sábado, 15 de marzo de 2025

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº31 (15.3.2025)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº31 (15.3.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3687

 ALMERIA 4-1 REAL ZARAGOZA 

1-0, min. 5: Edgar

2-0, min. 15: Luis Suárez

2-1, min. 24: Edgar, en propia puerta

3-1 45+4: Melamed.

4-1, min. 52: Pubill

Ficha técnica

UD Almería: Maximiano; Pubill (Perovic, 87), Edgar, Radovanovic, Bruno Langa; Lopy, Robertone (Selvi, 65); Arnau Puigmal (Pozo, 46), Melero (Arribas, 78), Melamed (Lázaro Vinicius, 65); y Luis Suárez.

Real Zaragoza: Femenías; Luna (Liso, 59), Vital, Jair, Clemente, Tasende (Calero, 46); Arriaga, Francho, Moya (R. Guti, 59); Soberón (Bazdar, 59) y Dani Gómez.

Árbitro: Palencia Caballero (Comité Vasco). Expulsó por roja directa a Bazdar (80) por juego violento. Amonestó a Lopy (1) y Luna (44).

Goles: 1-0, min. 5: Edgar. 2-0, min. 15: Luis Suárez. 2-1, min. 24: Edgar, en propia puerta. 45+4: Melamed. 4-1, min. 52: Pubill.

 Almería 4-1 Real Zaragoza

47.4 % Posesión 52.6 %
4 remates dentro 0
4 disparos bloqueados 3
9 remates fuera 2
6 disparos recibidos 17
1 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 1
17 faltas recibidas 8
9 faltas cometidas 18
138 perdidas de posesión 153
62 recuperaciones de posesión 59
2 fueras de juego 2

 Otra goleada para denunciar por enésima vez la gravedad del estado del Real Zaragoza: 4-1 en Almería

Ramírez, que no ha ganado en 9 de sus 10 partidos, tira a la basura la bola extra concedida por la dirección de la SAD y pide a gritos su despido: la crisis es de dimensiones bíblicas y el descenso a Primera RFEF amenaza tenebrosamente al equipo.

¿Hacen falta más pruebas para que, en esta novela negra y de suspense que es el Real Zaragoza actual, alguien descubra que el asesino es el mayordomo? Este sábado, en Almería, los muchachos que dirige Miguel Ángel Ramírez desde finales de diciembre, encajaron otra goleada para apuntalar y denunciar a gritos por enésima vez, ante cualquier juzgado, popular o profesional, la gravedad del presente de la entidad: 4-1 fue el repaso recibido. Y agradecidos a que los locales se relajaron con mucha antelación y que, antes, fallaron goles hechos. El técnico canario, que no ha ganado en 9 de sus 10 partidos al frente del equipo aragonés, tiró así a la basura la bola extra concedida por la dirección de la SAD de modo increíble y pide a gritos su despido del banquillo: la crisis es de dimensiones bíblicas y el descenso a Primera RFEF amenaza tenebrosamente al equipo.

Tremendo fue ya el inicio del partido. Impropio de un equipo en apuros, que necesita dejarse la piel sobre el césped para tratar de sobrevivir. La indolencia defensiva de los zaragocistas desde el minuto 1, por más que su desnortado entrenador devolviera al sistema táctico sus cinco defensas, con tres centrales que junto al pivote Arriaga hacían seis zagueros en posición de retroceso varias veces. No se defiende mejor con más gente. Es cuestión de método y, por supuesto, de calidad. Ni una cosa ni otra tiene este equipo hace muchas semanas, por más que se pongan gafas de madera en las analíticas o se lean los datos en sistema binario. Cuando el Almería marcó el 1-0 en el minuto 5, ese gol podía haber sido el 3-0 perfectamente. Así de crudo.

Porque en el minuto 1 Melamed ya se quedó solo en el área, a placer, tras un rechace de la torpe y blandengue zaga aragonesa, pero tras un control defectuoso acabó no tirando, cayendo al suelo pidiendo un penalti que no fue. Y en el 4 fue Luis Suárez, el exblanquillo que hizo lo que quiso con los dontancredos defensores avispas toda la tarde, quien se fue mano a mano hacia Femenías (que siguió contando con la confianza de Ramírez) y, en una gran acción de repliegue, Jair le taponó el remate a gol enviando a córner con la puntera. A la salida de ese saque de esquina, Edgar anotó el 1-0 en un cúmulo de detalles que dejaron a los zaragocistas a la altura del betún. Pubill cabeceó al poste sin que nadie le entorpeciera en la marca, el rechace le cayó a Luis Suárez en el punto de penalti, solo, para volear a placer. Y Edgar, con el hombro, sin querer, hizo una vaselina perfecta que botó dentro y fue a la red. Increíble la dejadez de los zaragocistas.

En el minuto 15 ya estaba el 2-0 en el tanteador. Ante la falta de rasmia y de actitud de la mayoría de los muchachos de Ramírez en balones divididos y en los duelos cuerpo a cuerpo, Luis Suárez recibió un balón al espacio de Arnau Puigmal (extremo diestro en vez de Arribas por sorpresa de Rubi) y ante la mirada generalizada de los gualdinegros, colocó su chut raso junto al palo izquierdo y ahondó la herida. Que Arnau recuperase esa pelota junto a los banquillos fue delito del Zaragoza. Todos se pensaron que iba fuera de banda y ni corrieron. El balón no salió y luego vino lo que vino. Gravísimo caso de praxis futbolística: hay que ir a todas. Y a esta no fue nadie. Inaceptable. 

Para entonces, Arnau ya había errado otro tanto cantado desde las gradas, en el 10, tras jugadón de Luis Suárez, pero su remate, solo, se le fue rozando la escuadra derecha por dos palmos. El Real Zaragoza simplemente no existía. Era un batiburrillo posicional, sin pies ni revés. Soberón y Gómez, dos islas. MoyaFrancho Arriaga, en la medular, atrancados. Los laterales, Luna y Tasende, sendos agujeros a sus espaldas y nulos hacia arriba. Y eso que Leo Baptistao, otra estrella local, fue baja por problemas físicos de última hora. Melamed, su sustituto en el once, falló el tercero en el minuto 19 al culminar alto por poco un centro de Arnau, un puñal por el lado de Tasende.

De repente, al Real Zaragoza le tocó una pedrea en la lotería del día. Francho centró en un fogonazo suelto desde la parte derecha del área y Edgar se metió el balón en su marco el 2-1 en un despeje suicida, una pelota que tal vez nadie habría rematado. El equipo aragonés se iría después al descanso con este gol anotado sin un solo disparo a portería. Dato descriptivo. Era el minuto 24 y alguien pudo pensar en un reenganche al guion del partido por parte de los de Ramírez. No sucedió. Aunque el Almería dio siempre muestras de cierta inconsistencia defensiva, los zaragocistas no lograron inquietarles prácticamente nunca. No hubo dos minutos seguidos de evidente dominio visitante. Nada de nada. Qué decepción.

Y así se alcanzó el tiempo de aumento previo al descanso. Donde, cómo no, los centrales del Zaragoza volvieron a liarla a sus espaldas, un enorme talón de Aquiles de graves repercusiones. Luis Suárez le regaló el enésimo pase al hueco a Melamed pasados 4 minutos del 45, en el aumento de 5, y este superó por alto a Femenías, que sigue sin ver una. Desesperante para él… y para el resto. De este relato se puede colegir fácilmente que los de Ramírez, con ese parcial de 3-1, no podían quejarse demasiado de cómo les habían ido las cosas en la primera parte. No salieron del todo mal parados porque la goleada podía haber sido bastante más aparatosa. Y, encima, contaban con un gol a favor de regalo, sin buscar los tres palos ni una sola vez.

El segundo periodo empezó con la sensación de que el equipo era un cadáver andante. Que la puesta en escena era lo más alejado de lo que requería la tarde almeriense. Un desastre, en definitiva. O espabilaban de lo lindo los de Ramírez o el roto que aguardaba era monumental. Calero suplió a Tasende para jugar por la banda izquierda. A contrapié. Y nada más se le ocurrió a Ramírez ante tal maremoto en el Mar de Alborán. Rubi le hizo un favor: retiró a Arnau Puigmal, que era de lo más destacado, para dar entrada a Pozo.

Y en las primeras acciones de la reanudación el Almería hizo el 4-1, puso las cosas en su sitio y disolvió las escasas opciones que pudiese tener el catatónico Real Zaragoza, si alguien soñaba con que era posible hacer el 3-2 en algún momento. Fue otro zaguero, Pubill (campeón olímpico con España), rematando con el hombro, cuando pretendía hacerlo con la cabeza, una falta lateral que nadie restó por alto. Qué grave es este déficit defensivo en la estrategia. Cuando uno juega ante alevines o frente a un equipo de Regional, suceden estas cosas: marcas goles aunque no quieras, entran solos.

Ramírez hizo un triple cambio a falta de media hora. Sin modificar el sistema metió a Liso de lateral zurdo (movió a Calero a la derecha), hizo redebutar a Guti y relevó a un apagado Soberón por el extraviado Bazdar. ¿Qué ha sido del balcánico con Ramírez? En un ataque aislado, Dani Gómez falló un gol hecho en el 61, a quemarropa, pues se lo sacó Edgar bajo palos con el pie derecho. Era algo infallable. No hubiera sido válido, pues antes se pitó falta de Calero en el centro. Pero fue un paradigma de lo negro del agujero que atrae al Real Zaragoza hacia el infierno.

Los últimos 25 minutos fueron una guarnición de menú barato. Ni el Real Zaragoza dio señales de vida ni el Almería quiso hacer más sangre. El espectáculo menor dio de sí para anotar la expulsión por roja directa de Bazdar (un plantillazo a rival), un gol anulado por fuera de juego claro de Dani Gómez y poco más. Pura desolación. Un equipo zombi es el de Ramírez hoy en día. Incapaz de ganar a nadie. Abróchense los cinturones y recen cuanto sepan. Todo será poco salvo una operación a corazón abierto de muchas horas en toda la plantilla zaragocista que, como sea, acabe favorablemente. El riesgo de fallecimiento del paciente alcanza porcentajes mayores.

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