sábado, 7 de diciembre de 2024

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº18 (7.12.2024)

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº18 (7.12.2024)

PARTIDO OFICIAL Nº 3674

 DEPORTIVO 1-1 REAL ZARAGOZA 

1-0, min. 6: Mario Soriano

1-1-, min. 92: Francho

Ficha técnica

Deportivo: Helton, Ximo Navarro, Pablo Vázquez, Pablo Martínez, Escudero (Jaime Sánchez, 87’); Mfulu, Villares (Obrador, 74’); Mario Soriano (José Ángel, 74’), Lucas Pérez, Yeremay (Cristian Herrera, 87); y Barbero (Davo, 87’).

Real Zaragoza:  Femenías; Luna, Lluis López, Jair Amador, Clemente, Calero (Tasende, 82’); Marc Aguado (Toni Moya, 67’), Bare (Francho, 67’); Aketxe (Pau Sans, 67’), Adu Ares (Marí, 82’); y Azón

Goles: 1-0, min. 6: Mario Soriano. 1-1-, min. 92: Francho.

Árbitro: De la Fuente Ramos (Castilla y León). Mostró amarillas a Mario Soriano (6’), Keidi Bare (19’), Jair Amador (34’), Marc Aguado (65’), Pablo Martínez (67’), Helton (89’), Lucas Pérez (89’).

Incidencias: Partido de la jornada 18 de liga jugado en Riazor, con unos 25.000 espectadores en las gradas, 400 de ellos del Real Zaragoza. Viento de norte en La Coruña, en una tarde fresca. Césped en perfecto estado.

Dep Coruña 1-1 Real Zaragoza

47 % Posesión 53 %
2 remates dentro 4
0 disparos bloqueados 4
3 remates fuera 15
23 disparos recibidos 5
5 tarjetas amarillas 3
0 tarjetas rojas 0
16 faltas recibidas 11
11 faltas cometidas 17
143 perdidas de posesión 145
44 recuperaciones de posesión 55
1 fueras de juego 2
xxxxxx

El Zaragoza sobrevive en Riazor: empate contra el Deportivo (1-1)

Un gol agónico de Francho Serrano salva el pescuezo del Real Zaragoza en La Coruña después de un partido en el que acumuló las mejores ocasiones, pero en el que regaló el tanto a los gallegos.

Francho Serrano, el chico para todo, le salvó el gaznate al Real Zaragoza en Riazor (1-1), después de un partido entretenido, equilibrado y destripado en la banda derecha del equipo aragonés, donde Marcos Luna tiranizó a un Deportivo de fútbol vistoso, pero excesivamente contemplativo y lagunar. Los gallegos meten miedo arriba, pero también abajo, y el Zaragoza acumuló más y mejores ocasiones. Ese gol de Francho en el 92 maquilla el resultado de un Zaragoza que sigue, por quinta jornada, sin ganar, a las puertas de una crisis y cada vez más alejado de las posiciones de privilegio. No obstante, el equipo compitió y no perdió su esencia ofensiva por mucho que Víctor Fernández lo haya reformulado con cinco defensas, una solución con más impacto en los funcionamientos de su ataque que en la consistencia de su defensa.

Víctor Fernández mantuvo el 5-4-1 que tanto le agradó en Copa, con Jair por Vital, en teoría, para defender las salidas directas sobre Barbero. El técnico ha decidido explorar soluciones defensivas mediante la acumulación de hombres en lugar de hacerlo a través de revisiones tácticas. Otra de sus decisiones fue darle un volantazo a la portería: sentó a Poussin por Femenías, por lo que puede hacerse la lectura de que quizá el francés era parte responsable de los goles recibidos en las últimas semanas. El Zaragoza, al igual que contra el Granada, mandó muy arriba a sus carrileros. Tanto Luna como Calero fueron los mejores argumentos ofensivos del equipo, el lateral derecho generando fútbol y ocasiones y Calero finalizando en el segundo palo. En el Deportivo, la baja de Mella la resolvió Óscar Gilsanz con Mario Soriano en la derecha, aunque con toda la libertad del mundo para firmar pactos de complicidad por todo el campo con Lucas y Yeremay.

El Zaragoza entró al partido con toda la generosidad defensiva del mundo, tendiendo una alfombra roja hacia el gol a su rival. Había ganado un saque de esquina después de una buena contra que Aketxe no pudo concretar, pero de ese córner a favor salió un gol en contra. La jugada no se sabe si se ensayó en un laboratorio o en un cementerio, porque ni el entrenador del Deportivo se la hubiera confeccionado más a medida. El finalizador debía ser Aketxe, quien, en la frontal estaba descubierto, como último hombre prácticamente. El vasco se atragantó con la pelota, la perdió y Barbero salió a la carrera con la cartera: medio Zaragoza corría tras él y medio Deportivo, también. Llegaron más y mejor los locales, la pelota fue a Yeremay, la tocó con aroma a gol, pero se fue al palo. El rechace, no obstante, lo cazó Mario Soriano y elevó al marcador el primer tanto de la tarde.

