LIGA 2ªDiv. 2025/26 JORNADA Nº9 (11.10.2025)
PARTIDO OFICIAL Nº 3707
UD ALMERIA 4-2 REAL ZARAGOZA
1-0, min. 48: Chirino
2-0, min. 50: Embarba
2-1, min. 78: Kodro
3-1, min. 90: Puigmal
3-2, min. 90+2: Soberón
4-2, min. 90+4: Lopy
Ficha técnica
Almería: Andrés Fernández; Chirino (Marcos Luna, 70’), Nelson Monte, Bonini, Álex Muñoz (Centelles, 46’); Gui Guedes (Lopy, 63’), Baba; Embarba, Arribas, Melamed (Puigmal, 74’); Leo Baptistao (Thalys, 63’).
Real Zaragoza: Andrada; Francho, Insua, Tachi, Tasende (Valery, 70’); Moya (Soberón, 61’), Guti, Keidi Bare; Cuenca (Pau Sans, 61’), Dani Gómez (Kenan Kodro, 46’) y Sebas Moyano (Pinilla, 78’).
Goles: 1-0, min. 48: Chirino. 2-0, min. 50: Embarba. 2-1, min. 78: Kodro. 3-1, min. 90: Puigmal. 3-2, min. 90+2: Soberón. 4-2, min. 90+4: Lopy.
Árbitro: Luis Bestard Servera (C. Balear). Mostró amarillas a Álex Muñoz (19’), Guti (21’), Toni Moya (43’), Centelles (88’).
Incidencias: Partido de la jornada 9 de Segunda División jugado en el Almería Stadium (Estadio de los Juegos Mediterráneos). En la grada, hubo 13.231 espectadores, unos 50 de ellos aficionados del Real Zaragoza. Tarde agradable, con 24 grados, aunque ligeramente ventosa.
UD Almería 4-2 Real Zaragoza
57.8 % Posesión 42.2 %
14 remates dentro 5
3 disparos bloqueados 3
5 remates fuera 6
14 disparos recibidos 22
2 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
12 faltas recibidas 17
18 faltas cometidas 12
127 perdidas de posesión 109
46 recuperaciones de posesión 51
0 fueras de juego 2
xxxxxx
El Real Zaragoza se hunde en Almería y es colista de Segunda (4-2)
Andrada evitó una goleada de escándalo en un partido que deja muy tocado y señalado a Gabi por las reservas y la especulación de su fútbol. El Zaragoza reaccionó tarde, con goles de Kodro y Soberón, solo cuando de verdad se fue a por el rival.
El Real Zaragoza es colista. Ya no puede caer más bajo. El Almería lo pulverizó en un partido en el que dominó a lo alto y ancho a su rival, muy pequeño, la viva representación de un fútbol reservón, especulativo y menor, muy menor para lo que es ese escudo y este club. El Zaragoza se presentó a la defensiva, en su tono prudente y rígido habitual, y cuando encontró el gol, cuando de verdad se fue a por el rival, ya era muy tarde. Aunque pudo parecer que le podía discutir, en la segunda mitad con esos goles a remolque de Kodro y Soberón, el pulso a un Almería que es todo lo contrario -valiente, ambicioso...-, fue un espejismo. Andrada, en tarde colosal, heroica, evitó una goleada digna de una sección de sucesos. Gabi queda contra las cuerdas, con su equipo más abajo que nunca, con una única victoria en nueve jornadas, y muy señalado, porque este Zaragoza tan mísero y pobre desveló que puede jugar a otras cosas.
La baja de Paul Akouokou la reparó Gabi con Keidi Bare, manteniendo intacto el equipo de las últimas semanas a excepción de Saidu, indispuesto horas antes de salir hacia el estadio. Su lugar lo ocupó Toni Moya. El Zaragoza mantuvo así su 1-4-3-3, cosido en el mediocentro por Keidi. El albanés ejerció de centinela en lugar de Toni Moya, un futbolista con menos recorrido para barrer de lado a lado, pero con mejor pie para evitarle a su equipo errores como los que dejó su compañero. Hasta dos regalos de Keidi Bare en la salida del balón debieron solucionar, primero, Tachi, y después, Andrada. No va sobrado el Zaragoza de soluciones tácticas en esta fase del juego como para arriesgar también con los perfiles.
El Zaragoza saltó al campo bajo sus convicciones habituales. Protegerse en su campo propio y salir directo en dirección a Dani Gómez, un Robinson Crusoe en la desértica isla atacante de su equipo. La intención de Gabi y de su segundo, Mario Jiménez, al mando de las operaciones por la sanción del entrenador, era bloquear el centro, neutralizar esos espacios y zonas donde el Almería se crece. Rubi introdujo las novedades de Baba y Gui Guedes, director de juego con claridad y dinamismo, en el doble pivote de su 4-2-3-1 en el que sus cuatro hombres de arriba le ponen el picante al fútbol combinativo, aseado, ambicioso y afilado de los almerienses.
El Almería comenzó mandando, moviendo la pelota, tocando, creando desde sus centrales, mientras el Zaragoza ejercía una presión tibia y contemplativa. No le importaba que el rival tuviera allí la pelota. Su objetivo era cortar el tráfico por dentro, agruparse, y escupir al Almería a las bandas. Que no pasara ni el bigote de una gamba a la región de tres cuartos, con marcas al hombre y buenos relevos defensivos. En este sentido, a nivel defensivo, la obra de Gabi tiene algunos argumentos. Su equipo es disciplinado y estajanovista. Pero todo tiene un contrapunto: Sebas Moyano y Cuenca lo sintetizan bien. Tienen tantos metros que recorrer en defensa que cuando toca recorrerlos en ataque están lejos y fundidos de fatiga.
