LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº7 (28.9.2024)
PARTIDO OFICIAL Nº 3661
REAL SPORTING 1-0 REAL ZARAGOZA
FICHA TÉCNICA
Sporting: Yáñez; Guille Rosas, Curbelo (Nacho Martín, 41) , Róber Pier, Pablo García (Cote, 88); Olaetxea, Nacho Méndez (Campuzano, 88), Gelabert; Dubasín, Otero (Caicedo, 75) y Queipo (Bernal, 75)
Real Zaragoza: Poussin; Iván Calero (Marcos Luna, 81), Lluis López, Bernardo Vital, Clemente; Toni Moya, Francho Serrano; Aketxe (Tasende, 53), Liso (Adur Ares, 77); Samed Bazdar (Soberón, 46) y Alberto Marí (Azón, 46).
Goles: 1-0, min. 26: Guille Rosas.
Árbitro: Moreno Aragón (Comité Madrileño). Mostró amarillas a Bazdar (11’), Aketxe (23’), Poussin (26’), Adu Ares (88') y Luna (94). Expulsó con roja directa a Clemente (49’) y Lluis López (89’).
Incidencias: Partido de la séptima jornada jornada de liga jugado en El Molinón-Enrique Castro ‘Quini’, ante 22.436 espectadores, unos 700 de ellos del Real Zaragoza. El césped presentó un excepcional estado, rápido y mojado, después de las lluvias caídas durante el día previo.
Real Sporting 1-0 Real Zaragoza
59.6 % Posesión 40.4 %
8 remates dentro 2
3 disparos bloqueados 0
10 remates fuera 5
7 disparos recibidos 21
0 tarjetas amarillas 5
0 tarjetas rojas 2
8 faltas recibidas 8
8 faltas cometidas 8
145 perdidas de posesión 149
55 recuperaciones de posesión 49
2 fueras de juego 2
xxxxxx
El Zaragoza encalla en Gijón: derrota contra el Sporting (1-0)
El Zaragoza vuelve a perder fuera de casa (1-0) después de un impotente partido contra el Sporting en el que acabó con nueve por rojas de Clemente y Lluis López. Día para olvidar del defensa canterano.
Después de un pulso parejo en sus primeros latidos, Rubén Albés le ganó la batalla de las pizarras a Víctor Fernández en el momento justo, aprovechando un grave error de gol de Clemente, y poniendo al Sporting a jugar como un torbellino de verticalidad, ritmo y peligro que ahogó en la fase decisiva del partido al Zaragoza. La roja directa de Clemente al volver del descanso, en otro fallo impropio de estas exigencias competitivas, terminó por apagarle las opciones a los aragoneses, a quien los partidos de fuera de casa le rebajan la euforia de su fútbol. Como visitante, el equipo de Víctor es otro diferente, menos claro, menos fluido y menos redondo. Dos derrotas y un empate marcan su serie lejos de La Romareda. En resumen, el Zaragoza perdió en Gijón, ante un rival bien compuesto, agresivo en sus ataques y con trazos de fútbol moderno y vistoso. El Zaragoza no le perdió la cara al choque aun con uno menos, pero esa actitud aguerrida, resignada y creyente no le dio para empatar. Su segunda parte fue un retrato a la impotencia.
Víctor Fernández había dejado en el banquillo al máximo goleador del equipo y de la Segunda División, Mario Soberón, una decisión, de entrada, sorprendente, pero no tanto si se observan los mensajes que el técnico viene dejando en las últimas semanas, elevando la relevancia de todo aquel que juega. Víctor, quizá escarmentado por aquel fútbol de pandemia, piensa en clave de cinco cambios, de partidos largos y plantillas profundas. En el ataque entró así Bazdar, junto a Aketxe, la explosiva mezcla que tan bien funcionó en la segunda mitad contra el Levante. Adu Ares se fue a la suplencia, al igual que Tasende, con el tobillo izquierdo aún magullado. Clemente lo relevó en el flanco zurdo de la defensa de un Zaragoza con sus hechuras habituales. Organizado y estructurado en un 4-4-2 en el que Aketxe, en fase ofensiva, se liberaba de la banda derecha, con licencia para acercarse a Bazdar en la zonas intermedias.
El Sporting esperaba con la novedad de Otero en la delantera. Es un equipo ofensivo, fresco, profundo y dinámico, que juega a cinco carriles, soltando a sus extremos por dentro, Queipo y Dubasin, mientras sus laterales invaden toda la banda. Tiene el sello indiscutible de Rubén Albés y posee en Olaetxea el comodín táctico que va revistiendo al equipo en un 5-4-1 en defensa o un 3-2-2-3 con la pelota, en función de las demandas del juego.
El Zaragoza entró con firmeza al partido, con sus rasgos habituales. Un pelín lento en la circulación, no pudo encadenar muchos pases, pero estaba bien plantado en el campo, con una presión bien tirada que alejó al Sporting del área de Poussin y mantuvo la pelota en el campo rival. Poco a poco se fue apoderando del control, después de los amagos iniciales de Calero en un disparo lejano tras un saque de esquina y un intento de rosca de Alberto Marí que le salió como casi todo lo que intenta en el campo, inacabado, impotente, escaso. Aketxe apenas aparecía, pero Toni Moya, imponente y jerarca, marcaba las teclas del Zaragoza acompañado por el infatigable Francho. Al Zaragoza le faltó mezclar más juego en el último tercio, donde solo Bazdar mejoraba las jugadas, asear algo más la pelota y darle alguna decisión mejor, especialmente, en el lado de un Liso atragantado con el juego.
Sin embargo, aunque no lo traducía en llegada ni amenaza, el Zaragoza manejaba la trama. El Sporting vivía en su campo, recluido por el preciso andamiaje de la defensa adelantada del equipo aragonés, una red solidaria y geométrica que le daba el dominio de la situación. Gelabert avisó de lejos, también Queipo amagó, pero la dos mejores ocasiones hasta que el partido sufrió su primer volantazo las tuvo Francho: no llegó por un pelo en el segundo palo a un balón prolongado de cabeza por Marí, para después hinchar sus pulmones y desplegar la velas de una contra en la que se recorrió 70 metros de campo como una liebre, mientras los defensa del Sporting caían a la espalda. Una carrera de un futbolista con una velocidad conduciendo la pelota como pocos, resistente y atleta para acabar carreras así sin despeinarse el flequillo. Francho se plantó frente a Yáñez y no acertó ni al meter la puntera ni al no ver a Liso frente a la portería vacía.
Desde ahí, el Sporting creció. Un desliz de Clemente, con Guille Rosas a su espalda, condenó al Zaragoza. El lateral derecho le robó la cartera al canterano, muy desbordado en defensa, recortó a Vital y ajustició a Poussin. El Zaragoza reclamó falta en el origen de la jugada, a Bazdar. Ese gol borró del mapa al equipo aragonés. El Sporting, que perdió a Curbelo por lesión (le sustituyó Nacho Martín, pasando Olaetxe a la zaga) comenzó a tener la posesión y eso activó a Queipo y Dubasin en zonas críticas, a la espalda de los mediocentros aragoneses. El Zaragoza se descosió, comenzó a sudar sangre. Se volvió muy largo y vulnerable. Poussin salvó dos a Queipo con sendas paradas. El extremo asturiano aún tendría otra. La verticalidad de Otero separaba las líneas del Zaragoza, y también Dubasín, de cabeza, la rozó al filo del descanso.
Un error de Clemente le retorció el partido al Zaragoza y un nuevo tropiezo se lo trituró. Apenas se había vuelto a la segunda mitad cuando el lateral izquierdo, en una nueva carrera hacia su portería, realizó un mal control, Dubasín le arrebató lo que le quedara en los bolsillos, y le pegó por detrás cuando el atacante local enfilaba ya hacia Poussin. Una roja de libro en una tarde para olvidar del canterano, presente en todas las fotografías importantes del partido. Su día condicionó mucho al Zaragoza. Tasende cubrió su lado, entrando por un desaparecido Aketxe, capaz de versiones de todo tipo en su trayectoria. En Gijón, le tocó la más transparente y deslucida.
Al Zaragoza se le complicaron mucho las cosas y se puso en manos de Azón, el bote salvavidas del equipo en plena tempestad. Con uno menos, el Zaragoza trató de respirar por él, buscándolo directo, dándole el punta aragonés tiempo y espacio al juego. No había otra. Después del mal trago de la roja, el Zaragoza comenzó a tener la pelota, pero sin inquietar gran cosa. Tampoco lo hacía el Sporting.
Un par de acometidas de Queipo, vibrante en la tarde, pusieron en apuros a un buen Poussin. Parecía que el Zaragoza se estiraba, así que Albés movió ficha. Metió a Bernal, futbolista turolense de Muniesa, para sellar el centro del campo, donde Soberón estaba haciendo daño, sobre todo, con sus caídas a banda. Más ancho y sólido, el Sporting abrochó la victoria en ese cambio. La pudo ampliar en el tramo final, pero Poussin voló al cabezazo de Caicedo. Víctor metió a Luna por Calero para revivir algo al equipo, sin resultados. El Zaragoza acabaría con nueve por una roja a Lluis López, quien pudo ahorrarse su fea patada por detrás al potente ariete ecuatoriano. Una mancha más en la derrota, la segunda de una temporada que no ha hecho más que empezar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario