, Juan Mari Alcedo; Riki, Agus Medina (Rai Marchán, 89), Pacheco (Lazo, 77); Juanma (Javi Villar, 77), Higinio (Morcillo, 59) y Quiles (Álvaro Rodríguez, 89’)

Goles: 0-1, min. 74: Quiles, de penalti.

Árbitro: Guzmán Mansilla (Andaluz). Mostró amarillas a Javi Rueda (47), Lluis López (54), Francho Serrano (55), Tasende (73), Luna (89).

Incidencias: Partido de la jornada 17 de liga jugado en La Romareda ante 17.000 espectadores. El césped presentó una buena imagen en una tarde fría y con niebla.

 Real Zaragoza 0-1 Albacete

66.7 % Posesión 33.3 %
2 remates dentro 2
5 disparos bloqueados 0
10 remates fuera 5
0 disparos recibidos 17
4 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 0
7 faltas recibidas 18
18 faltas cometidas 8
134 perdidas de posesión 126
42 recuperaciones de posesión 55
1 fueras de juego 1
xxxxxx


 
Perdidos en la niebla: el Real Zaragoza cae contra el Albacete (0-1)

Un Zaragoza sin rumbo y en clara caída de fútbol y resultados pierde contra un Albacete que pudo golearlo, con tres tiros a la madera. Quiles, de penalti, fue el verdugo de un equipo incapaz de responder a ese gol.

En la semana en la que Víctor Fernández organizó, con calculada exhibición pública, una función de entrenamiento poniendo el énfasis en el trabajo defensivo, al Real Zaragoza le volvieron a marcar, a fusilarlo a ocasiones (tres tiros al palo del rival) y a ganarle otro partido en La Romareda. El problema defensivo del equipo sigue vivo, carcomiendo su armazón competitivo, sin que las soluciones del técnico consigan, de momento, alterar esa descomposición. El Zaragoza volvió a arrugarse en defensa, y fue un equipo vulnerable: el Albacete le hizo un gol, pero pudo hacerle más, conquistando una victoria merecida con un penalti anotado por Quiles. El Zaragoza -que apenas le metió ni miedo al equipo más goleado de Segunda- volvió a deshacerse como colectivo, especialmente, en defensa. O bien los conceptos formulados hace unos días por Víctor a sus jugadores no tienen un fundamento teórico coherente, o bien los jugadores no son capaces de descifrarlos e interpretarlos. En cualquiera de los casos, el Zaragoza tendría un problema severo.

Víctor Fernández tiene al equipo cada vez más deshilachado y descabalgado de la cabeza: cuatro jornadas sin ganar, más fugas de puntos en casa y, paso a paso, perdiendo argumentos por el camino. Frente al Albacete, no los tuvo ni cuando el partido se le levantó por encima y debía buscar el gol. Le faltó toda la claridad que la tarde de niebla le arrebató a La Romareda.

Víctor Fernandez optó por taponar las vías de aguas del Zaragoza fortificando el casco del equipo en la zona del centro del campo. Ante un Albacete reconocido por sus debilidades defensivas -equipo más goleado de Segunda-, le dio un evidente giro conservador a la propuesta, retirando un atacante como Liso y metiendo un medio como Toni Moya para formar con un 4-3-2-1 (el árbol de navidad) que acercó a Aketxe a la mediapunta junto al verso libre Bazdar, alejando así al vasco de los compromisos defensivos del extremo y tratando de reactivar su fútbol alicaído e improductivo.

Los comienzos del duelo fueron un periodo de exploración para el Real Zaragoza. Sus futbolistas jugaban devorados por la niebla, intentando reconocer la nueva propuesta en medio de un desorden generalizado, en el que los centrocampistas se pisaban las posiciones y Bazdar y Aketxe no se repartían los espacios con coherencia e intención. El Zaragoza andaba perdido, desorientado, como si no identificara las líneas con las que Víctor Fernández había escrito el partido. La prueba era ver a jugadores buscando pases donde debería encontrarse un compañero…

Ese cierto desvarío lo aprovechó el Albacete, un equipo armado sobre un 4-2-3-1 que reclamaba la pelota con voluntad vertical y profunda, buscando rápido a sus tres atacantes y desplegando sus laterales a gran altura, juntando así mucha densidad de soluciones por delante de la pelota.

Como el Zaragoza aún desconocía muy bien qué hacer o cómo organizarse, sus líneas se separaban y alejaban, fragmentándose su mapa táctico en espacios, grietas, vacíos y recovecos que el Albacete supo explotar, infiltrando gente en las posiciones intermedia y generándole peligro al conjunto aragonés con cierta facilidad. Juanma, especialmente avispado detectando las hendiduras del Zaragoza, avisó, antes de que los manchegos, que emboscaban y disparaba flechas como indios, como navajos de Albacete, remataran, en cinco minutos, dos veces a la madera con remates de Higinio. El delantero estalló un cabezazo en el palo y un derechazo en el travesaño después de que Poussin le repeliera un tiro de Juanma. El Albacete llegaba fácil y dominaba la espalda de los centrocampistas zaragocistas: ni estos controlaban esa zona ni sus centrales saltaban a protegerla.

El Zaragoza apenas conseguía hacerse camino en su sector derecho por el empuje de un pletórico Luna y la astucia y piernas de Francho. Los aragoneses también tuvieron su madera, un tiro lejano de Aketxe al que voló Lizoain, desviando la pelota al poste.

Todo lo que atacó el Zaragoza en este primera acto se resolvía desde lejos: Bazdar, desde la frontal, mandó dos adonde antes había grada -una de ellas tras una buena acción conspirada por Aketxe y Luna-. Tasende también lo buscó desde la larga distancia en dos rechaces de sendos cornérs. Pero, en resumen, el Zaragoza no sometía, no exigía ni estiraba las costuras de un Albacete que se replegaba rápido y preciso y que vivía la tarde relativamente sereno, teniendo el partido más a su gusto. En el tramo final previo al descanso, Bazdar notó una pedrada en la zona posterior de un muslo, una lesión que lo dejó fuera del partido. Liso entró en su lugar. No pasó mucho más. Un Albacete valiente, brioso, atrevido e insistente no había dominado la posesión, pero sí el partido.

Después del paso por los vestuarios, ambos equipos se envalentonaron. El partido se fue descosiendo, al tiempo que Zaragoza y Albacete descomponían sus figuras, disolvían sus estructuras y conducían el choque a un intercambio de golpes. Primero lo intentó Aketxe después de un centro de Liso, pero el tiro lo desbarató Jon García, un guerrero imbatible, un central capaz de coserte un huevo o freírte un calcetín: Bruce Willis en 'La jungla de cristal'.

No tardó mucho Higinio -delantero con más fútbol que nombre- en caer en el frente, lesionado también, después haberle hecho un nudo más de corbata a Vital, un defensa cada vez con menos defensas, a quien el invierno parece engullir. Alberto González metió a Morcillo, pasando Juanma a la punta.

Al poco, el Albacete gozó de su ocasión, otra más, ante un Zaragoza muy vulnerable. Juanma se adentró en el área y amenazó a Poussin antes de que, tras un saque de esquina, Quiles estrellara un nuevo balón de su equipo al larguero. El delantero no paró: desde el punto de penalti, ajustició al Zaragoza. Una pena máxima cometida sobre él mismo en una acción bochornosa, injustificable e infantil de Tasende, quien soltó el codo.

El Zaragoza se aguaba cada vez más, difuminándose en la niebla que se iba tragando La Romareda. Víctor Fernández, sin muchas soluciones más allá de agitar el banquillo, había metido a Adu Ares, mandando a Liso a la derecha. No llegaba el fútbol, ni el orden, ni el control, ni la claridad, mientras el reloj corría. Con el partido cuesta arriba, el Zaragoza apenas se imponía en campo rival, impotente, obtuso, desnortado, envuelto de un fútbol insuficiente, entregado a acciones aisladas o inspiraciones individuales. Así lleva casi dos meses. Así lo intentaron Aketxe y Adu Ares desde lejos en una recta final en la que el Albacete fue guardando la ropa y el Zaragoza metido en el bucle de su creciente incapacidad: el equipo de Víctor Fernández ya no solo defiende mal; cada vez, también, ataca peor.

El Zaragoza se pierde en la niebla

El Albacete, que estrelló tres balones en los postes, también se lleva la victoria de La Romareda gracias a un penalti del fútbol moderno y deja al equipo aragonés tiritando. Bazdar se lesiona y estará varias semanas de baja.

En una tarde de espesa niebla, de las que hace muchos años que no se veían en La Romareda, el Albacete Balompié, como el Racing, el Almería o el Castellón, también se llevó la victoria y deja al Real Zaragoza tiritando, incapaz de detener su progresiva caída clasificatoria y con la factura añadida de la lesión del internacional bosnio Bazdar. El equipo de Alberto González, que no ganaba fuera de casa desde hace dos meses, se benefició para ganar de uno de esos penaltis del fútbol moderno, pero antes había estrellado hasta tres balones en la madera.

Víctor Fernández mantuvo a Luna como lateral derecho y prescindió de un extremo como Liso para dar entrada a Toni Moya y jugar con tres volantes en el medio, ubicando a Aketxe y a Bazdar como enganches por detrás de Iván Azón, rescatando el dibujo de su primera etapa en el Real Zaragoza. Por su parte, el técnico manchego presentó dos novedades en su alineación: Jon García y Pacheco relevaron a Ros y Javi Villar.

El Albacete, para no perder la costumbre de los visitantes a La Romareda, empezó mejor que el Zaragoza y su propuesta valiente y su presión alta le permitieron mandar en el partido un cuarto de hora largo y estrellar por medio de Higinio hasta dos balones en los palos.

Pero en medio de la niebla apareció Aketxe, más activo y protagonista que nunca, y el Zaragoza fue creciendo y creciendo y, fortalecido por sus posesiones largas y su ataque organizado, acabó lanzando amenazas en serie a Raúl Lizoain, que hizo la parada de la tarde a un formidable zurdazo del propio Aketxe desde fuera del área, que acabó también estrellado en la cruceta.

Y cuando el equipo aragonés había terminado de imponerse, Bazdar, su atacante más talentoso, tuvo que retirarse con una rotura fibrilar en el isquio de su pierna izquierda que puede tenerle varias semanas de baja. Un contratiempo muy serio para Víctor, a la espera de que Soberón vuelva después de casi dos meses de ausencia, y que enfrió al propio equipo y también a la grada de La Romareda en el tramo final de una primera parte sin concesiones.

El Zaragoza volvió al galope del descanso y, sin disfrutar de ocasiones claras, no dejó de empujar en su área al Albacete, que también perdió a su delantero centro Higinio por una lesión muscular. Pero el gas y las ideas se le acabaron pronto a los zaragocistas.

A media hora del final, Víctor se jugó la baza de Adu Ares, apenas un par de minutos antes de que el Albacete estrellara su tercer remate en la madera, tras una salida atropellada de Poussin, que acabó dejando una pelota muerta dentro del área a los pies de Quiles. Y fue el propio Quiles el protagonista de la victoria manchega, al sufrir y transformar después un penaltito de Tasende por un manotazo que pareció innecesario, pero involuntario.

El Zaragoza lo intentó hasta el final, pero nadie encontró una vía de agua en un sólido Albacete, que vuelve a ganar lejos de su estadio dos meses después y remonta posiciones en la clasificación. Todo lo contrario que el equipo aragonés, que suma cuatro jornadas sin ganar y hasta cuatro derrotas ya en La Romareda.

 

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