De algún modo, el Zaragoza se quedó con cara de tonto, después de tal grotesca acción. Da igual los defensas que se alineen, el portero que juegue, la altura de las líneas o poner cinco mil centrales… Una jugada tan básica, una ley esencial del fútbol (no encajar en un saque de esquina a favor), se defendió de aquella manera. Es un buen resumen de lo que es el Zaragoza: los jugadores salen en la foto, pero nadie les ayuda con el plano.

Con ese gol de Soriano a cuestas, el Zaragoza trató de reaccionar. Lo hizo impulsado por Luna, dueño y señor de la orilla derecha del equipo. Por ahí, abrió la lata el equipo de Víctor, con el carrilero canterano tocando casi todos los balones y surtiendo centros. Escudero y Yeremay sufrían en esa zona. Azón y Luna fabricaron una asociación a la que el delantero no le dio la dirección adecuada. Al propio ‘9’ se le escurrió en boca de gol el empate a centro también de Luna, quien no dejó de suministrar juego y ocasiones. Luna era el sol del Zaragoza en el partido. En todo caso, la más clara la tuvo Aketxe, después de una buena jugada de Azón, quien le rompió la cintura a Pablo Vázquez, antes de que la pelota le cayera franca a Aketxe, que la tiró fuera.

El Real Zaragoza tenía la cerradura localizada, pero no terminaba de ponerle la llave. Calero tuvo la suya también… Pero el Deportivo, en líneas generales, controlaba el asunto, dominando el juego interior con un inspirado Mario Soriano y la clarividencia y tacto de Lucas Pérez entre líneas. Entre ambos, descosían el centro del campo del Zaragoza, donde Aguado debía multiplicarse en defensa, equilibrando, corrigiendo y recuperando.

En esa zona, el equipo de Víctor Fernández sufría dos problemas. Por un lado, Aketxe bajaba a pedirla al pie, alejándose de su principal ámbito de influencia y aislando a Azón del resto del equipo. Y, por otro, Keidi Bare cayó en su habitual desorden y bullicio. La desorganización presidía el juego del Zaragoza en esa franja del terreno, mientras Adu Ares recuperaba su versión más efervescente y artificiosa.

El Deportivo vivía de su control posicional y de las comodidades facilitadas por la ventaja, pero tampoco inquietó en exceso. Hasta que un tiro cruzado de Mario Soriano a la salida de un córner casi tortura a Femenías, como también lo intentó el francotirador Lucas Pérez en una falta. Para terminar la primera mitad, un centro cerrado de Aketxe, desde esa banda derecha tan propicia, lo malgastó Bare con un remate malo a dos palmos de la portería de Helton.

Después del paso por el vestuario, el Real Zaragoza siguió subido a lomos de Luna. El joven lateral derecho se apoderó de esa banda, con un fútbol portentoso, potente e invasivo. Le puso a Calero un gol en la punta de la lengua, pero el madrileño, de forma inexplicable, llegando con sigilo, la mandó al Atlántico. Era gol sí o sí. Pero no lo fue. Aunque el Zaragoza ganaba altura con el balón y comenzaba a manejar la posesión, el Deportivo asumía su papel de dominado, porque es un equipo peligroso a la carrera o cuando se mezcla en el último tercio. Así, Yeremay, Lucas y Mario Soriano convertían cada pérdida del Zaragoza en un intercambio de trucos y bailes.

Víctor Fernández abordó los problemas cambiando todo el núcleo central del equipo. Aguado y Bare estaban peligrosamente amonestados porque jugaban muy expuestos al tráfico del Deportivo en sus posiciones. También se marchó Aketxe en ese triple cambio que dio entrada a Toni Moya, Francho y Pau Sans.

Al Deportivo le costaba cada vez más juntarse por el centro y sellar espacios, y ahí, con las líneas del rival y del partido abiertas y despegadas el Zaragoza es un equipo desenvuelto y peligroso. Ahí sí fluye. Los aragoneses comenzaron a imponer un juego más vertical y merodear la portería del Helton. Tuvo Azón cuatro claras: una cabeceando mal otro pase de gol de Luna; otra con un tiro que se fue demasiado desviado; la tercera, estampando un trueno en los guantes de Helton y; por último, al llegar forzado a un nuevo toque con regalo de Luna. Luna pudo hacer pichichi a Azón en Riazor: en el fútbol no siempre los pases de gol acaban siendo gol. Su partido fue mayúsculo, también en defensa. 

Ante la evidente sangría en esa banda, el Deportivo movió ficha, doblando lateral izquierdo con la entrada de Obrador por Soriano. Pero el Zaragoza siguió castigando esa ala. Víctor quemó las naves con Marí por Ares y con Tasende por Calero, aunque la estructura táctica del equipo permaneció inalterada, no hubo cambios más profundos que el hombre por hombre, en parte, porque el equipo se estaba abriendo camino a la portería rival.

El Dépor respondió metiendo a Jaime Sánchez para cerrar el área con un tercer central, pero por una de esas rendijas se coló Francho, el más listo del bosque, el zorro que lo intuye y lo huele todo. Su gol fue aire.

 

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