domingo, 27 de abril de 2025

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº37 (27.4.2025)

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº37 (27.4.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3692

 REAL ZARAGOZA 1-1 SD HUESCA

1-0, min. 48: Arriaga

1-1, min. 57: Kortajarena

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Poussin; Francho, Lluís López, Jair, Calero (Tasende, 61); Arriaga, R. Guti (Moya, 83); Aketxe (Dani Gómez, 70), Adu Ares (Liso, 70); Pau Sans (Bazdar, 83) y Soberón.

SD Huesca: Juan Pérez; Gerard Valentín, Abad, Blasco, Jorge Pulido, Vilarrasa; Javi Pérez (Joaquín, 46), Sielva (Diego González, 62), Jordi Martín (Escario, 91); Kortajarena y Soko (Unzueta, 91).

Árbitro: Galech Apezteguía (Comité Navarro). Amonestó a Arriaga (63) y al entrenador Gabi (75). Expulsó al segundo técnico zaragocista, Mario Jiménez.

Goles: 1-0, min. 48: Arriaga. 1-1, min. 57: Kortajarena.

 Real Zaragoza 1-1 SD Huesca

63.5 % Posesión 36.5 %
5 remates dentro 3
5 disparos bloqueados 4
12 remates fuera 1
8 disparos recibidos 22
1 tarjetas amarillas 0
0 tarjetas rojas 0
13 faltas recibidas 10
10 faltas cometidas 13
140 perdidas de posesión 126
45 recuperaciones de posesión 38
0 fueras de juego 0
xxxxxx

Real Zaragoza y Huesca igualaron a todo en un mal partido de fútbol que acabó 1-1

Tras un indescifrable primer tiempo, Arriaga adelantó a los zaragocistas al inicio de la segunda parte y enseguida empató Kortajarena. Los oscenses tuvieron las mejores oportunidades en el resto, pero el Zaragoza pudo ganar en el 97 en un disparo de Moya al larguero que botó en la raya.

El Real Zaragoza y la SD Huesca igualaron a todo esta noche de domingo en La Romareda en un mal partido de fútbol que acabó 1-1. No respondió la plasticidad del evento a las expectativas puestas en él por tanto como se jugaban los dos equipos aragoneses, los locales para evitar el descenso a Primera RFEF, del que lo siguen separando ahora 2 puntos, y los forasteros en la pugna por volver a las posiciones de promoción de ascenso a Primera División.

Un puré basto, lleno de grumos, incomible, resultó ya el primer tiempo, de principio a fin. La calidad futbolística de unos y otros, muy deficiente. El ritmo de movimiento del balón, en los límites más lentos de la moviola, igual hacia adelante que hacia atrás, lo mismo de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Los oscenses apostaron por un repliegue, a veces intensivo sin rubor sabedores de su fortaleza defensiva todo el año. Y los zaragocistas dejaron patente que, con la iniciativa cedida por el rival, cuando han de proponer fútbol, sudan tinta china por cada poro de su piel porque, simplemente, o no saben o se han olvidado de las reglas básicas de lo que es la combinación, la agilidad de ideas, los desmarques, las aperturas al espacio y demás cuestiones de mínimos en el profesionalismo de este deporte.

Fue un partido de rivalidad descafeinado. Y no es que saliera así por casualidad. Los dos entrenadores, Gabi e Hidalgo, tuvieron muy claro desde la charla en el hotel horas antes a lo que iban a jugar. Control máximo de cada situación, riesgos cero, prohibido cometer errores gruesos, pases de seguridad por encima de aventuras y a verlas venir. Lo que en el argot se nombra como ‘hacer un partido largo’.

O sea, que no pase nada hasta la hora de la verdad, cuando las sustituciones, el cansancio, la fatiga mental y la tensión ayuden a provocar marros en el de enfrente. Fútbol probeta. Intervencionismo absoluto desde los banquillos. Los futbolistas modernos, del nivel que sean, no tienen margen de invención, de improvisación, de hacer la guerra por su cuenta de vez en cuando, como en la calle o en el recreo, como siempre fue en varias piezas de todas las plantillas. Como en el ciclismo moderno, esto es fútbol de pinganillo. Tácticas espartanas. Un drama para quienes han visto, por edad y fortuna de tener equipos grandes en diversas fases de la vida en su club, tardes y noches de fútbol espectáculo, de goleadas, de maravillas por doquier y a menudo.

Por un lado, el oscuro y plomizo Huesca solo disparó una vez a puerta. Fue un chut de Gerard Valentín casi desde la línea de fondo, hasta donde había llegado tras dejar atrás a Calero y Ares (lo hizo hasta tres veces sin resolución final acorde), que sacó Poussin con el brazo a suerte o verdad hacia el centro del área en el minuto 17. Y, por el otro bando, el Zaragoza no creo ni una sola ocasión de gol nítida, subrayable, en la primera mitad del aburrido espectáculo. Un remate desde fuera del área del deslavazado Calero, de nuevo lateral por la izquierda a pierna cambiada, que se le fue alto en el minuto 2; una peinada de Lluís López sin fuerza en una falta lateral volcada por Aketxe en el 38 que paró Juan Pérez sin problemas; un centro-chut de Francho, lateral derecho postizo un día más, que acabó a 20 metros del marco en el 42; y un remate alto, fuerte, de Guti ya en el aumento que se fue alto, fueron las aproximaciones de este Zaragoza que sigue dando muestras de no encontrar, ni con el esfuerzo de Gabi de por medio, el libro de instrucciones de este juego.

En el descanso ambos entrenadores, con seguridad, dejaron claro a sus pupilos que jugando de este modo lo más fácil era perder, a nada que el rival enganchase una jugada a balón parado o un balón afortunado, eso que suele pasar según avanza el minutero tantos domingos. En el Huesca, su estrella Soko había sido un ectoplasma; Sielva, Kortajarena, Javi Pérez, Jordi Martín… todos menos Valentín, actuaron muy por debajo de sus prestaciones habituales. En las filas del Zaragoza, casi todos intentaron cosas, pero el año viene torcido y se les pasó el tiempo en salvas un día más, hasta llegar al habitual 0-0 en el intermedio en La Romareda, en el mejor de los casos, como así fue un día más.

Hidalgo quiso mover el árbol en busca de algo de chicha en el pobre desempeño de este Huesca que en ningún momento dio la imagen de quien se juega meterse en la zona de promoción de ascenso mediante un triunfo en La Romareda. Puso tras el descanso a Joaquín en lugar de Javi Pérez. Pero la ruptura de la planicie global la logró el Real Zaragoza enseguida a través del balón parado, en el minuto 48, tras una efervescente salida de la caseta. Arriaga marcó su primer gol blanquillo en el segundo palo tras un saque de esquina de Aketxe que había derivado de una acción previa con disparo de Guti al que respondió Juan Pérez con un paradón monumental. El 1-0 pilló dormido al cuadro altoaragonés, que se vio obligado a despertar si no quería caer abatido en una noche negra.

Para un día que el Real Zaragoza se adelantó en el tanteador, su fragilidad de carácter y de hechuras futbolísticas solo le permitieron disfrutar de esa ventaja 9 minutos. Gerard Valentín, que retrató a Calero una y otra vez como quiso, se fue una vez más a sus espaldas, centró raso atrás desde la línea de fondo y Kortajarena, tras quebrar a un pasivo Jair con suma facilidad, batió por raso a Poussin a quemarropa e hizo el 1-1 en el 57. Lo que vino después demostró que, el efecto real del 1-0, al contrario que sucede con el 99% de los equipos del mundo que es que se vienen arriba y son capaces de aprovechar el viento a favor de tal circunstancia, lo que hizo fue alterar nerviosamente a los zaragocistas, activar al adversario que andaba somnoliento y recibir efectos contraproducentes. Increíble.

Tras ese inmediato empate, el Huesca estuvo cerca de adelantarse y voltear el marcador solo dos minutos después. En el 59, Gerard Valentín dejó atrás a Calero (un mantra) y su morterazo cercano, cruzado, lo rechazó Poussin con el cuerpo cuando iba dentro. Gabi se decidió a retirar de inmediato a Calero, que en su noche de rarezas y deficiencias fue visto un par de veces actuando de delantero centro (sí, es correcto) en vez de cubrir su flanco defensivo. Tasende pasó a ser el nuevo defensor de las incursiones de Valentín, el mejor de los visitantes y del partido.

Con el discurrir del reloj el Zaragoza empezó a mostrar peligrosos errores en la salida desde atrás, muy nervioso en general. Y el Huesca, con la igualada como burladero, prefirió apostar por sujetarla antes que irse a la desesperada a por el 1-2. Esa conducta y el carrusel de sustituciones de ambas escuadras hicieron llegar al partido al último cuarto de hora con todo abierto. Los dos equipos confiaron en sus buenos antecedentes en los instantes finales de tantos y tantos partidos precedentes. Son maestros en resolver ‘in extremis’ lo que no tienen maña de hacer durante hora y media antes.

El cuadro zaragozano tardó en dar señales de vida en el área oscense hasta el minuto 73, cuando Pau Sans remató alto a la altura del punto de penalti un balón rechazado por la zaga a centro de Liso, quien había salido poco antes junto al punta Dani Gómez como recursos ofensivos de Gabi. Pero la réplica del Huesca, que había retirado a Sielva y dado entrada a Diego González, llegó de inmediato y demostró tener más veneno: por enésima vez, en el minuto 79, Valentín desbordó a su marcador, esta vez Tasende, y solo ante Poussin remató raso al cuerpo del portero galo, salvador en momentos clave esta vez.

Bazdar y Moya relevaron a Sans y Guti, difusos todo el tiempo, a falta de 7 minutos. Tasende había tratado de sorprender sin éxito poco antes a Juan Pérez. Y el Huesca no paraba de puntear el área local por las piernas incansables de Gerard Valentín. Ya en el 91, en un mar de nervios, cayó seriamente lesionado Jordi Martín. Hidalgo aprovechó para quitar también a un desaparecido Soko. El fútbol, como toda la noche, brilló por su ausencia. Parones y más parones. Y como corolario, para no variar, el Real Zaragoza fraguó su mejor ocasión en el minuto 97, al límite de todo, en agonía como siempre. Esta vez el remate de Moya, tras dar en el larguero, botó en la raya y no entró por milímetros, VAR mediante. Ganar siempre en estado de apnea es un imposible.

El Huesca, por su parte, pese a no ser capaz de ganar y meterse así entre los elegidos para jugar la promoción de ascenso, pareció irse del campo contento con el punto obtenido. En cualquier caso, para ambos, es un mal menor. O un bien mayor, según salga el arqueo de caja el día 1 de junio. Ahora es un ‘tente mientras cobro’. Sin más.

El derbi no resuelve nada

El empate no saca del alambre al Real Zaragoza, que mantiene dos puntos de ventaja sobre el descenso, ni le permite al Huesca recuperar una plaza de promoción.

El último derbi aragonés en la vieja Romareda acabó en empate, un resultado que no saca del alambre al Real Zaragoza, que apenas tiene dos puntos de ventaja sobre el descenso, ni le permite al Huesca recuperar una plaza de promoción. Arriaga adelantó al equipo de Gabi en un córner en el inicio de la segunda parte, pero Kortajarena, en plena racha goleadora, le puso firma a las tablas apenas diez minutos después, tras resolver una gran acción de Gerard Valentín, que cuajó una actuación sobresaliente y desnudó al Zaragoza por la banda derecha. En el último instante, un cañonazo de Toni Moya desde fuera del área se estrelló en el larguero y después no botó del todo dentro por milímetros.

Gabi agitó su alineación y presentó un once con hasta seis novedades, dando entrada a Francho, de nuevo lateral derecho con libertad de movimientos, Lluís López, de vuelta dos meses y medio después de su lesión muscular, Arriaga, Aketxe, Soberón y Pau Sans, que venía pidiendo a gritos su titularidad. Y dejó en el banquillo a Bazdar. Por su parte, Hidalgo, resolvió las ausencias forzadas de Dani Jiménez, Loureiro y Jorge Pulido con Juan Pérez, Toni Abad y Blasco.

El Zaragoza tomó la iniciativa desde el principio frente a un Huesca replegado y compacto y que tuvo en Gerard Valentín su mayor amenaza por la banda derecha. El equipo de Gabi intentó descolocar a su rival con posesiones largas, pero a su juego le faltaron velocidad e intención, por lo que en la primera media hora sólo inquietó a Juan Pérez con un disparo lejano de Aketxe y un córner al que no llegó a rematar Arriaga en el segundo palo.

El Huesca trató siempre de bajarle revoluciones al partido y el Zaragoza, que apenas arriesgó en toda la primera parte, acabó abusando de los balones en largo, un recurso que no le rindió beneficios ante la solidez defensiva rival. Así que apenas sucedió nada en las dos áreas, salvo un disparo final de Raúl Guti.

Hidalgo movió el banquillo en el descanso, prescindió de Javi Pérez y apostó por Joaquín para dar mayor profundidad a su ataque, retrasando la posición de Kortajarena. Pero el Zaragoza tuvo un inicio de periodo arrasador y, tras un paradón de Juan Pérez a un derechazo de Raúl Guti, abrió el marcador a los cuatro minutos de la segunda mitad, al rematar Arriaga con el muslo un saque de esquina servido por Aketxe y que remachó Soberón cuando la pelota ya había entrado.

El gol encendió a La Romareda, pero el Huesca tuvo una reacción espléndida y empató el encuentro a los diez minutos, después de que Gerard Valentín desbordara una vez más a Calero y le enviara una pelota de oro a Kortajarena, que sólo tuvo que empujarla a la red. Gabi buscó remedio al agujero del lateral zurdo del Zaragoza con Tasende, mientras Hidalgo perdió a una pieza fundamental en la creación como Sielva por lesión y tuvo que volver a replegarse.

A veinte minutos del final y con el reloj corriendo ya a toda velocidad, el Zaragoza intentó revitalizar su ataque con las entradas de Liso y Dani Gómez. Y fue precisamente Liso el que le sirvió un balón en gran ventaja a Pau Sans, cuyo lanzamiento se marchó muy alto. Una ocasión a la que respondió Gerard Valentín, el mejor de una noche que no resuelve nada, pero que puede dejar también al Huesca sin Jordi Martín, con una lesión de rodilla.

En el último instante, el partido pudo caer de cara para el Zaragoza, pero un disparo Toni Moya desde fuera del área se estrelló en el larguero y después no botó del todo dentro.

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