Al Zaragoza le animaba el 0-0 y que pasaran pocas cosas, pero con el Almería es complicado que no pase nada. Al menos, los de Gabi tuvieron el escudo de Andrada. Media docena de paradas firmó en la primera parte el argentino, diferencial, salvador, sosteniendo al Zaragoza en el partido. Un Zaragoza pobre como siempre en ataque, que no disparó, y fuera, y mal, hasta pasada la media hora, con Sebas Moyano. El resto de páginas del partido las llenaba el Almería, con el puño y letras de sus mejores autores. Arribas, Embarba y Melamed, encontrándose y mezclándose, permutando posiciones con un autónomo e inteligente Leo Baptistao, comenzaron a acribillar a Andrada. Primero, paró a Melamed un balón que perdió Guti. Luego, aún le detuvo otro al vibrante extremo izquierdo. También amargó el portero a Embarba, en un duro disparo, a Arribas, con un paradón después de un fallo de Keidi Bare… Leo Baptistao tuvo un par… Melamed otra ya camino del descanso
El Zaragoza no llegaba a todo. Estaba tan centrado en defender que no tenía para mucho más. Cuando cogía la pelota, o la perdía rápido atacando también demasiado rápido o estaba a años luz del área rival. El Almería, fruto de su altura en el campo, de su actitud depredadora, concedía metros y oportunidades a la espalda de su defensa, especialmente en el lado de Chirino, pero el Zaragoza, aun con un plan, escaso, pero plan, no aprovechaba esas debilidades del rival. No había mucha más salida que esperar a que, además de Andrada, el cronómetro echara un cable.
Pero el cable se lo echó al cuello el Almería al salir del descanso. Gabi, antes de que cayera la granizada, había relevado a Dani Gómez por Kenan Kodro. Es decir, un delantero veloz y vertical, enfocado a atacar la profundidad que concedía el Almería; por un ariete, un hombre objetivo, un jugador de tranco pesado y estático. No era una apuesta coherente si el plan y el resto del equipo iban a seguir siendo los mismos. En realidad no hubo mucho tiempo para saberlo, porque el Almería pulverizó al Zaragoza en un santiamén. Chirino se fue a por Tachi, tímido y dócil, y sacó un cañonazo que se fue a la escuadra. Andrada quizá no lo esperaba, pero ya había evacuado bastante agua. Al minuto y medio, Embarba puso en evidencia a Insua, señalándole que con oficio y compostura puede no ser suficiente ante determinados delanteros. El día que los centrales del Zaragoza tuvieron jugadores verdaderamente poderosos de la categoría a los que anular, de los que exigen también defendiendo hacia atrás y demandan velocidad, dejaron sospechas en la escena.
Reaccionó el Zaragoza antes que Gabi. Dos ocasiones, las más claras del partido, se encadenaron justo antes de los primeros cambios aragoneses. Kenan Kodro remató sobre Andrés un servicio de Moyano. Poco después, Tachi, solo, sin vigilancia, se tiró en plancha hacia un centro de Cuenca, pero lo mandó a las nubes.
El banquillo comenzó a moverse, con Soberón y Pau Sans por Moya y Cuenca. De alguna manera, el equipo no bajó los brazos. Pero una cosa es querer y otra poder. Rubi realizó tareas de cimentación con Lopy y sacó a Thalys por Baptistao. Los locales no se conformaban tampoco. Tienen a Embarba que va en avión y un entrenador que supo alejarlo de la banda para lanzarlo a la espalda de los centrales del Zaragoza. Fue un movimiento maestro. Arribas, por su parte, daba miedo cada vez que la cogía. Salió Valery (como lateral izquierdo) en el Zaragoza. Y Marcos Luna en el Almería. También Puigmal. Aún quedaba partido. Andrada evitaría el tercero, a Embarba, tras una cabalgada de su equipo.
Pero el Zaragoza, avivado con Soberón, Pau Sans, su paso adelante y su 4-2-2, comenzó a estar más cómodo que el Almería, relajado y controlador. No parece un equipo concebido para eso. Así, Kenan Kodro lo probó tres veces, la segunda se la sacó Andrés con un paradón, pero la tercera la cazó bien. Pinilla, todo arrojo, disparó recién salido al campo como quien sale al parque a jugar, desenfadado, con orgullo y desparpajo. El gol de Kodro dio esperanzas. Pau Sans pudo hacer lo que parecía imposible, pero no atinó.
El partido se destripó, se abrió por todos los lados. Había que jugársela. Pero eso también tenía su amenaza. A Embarba lo paró el larguero cuando tuvo la sentencia. Pau Sans, con el Zaragoza empuñando el arma de la fe y volcado, pudo empatar. Y Andrada le hizo un paradón a Embarba digno de hacer un cuadro, con el puño arriba. El Almería, increíblemente, no paraba el juego. Es un equipo con poca naturaleza defensiva, tan confiado en su colmillos que no renunció a ganar el partido matándolo, no defendiéndolo. Y así, en un pase de mago de Arribas, lo cogió Puigmal y sentenció. Soberón aún nos recordó que tiene gol y juego para merecer más. Lopy metió el cuarto porque el Almería siempre quiere meter alguno más, da igual cuántos lleve.
El Zaragoza había llegado tarde al partido. Llegó cuando entendió que al fútbol, para ganar, hay que mirar a la portería rival, crearle problemas al oponente, meterle goles. Cuando se liberó de corsés, se vio que quizá el Zaragoza tiene más recursos y soluciones que las que su entrenador le está dando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario