martes, 3 de diciembre de 2024

COPA DEL REY 2024/25 2ª RONDA (3.12.2024)

 

COPA DEL REY 2024/25 2ª RONDA (3.12.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3673

 REAL ZARAGOZA 2-2 pp(4-5) GRANADA 

1-0, min. 17: Adu Ares

1-1, min 41: Weissman

1-2, min. 44: Clemente, en propia puerta

2-2, min. 45 (+2): Adu Ares

FICHA TÉCNICA

Real Zaragoza: Femenías; Calero, Vital (Lluis López, 46’), Jair, Clemente, Tasende (Luna, 61’); Marc Aguado (Bare, 76’), Toni Moya (Francho, 101'); Pau Sans (Liso, 61’), Adu Ares; y Alberto Marí (Mañas, 83’).

Granada: Luca Zidane; Ricard Sánchez, Manu Lama (Rubio, 81’), Loic Williams (Óscar Naasei, 100'), Lucas Pérez (Brau, 46’); Sergio Ruiz, Trigueros (Villar, 70’); Sergio Rodelas (Jozwiak, 81’), Theo Corbeanu (Tsitaishvili, 70’); Siren Diao, Weissman.

Goles: 1-0, min. 17: Adu Ares. 1-1, min 41: Weissman. 1-2, min. 44: Clemente, en propia puerta. 2-2, min. 45 (+2): Adu Ares.

Árbitro: Germán Cid Camacho (Comité de Castilla y León). Mostró amarillas a Marí (16), Pau Sans (39), Tasende (45), Mañas (90), Rubio (97), Weissman (108'), Calero (108').

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda ronda de la Copa del Rey 24/25. La Romareda registró una entrada de 10.153 espectadores. Llovió antes del partido por lo que césped, dentro de sus buenas condiciones, estuvo rápido.

 Real Zaragoza 2-2 Real Zaragoza

41.5 % Posesión 58.5 %
7 remates dentro 4
4 disparos bloqueados 0
13 remates fuera 7
12 disparos recibidos 24
6 tarjetas amarillas 5
0 tarjetas rojas 0
19 faltas recibidas 28
28 faltas cometidas 21
156 perdidas de posesión 169
72 recuperaciones de posesión 72
2 fueras de juego 1


 
Pena máxima del Real Zaragoza: eliminado en los penaltis por el Granada en la Copa del Rey

Los once metros condenan y eliminan al equipo de Víctor Fernández: Alberto Marí, durante el partido, y Clemente y Mañas, en la tanda, erraron penaltis en un duelo de alternativas y pobres defensas en el que Adu Ares lideró a un Zaragoza irregular y vulnerable. 

Adiós a la Copa del Rey. El Zaragoza cayó eliminado, víctima de un Granada más preciso en la tanda de penaltis de un partido interminable, empatado a dos y resuelto en la sexta pena máxima con un tiro al cielo de Aitor Mañas, delantero del filial zaragocista. Siguen las notas grises en un equipo aragonés incapaz de ganar también en la Copa, por mucho que su juego recuperase color, sustancia y credibilidad en muchas fases del encuentro. Pero es un equipo demasiado inconstante y vaporoso porque su debilidad defensiva es estructural. En el pecado lleva la penitencia, en su ataque desmelenado, vertiginoso y desbandado, como el que palpitó en sus mejores momentos, residen la raíces de sus problemas. El Zaragoza expuso muchos de sus rasgos habituales, jugó bien cuando corrió y cogió al Granada abierto, pero no tanto cuando debió controlar su área. Con cinco piezas atrás, el Zaragoza defendió peor de lo que atacó, en un contexto del que salió redimido Adu Ares, autor de dos goles. El que abrió el marcador y el que puso el empate, después de que el Granada le diera la vuelta con tantos de Weismann y Clemente en propia puerta. Entre medio, Alberto Marí falló un penalti, clave en el devenir de un partido de defensas bajas, en el que casi hubo más goles que ocasiones.

Sin Cristian Álvarez, Víctor Fernández suavizó las rotaciones manteniendo a Vital, Tasende y Toni Moya, un indicio de que quizá alguno de ellos -o algunos- no salga de inicio el sábado en liga contra el Deportivo en Riazor. Lo más novedoso de los ochos cambios fue el nuevo lienzo del técnico aragonés, su composición táctica, con una apuesta por cinco defensas. Pero, como muchas veces sucede en el fútbol, lo importante no son solo los números, las posiciones o el dibujo; sino las intenciones, la filosofía o la vocación. Con cinco defensas se puede atacar más que con tres delanteros. Y el Zaragoza desarrolló su 5-4-1 con un talante animado y atrevido: Calero y Tasende situaban los carriles muy arriba, a la altura de Marí prácticamente, y de Pau Sans y Adu Ares, encargados de gestionar los espacios intermedios ofensivos, plegándose entre zonas interiores y exteriores, dándole al Zaragoza una apariencia de 3-4-3 en ataque.

Por su parte, el Granada, ampliamente modificado con diez cambios respecto a su once del pasado fin de semana en la derrota contra el Almería, se organizó con un 4-4-2 de corte clásico, aunque con sus extremos, Rodelas y Corbeanu situados también muy altos, en un intento de que sus atacantes, en el juego directo, se impusieran en los duelos. Pero el Zaragoza neutralizó bien, desde los primeros pasos del partido, ese juego sencillo -casi simple- y pragmático salido del laboratorio de Fran Escribá.

El Zaragoza salía ganador de esos lances, una de las obsesiones de Víctor Fernández en el último mes. Conteniendo bien la franja central frente a un Granada muy directo, que explotaba la amplitud, que sacaba todo el fútbol por fuera, con sus centrales gestionando el juego en media y largas distancias. En esos tanteos iniciales, tras un cabezazo inofensivo de Weissman, Toni Moya filtró un pase interior a Tasende al que Luca Zidane dio ágil respuesta raseando su cuerpo por el césped mojado por la lluvia.

El nudo de la historia se escribía en la banda derecha aragonesa. Ahí colisionaba el flujo de juego del Granada con la resistencia del Zaragoza, bien protegido a lo ancho con su defensa de cinco. Calero, vibrante y veloz, daba mucho contenido a su equipo en ese lado, y un centro suyo no lo cazó por poco Marí. Por ahí, por donde el Granada trataba de hacerse fuerte, surgió la oportunidad, ante los jóvenes y dóciles Lucas y Rodelas. El Zaragoza no desaprovechó los desajustes de ese lado de la maquinaria nazarí.

El partido, en ese periodo, tenía un pulso bajo, muy condicionado por los duelos individuales. No había grandes secuencias de fútbol, ni asociación ni fluidez, pero el Zaragoza encontraba las situaciones que más le gustan, su caramelo preferido: atacar corriendo. Calero, imponente, ganó una pelota arriba a Rodelas, la metió a la espalda de Lucas, y ahí Pau Sans estiró una conducción que fue de nuevo a Calero. Su centro, dulce y algodonado, lo remachó de cabeza Adu Ares.

En ese punto, el partido dio su primer giro. A lomos del futbolista cedido por el Athletic, eslabón conector de todo el entramado aragonés, el Zaragoza se puso a carburar. Ares tiene condiciones para lo que quiera. Lo demostró ayer: un físico elástico, un talento vivo, cualidades técnicas en espacios reducidos y en carrera, un pie juguetón… Su toma de decisiones, su índice de esfuerzo y el modo de competir dirán lo que acaba siendo. Tiene aquello que la naturaleza da y le falta todo lo que la profesionalidad le debe enseñar.

No tardó mucho Ares en provocar un penalti que falló Alberto Marí, negado cuando la portería, sus medidas reglamentarias, a lo alto y a lo ancho, cosida por sus redes y defendida por un guardameta, se le pone delante. Luca Zidane le adivinó la apuesta.

Al Zaragoza, le surgieron ahí las fiebres. El Granada, en un práctico ejercicio de eficacia, muy al estilo Escribá, le dio la vuelta al marcador. Primero, con un gol de Weissman a centro de Rodelas. Una acción de inexplicable defensa en un equipo con cinco zagueros. El ariete israelí apenas tuvo oposición ante el nulo dominio del área de los aragoneses. En la siguiente aproximación, otro balón nacido en la derecha del Zaragoza, en esa franja de terreno donde el partido condensó todos los litigios, acabó dentro de la portería de Femenías. Fue Rodelas quien centró dirección a gol, y Clemente, dándole la espalda a la jugada no se sabe cómo, soltó una espuela que mandó el balón al peor sitio posible. Una maniobra temeraria que acabó como acaban estas cosas.

Aperecieron los pitos en La Romareda, pero el partido había decidido desbocarse hace mucho. El Zaragoza ahí, en esos contextos, es realmente peligroso. Adu Ares, corriendo -cómo si no- se fue a por Ricard Sánchez y lo aplastó con un giro de cintura del que salió uno de esos goles que dicen muchas cosas, un zarpazo colocado, sacado de un toque sutil e invisible de tobillo como si se sacara de una chistera. El gol de Ares fue la firma final de la primera mitad.

La reanudación siguió bajo las mismas claves. El Granada procuraba tener la pelota, amasar la posesión, pero sin generarle complicaciones a un Zaragoza agazapado, enfocado a las carreras, al vértigo, a esas esencias que, principalmente, acentúan su identidad esta temporada. Cogió así a contrapié al Granada y avisó con dos tiros lejanos de Toni Moya y en una especie de chilena retorcida de Clemente. Había salido Lluis López en el Zaragoza por Vital y Escribá relevó su lateral izquierdo, un superado Lucas, con Brau.

El partido fue reafirmándose en su formas, con un Granada reposado, pero poco profundo, y un Zaragoza afilando el cuchillo, a la espera, con metros para la carrera. Clemente pudo marcar en un cabezazo en una acción de balón parado, cuando el carrusel de cambios metió en el partido a Luna. Liso (Calero pasó al carril izquierdo), Keidi Bare y el debutante Mañas (Marí se fue silbado con dureza). En el Granada, salieron Gonzalo Villar, Tsitaishvili, Rubio y Jozwiak.

Aunque el Zaragoza lograba desplegar las velas, especialmente, con Ares, no terminaba de darle claridad a su zona de finalización, faltaban ideas, chispa, clarividencia, exactitud… Muchas superioridades se desperdiciaron así, como un lanzamiento alto de Ares y una falsa volea de Alberto Marí. El Zaragoza, en esa fase, hacía más ruido que melodías y el Granada, por así decirlo, ni lo uno ni lo otro. Las áreas desaparecieron del mapa, mientras ambos equipos empezaron a hacer cálculos, recordando que esto no era un partido de 90 minutos sino de 120 en caso de empate, con sus dos mitades correspondientes de la prórroga, aunque un zapatazo de Ricard lo porfió sobre la bocina. El duelo se vino abajo, nada quedó de la euforia en la que se movió durante la irregular noche y fue al tiempo de desempate.

Fue el Granada quien salió más furo, con un toque de Weissman que mandó a saque de esquina Femenías. De ahí salió otra jugada peligrosa, con un remate a la media vuelta de Diao. Liso y Adu Ares se cambiaron de banda, pero el Zaragoza, aun con más mando, no terminaba casi nada de lo que empezaba. Solo Mañas inquietó con un remate de cabeza. Después de un partido desarbolado en las defensas, los equipos manejaron la prórroga con más miedo a encajar que hambre de marcar. 

Tras el trago al botijo y una leves indicaciones, el Zaragoza se apoderó de la historia, encajonando al Granada y mezclando el juego corto, recuperando rápido, presionando con energía, imponiéndose en el campo rival… Ni Mañas, ni Bare ejecutaron cuando debían a Zidane y Liso le pegó muy alta en esos momentos de gobierno aragonés. El Zaragoza estaba a un toque, a un rayo de lucidez, a un gesto de precisión, del gol. Pero fue Diao, delantero con una zancada descomunal, quien lo lamió tras ganarle en velocidad a Lluis López, pero sobre todo con un cabezazo que conjuró Femenías ya en el filo del 120. Llegó así la eliminatoria a ese juego de psicología, acierto y análisis donde el fútbol y los hombres se igualan, una tanda de penaltis con el telón de fondo de la Copa del Rey. 

Fue el Granada quien comenzó a girar la ruleta. Marcó Gonzalo Villar. Contestó Francho Serrano con un misil. Pero a Sergio Ruiz le salió el engaño. Calero congeló el tiempo y puso el 2-2, cuando Femenías se lo paró abajo a Weissman. La ventaja la tomó el Zaragoza con Luna. El Granada se mantuvo vivo con Luca Zidane, pero no parando, sino marcando. El francés paró y metió penaltis en el mismo partido. Porque le detuvo también uno a Enrique Clemente. Tablas. Faltaban los quintos lanzamientos. Casi se lo para Femenías a Tsitaishvili. Muy suave empató Bare. La tanda continuó: Rubio no tuvo piedad y Mañas, el debutante, valiente y decidido, como tiene que ser, porque solo falla quien lo tira, la mandó al cielo. La Copa del Rey dijo así adiós a La Romareda, con el Zaragoza eliminado. 

El Granada elimina al Zaragoza en la tanda de penaltis

El tiempo reglamentario y la prórroga finalizaron con empate a dos goles. El equipo aragonés desperdició un máximo castigo en el minuto 27 cuando ganaba 1-0.

La tanda de penaltis decidió la eliminatoria entre el Real Zaragoza y el Granada, después de que el tiempo reglamentario y la prórroga finalizaron con empate a dos goles. También en la primera serie de cinco lanzamientos desde los once metros prosiguió la igualada, al anotar cuatro el equipo aragonés y otros cuatro el andaluz, pero en la muerte súbita Miguel Rubio batió a Femenías y Mañas, debutante en el Zaragoza, mandó la pelota a las nubes.

Ésta es la primera vez que el Granada elimina al Zaragoza en la historia de la Copa, ya que en los cinco precedentes anteriores (1962, 1976, 1977, 2013 y 2018) el conjunto aragonés había superado siempre al Granada, que ahora espera en el sorteo el regalo de un primera división.

Mezcla de titulares y suplentes en el Real Zaragoza, con novedosa disposición táctica de Víctor Fernández, con tres centrales, dos carrileros largos, dos mediocentros, dos mediapuntas y un delantero centro, y un Granada pleno de reservas y ordenado en torno al 4-4-2 clásico de Escribá.

El cambio de dibujo le sentó inicialmente muy bien al equipo aragonés, que percutió con decisión por los costados y puso rápidamente a prueba a Luca Zidane, primero con un zurdazo de Tasende y después con un derechazo de Calero, tras no llegar Marí a un centro medido de Pau Sans, activísimo toda la primera parte.

El Zaragoza fue encontrándose cada vez más cómodo y suelto y a la tercera obtuvo premio a su dominio: Calero centró en carrera desde la banda derecha y Adu Ares cabeceó en plancha en el segundo palo lejos del portero del Granada. Un gol de excelente ejecución que debería darle a Ares un empujón futbolístico definitivo, después de tres meses de extravío en el laberinto de la indolencia. Al menos anoche el extremo cedido por el Athletic pareció otro y en otra combinación con Calero forzó un penalti, por derribo de Sergio Ruiz, que Luca Zidane le atajó a Marí y que pudo haber sentenciado la eliminatoria antes de la media hora.

El Granada se estiró en el tramo final de la primera mitad, aprovechando, sobre todo, la acostumbrada relajación defensiva del Zaragoza, y, a tres minutos del descanso, en su primera aproximación con peligro, Toni Moya dejó centrar a Rodelas desde la izquierda y Weissman, libre de toda marca, empalmó un remate inapelable desde dentro el área. Y casi seguido, en plena desconexión del Zaragoza, Clemente acabó metiendo con un taconazo en su propia portería un córner sin ningún peligro, pésimamente defendido y que retrata por enésima vez, por su inconsistencia, a los centrales del equipo aragonés. Y esta vez también a Femenías. Pero Ares, en su mejor noche, quiso decir la última palabra de este primer periodo y, tras recibir un gran pase de Marc Aguado, otro de los destacados, firmó un golazo de bandera que significó el momentáneo empate a dos en otra noche de enormes contrastes futbolísticos.

El Zaragoza renovó su dominio en la segunda parte y Toni Moya, con un disparo desde fuera del área ajustado al poste, y Clemente, con una chilena forzada y un cabezazo bombeado, tuvieron el tercer gol en sus botas frente a un Granada que también mostró sus notables debilidades defensivas y que sólo amenazó en este periodo con un disparo con efecto de Tsitaishvili en el minuto 90.

La prórroga comenzó con un cabezazo envenenado de Weissman que salvó providencial Femenías y dio paso a un monólogo del Granada, más entero que un Zaragoza que en la primera mitad se limitó a defenderse y a correr detrás de la pelota. Pero el equipo de Víctor Fernández se levantó en la segunda parte del tiempo suplementario y entre Keidi Bare y Liso, desacertadísimo, tuvieron la clasificación antes de que Diau marrara una ocasión para el Granada.

En la tanda de penaltis, Gonzalo Villar, Sergio Ruiz, Weissman y Luca Zidane marcaron para el Granada y Francho, Calero, Luna y Keidi Bare lo hicieron para el Zaragoza, con errores de Weissman y de Clemente, en noche negra. En los lanzamientos al fallo, Miguel Rubio batió a Femenías y Mañas envió su disparo a las nubes.

 

No hay comentarios: