LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº25 (2.2.2025)
PARTIDO OFICIAL Nº 3681
REAL ZARAGOZA 0-0 CADIZ
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Poussin; Calero, Vital, Jair, Clemente (Aketxe, 71), Tasende; Arriaga, Keidi Bare, Moya (Francho, 63); Liso (P. Sans, 71) y Bazdar (Marí, 71).
Cádiz CF: Gil; Isaac, Kovacevic, Chust, Climent; San Emeterio (Fali, 61), Alcaraz (Álex Fernández, 41); Sobrino (De la Rosa, 80), Ontiveros, Ocampo (Escalante, 41); y Carlos Fernández (Chis Ramos, 61).
Árbitro: González Esteban (Comité Vasco). Expulsó a Tasende por doble amarilla (14 y 87). Amonestó a Carlos Fernández (39), Clemente (51), Jair (67), Isaac (82) y Marí (95).
Goles: No hubo.
Real Zaragoza 0-0 Cadiz
62.7 % Posesión 37.3 %
3 remates dentro 1
4 disparos bloqueados 5
2 remates fuera 3
9 disparos recibidos 9
4 tarjetas amarillas 3
1 tarjetas rojas 0
15 faltas recibidas 17
19 faltas cometidas 16
166 perdidas de posesión 128
39 recuperaciones de posesión 51
2 fueras de juego 0
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El Real Zaragoza de Ramírez no logra salir del atasco en La Romareda tras empatar 0-0 con el Cádiz
Los gaditanos fueron mejores en muchos minutos del partido, gozaron de las mejores ocasiones de gol y perdonaron a los aragoneses, muy escasos en generación de juego y sin pólvora en el área contraria.
No hay segundo triunfo consecutivo. El Real Zaragoza, que venía de ganar 1-2 en Málaga y podía dar un salto anímico y numérico ostensible de repetir triunfo este domingo, se volvió a atascar como local y, pese al cambio de entrenador y la voluntad de reconducir la temporada, el empate a cero ante el Cádiz (14º en la tabla) en una tarde obtusa en la que los andaluces pudieron llevarse el triunfo perfectamente, deja al equipo de Ramírez alejado de la aspiración de optar a la pelea por la promoción de ascenso.
El primer tiempo de los zaragocistas fue de una insuficiencia constante para generar fútbol. El Cádiz empezó mucho mejor, asentado en su sistema sobre el césped, mandón. Y la sensación permanente de los de Ramírez fue similar a la del típico partido que se juega fuera de casa, ante un rival superior, y en el que se apuesta por el contragolpe, por cerrar atrás por acumulación, por jugar con mucha contemporización a la espera de algún chispazo aislado o segunda jugada en la línea de tres cuartos que pueda dejar a algún delantero tuyo en disposición de marcar. Por eso, las combinaciones largas, las profundas, las buenas, llevaron siempre los nombres de los amarillos.
El Real Zaragoza logró sujetar el 0-0 al descanso gracias a la falta de tino de los puntas del Cádiz en hasta tres jugadas clarísimas de gol cantado. Ontiveros (que empezó como un tiro y se apagó por completo a mitad de tiempo) se quedó solo mano a mano ante Poussin en el minuto 7, en pleno desconcierto inicial de los blanquillos, y afortunadamente para los de Ramírez se trastabilló él solo a la hora de rematar y perdió la opción cristalina de anotar el 0-1, que todo el estadio se había tragado ya como una raspa de sardina del revés.
Repitió escena Ocampo en el minuto 23, al quedarse delante del portero zaragocista con el balón franco en el área. Pero su chut, mordido y erróneo en el contacto con la pelota, le salió al centro del marco y Poussin pudo abortar una ocasión monumental. Y todavía tuvo el Cádiz una tercera llegada en la que lo raro fue que no anotase el tanto. Sobrino se fue solo hacia el marco en el 31, remató algo forzado, flojo ante la salida del guardameta local, cruzando la pelota hacia la portería, donde llegaba a placer Ocampo. Pero el uruguayo le dio al aire estorbado por Keidi Bare, no encontró la pelota a bocajarro increíblemente, y Vital sacó bajo palos un gol cantado.
No solo fue esta la producción ofensiva de calidad del Cádiz. También su ariete, Carlos Fernández, en el 27, entró en carrera en el área y soltó un zurdazo por alto que se estrelló en el poste derecho y se marchó fuera. Solo con este balance ya es posible hacerse una idea de lo bueno que era el 0-0 del intermedio para los aturullados, espesos y desorientados zaragocistas. Porque como réplica, en la portería de David Gil apenas pasaron cosas. A computar como remate a portería cabe reseñar uno flojo de Liso en el minuto 16, que detuvo el portero andaluz sin problema alguno. Otro similar, por fofo, de Moya ya en tiempo de aumento desde fuera del área. Y, a punto del pitido final del primer acto, un voleón de Calero desde el pico del área grande que Gil sacó por seguridad a córner tras el bote peligroso delante de él.
Ramírez suplió las bajas de los lesionados Luna y Azón con Calero y Bazdar, ambos muy por debajo de sus prestaciones conocidas. También utilizó a Jair en vez del sancionado Lluís López. Los centrales (Vital y el dubitativo Clemente acompañaron al luso-caboverdiano) fueron un trío con más sombras que luces, con dificultades para sujetar los ataques serios del Cádiz y con enormes lagunas en la salida del balón. El medio campo evidenció problemas creativos. Arriaga es un buen barredor, ayuda mucho en la contención, pero el diseño de ataques no lo lleva incorporado de serie. Y Keidi Bare y Moya tuvieron una tarde oscura, de muchas ausencias, largas, de minutos flotantes sin aparecer como es preciso. Arriba, Liso no logró encontrar la inspiración pese a su pelea y Bazdar acusó falta de ritmo. Como Tasende y Calero por las bandas estuvieron muy controlados, el Zaragoza fue un equipo obturado, ciego las más de las veces a la hora de inventar.
Ayudó que Garitano, técnico visitante, tuviera que quitar lesionados antes del descanso a Alcaraz y, sobre todo, al vertical Ocampo. El Cádiz tuvo que remodelarse de cara al segundo tiempo, para el que Ramírez no movió fichas de entrada. El cuadro andaluz reanudó la trama con un disparo alto de Ontiveros en el 48, en una declaración de repetición de intenciones. El Real Zaragoza, que ya había sentido los primeros silbidos desde las tribunas en el minuto 35, mostró ciertos nervios en jugadas de Bazdar o Calero, que erraron decisiones fáciles cuando podían originar peligro. Arriaga probó un remate desde 25 metros en el 52, por si podía enseñar la razón de su apodo hondureño “el misilito”, pero le salió alto y muy desviado.
Los minutos fueron transcurriendo entre un fútbol de baja estofa por ambos bandos, con líos, discusiones, alguna tangana incluso que impidieron la más mínima plasticidad. No fue excusa esto, no obstante, para pasar por alto la manifiesta incapacidad de los de Ramírez para gobernar el timón y mostrar alguna intención de algo potable en ataque. Garitano metió en danza al delantero Chris Ramos para reactivar su plan, y a Fali para dotar de músculo su zona de retaguardia. Por su parte, el entrenador zaragocista hizo la primera modificación a falta de media hora: Francho reapareció mes y medio después en vez del desaparecido Moya.
De repente, el dato asomó escalofriante. El Real Zaragoza, en el minuto 20 de la segunda parte (65), no había pisado el área rival ni una vez, no había chutado a puerta en ningún momento. Esto, con 0-0 y en estado de necesidad, es indicio o síntoma de diversas cuestiones, nada buenas. En el 69 pudo adelantarse el Cádiz en una falta en la corona del área que lanzó Ontiveros. El balón dio en la barrera, la zaga zaragocista rechazó su segundo disparo y, asimismo, un tercero, a placer, de Chris Ramos. El guion se estaba retorciendo malamente.
Ramírez hizo un triple cambio en el 71 y, aunque pareció que iba a modificar el sistema al quitar a Clemente… no fue así porque Arriaga pasó a jugar atrás como tercer central. Aketxe, Sans y Marí fueron las apuestas postreras para dotar de algo de mordiente a un ataque romo, nulo, inerte. Nada más suceder esta metamorfosis nominal, Aketxe tuvo una falta al borde del área para estrenarse en esas lides como zaragocista, pero no logró el vasco poner bien el punto de mira y no pasó de la barrera. Ahora bien, esta revolución en marcha le sentó bien al equipo, que se volcó por primera vez en todo el partido sobre el área andaluza. Al menos aculó a los amarillos y el balón rondó las inmediaciones del portero Gil con cierta asiduidad.
Se entró en los últimos 10 minutos con el Zaragoza más ofensivo de la tarde-noche, aunque fuera con mucho más corazón que cabeza. Las vísceras le pueden al cerebro y eso no es lo más conveniente para jugar a fútbol. De todos modos, se agradeció la actitud de, por fin, ir a buscar al adversario a sus terrenos. Siendo locales, es lo que menos se puede pedir a cualquier equipo. Y durante 75 minutos, este pobre Real Zaragoza no lo había hecho. La efervescencia duró poco y no dio resultado alguno. De hecho, el minuto 90 se abordó con el Cádiz en el área zaragocista. Un centro chut del recién entrado De la Rosa se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador ante la histeria de la zaga blanquilla. Y en una serie de córneres y faltas laterales contra el portal de Poussin, Tasende fue expulsado por doble amarilla.
Los 6 minutos de aumento fueron una oda al alboroto, a las prisas y a los errores derivados de las mismas. El 0-0, visto lo visto, fue mejor resultado para el Real Zaragoza que para el Cádiz. La producción ofensiva de los amarillos fue más y con mayor peligro, pero no tuvieron el acierto necesario para llevarse el partido. Los de Ramírez vuelven a patinar en casa, siguen atascados con una falta de norte clara y el nuevo entrenador no consigue arrancar al equipo pese a venir del balsámico triunfo de Málaga. Cualquier mensaje tendente a ilusionar por la pelea por el ascenso es, según pasan las semanas, un tiro al horizonte, un castillo en el aire.
El Zaragoza sigue atascado en La Romareda
El Cádiz, que es otro con Gaizka Garitano, se llevó un punto con todo merecimiento y estira su racha a siete jornadas sin perder.
El Real Zaragoza no sale de pobre en La Romareda. En un partido intenso y disputado, pero feo, muy trabado, sin goles y con un árbitro de Regional, el equipo aragonés, que no disparó a puerta, cosechó un nuevo empate en su estadio, el segundo consecutivo de Miguel Ángel Ramírez, y se sigue alejando del objetivo oficial de la promoción. El Cádiz, que es otro con Gaizka Garitano, se llevó un punto con todo merecimiento y estira su serie positiva una fecha más. Y ya van siete.
El Cádiz, al que el Zaragoza apalizó en la primera jornada del campeonato (0-4), se presentó revitalizado y a lomos de una racha de seis jornadas sin perder, toda una prueba para el equipo de Ramírez, que cubrió sus ausencias (Luna, Lluís López e Iván Azón) con Calero, Jair y Bazdar, su atacante más diferencial, que formó pareja con Liso, cuando es Pau Sans el que pide a gritos la titularidad.
Y fue el Cádiz el que dio el primer aviso, cuando apenas se habían cumplido siete minutos. Iza, que en su paso por el Zaragoza demostró una difícil relación con la pelota, sorprendió a Jair y Clemente con un gran pase interior entre ambos centrales y dejó a Ontiveros, antes de que éste se tropezara, en inmejorable situación para batir a Poussin. El aviso despertó algo al Zaragoza, que, sin dar un paso adelante con el balón y fiando su plan de partido al fútbol directo, respondió poniendo en aprietos a David Gil con un pase largo de Tasende sobre Liso, que acabó en un disparo mordido del delantero.
Pero salvo en el tramo final, donde el Zaragoza volvió a aparecer en ataque con un disparo cruzado de Calero, fue el equipo amarillo el que disfrutó de las mejores ocasiones, especialmente un remate de Carlos Fernández al exterior del poste y, sobre todo, una jugada fabricada entre Iza, un puñal por la banda derecha, y Sobrino, que, con todo a su favor, no pudo mandar a la red Ocampo, que se iría lesionado a tres minutos del descanso junto a Alcaraz, lo que obligó a Garitano a recomponer sus filas con Álex Fernández y Escalante.
El duelo, intenso, atropellado y con cierta tensión en la primera parte, se siguió calentando en la segunda, con el Cádiz tapando la salida del Zaragoza y obligando a Jair a pelotazos largos y con el equipo aragonés intentando buscar superioridad por dentro y una sorpresa a la espalda de los centrales visitantes. A media hora del final, y cuando el ritmo del juego había decaído muchísimo, Garitano dio entrada a Fali y Chris Ramos por Fede San Emeterio y Carlos Fernández, mientras Ramírez metió piernas y despliegue con Francho, que reapareció después de cinco semanas de baja por una lesión muscular.
El Cádiz volvió a amenazar en un libre directo de Ontiveros, tras una falta muy arriesgada de Jair sobre Chris Ramos en la frontal del área que pudo costarle la tarjeta roja, antes de que Ramírez se jugara ya el todo por el todo con un triple cambio: Aketxe, Pau Sans y Marí relevaron a Clemente, Bazdar y Liso, retrasando Arriaga su posición al eje de la defensa.
El Zaragoza creció con los cambios, con un Pau Sans de nuevo agitador, e inclinó algo el campo a su favor en el último cuarto de hora, aunque a su ataque le faltó claridad y fue el Cádiz, muy sólido y firme atrás, el que estuvo más cerca de abrir el marcador en un centro raso de De la Rosa, último cambio de Garitano, que se paseó por el área de Poussin, antes de que Tasende se fuera a la ducha por una segunda tarjeta amarilla a dos minutos del tiempo reglamentario.
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