domingo, 4 de mayo de 2025

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº38 (4.5.2025)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº38 (4.5.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3693

 RACING FERROL 1-2 REAL ZARAGOZA 

0-1, min. 1: Guti

0-2, min. 51: Adu Ares

1-2, min. 60: Señé

Ficha técnica

Racing de Ferrol: Jesús Ruiz; Nacho, Fran Manzanara, David Castro, Brais Martínez (Emiliano Insúa, 46'); Gelardo (Correa, 63’), Señé; Dorrio (Raúl Blanco, 61’), Álvaro Sanz (Chiki, 46’), Héber Pena; Álvaro Giménez (Jauregi, 87’).

Real Zaragoza: Poussin; Francho Serrano, Lluis López, Jair Amador, Tasende; Arriaga (Luna, 46’), Guti, Toni Moya (Vital, 82’); Pau Sans (Bazdar, 68’), Soberón (Adu Ares, 46’) y Dani Gómez (Aketxe, 62’).

Goles: 0-1, min. 1: Guti. 0-2, min. 51: Adu Ares. 1-2, min. 60: Señé.

Árbitro: Moreno Aragón (Comité de Madrid). Mostró amarillas a Arriaga (8’), Toni Moya (25’), Álvaro Giménez (36’), Nacho (78'), Manzanara (83’).

Incidencias: Partido de la jornada 38 de liga jugado en el estadio A Malata de Ferrol con 2.837 espectadores, una treintena de ellos aficionados del Real Zaragoza.

Racing del Ferrol 1-2 Real Zaragoza

63.5 % Posesión 36.5 %
4 remates dentro 7
3 disparos bloqueados 2
9 remates fuera 2
11 disparos recibidos 16
3 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
14 faltas recibidas 9
10 faltas cometidas 16
167 perdidas de posesión 161
60 recuperaciones de posesión 56
0 fueras de juego 2
xxxxxx

El Real Zaragoza respira en Ferrol (1-2)

En un mal partido con todo de cara desde el tempranero gol de Guti; el equipo aragonés saca una victoria vital para la permanencia frente a un débil y descendido Racing de Ferrol. Adu Ares destacó con un gol.

Entre la agonía y la taquicardia, el Zaragoza vive. Sacó una victoria fundamental cuando era necesario. Eso es lo importante. Ganar como sea. Lo consiguió en Ferrol, ante un rival despedazado y descendido, muy vulnerable, pero que se las hizo pasar canutas, evidenciando el nivel catastrófico de su fútbol. El Zaragoza ganó porque era el equipo que se jugaba algo de verdad. Otro rival le hubiera desmenuzado. Venció en un partido muy emocional, con el pulso bloqueado y apelmazado. Víctima del miedo a ganar, uno de los peores miedos que existen.

A los 21 segundos el Zaragoza se encontró con un traje hecho a medida: ganando un partido de vida o muerte gracias al gol de corazón de Guti. La jugada había nacido en lo que parecía una poderosa declaración de intenciones, con un mano a mano fallado por Dani Gómez a los diez segundos como quien dice. El partido estaba en el terreno soñado con todo lo que había en juego, pero el Zaragoza ni interpretó su ventaja, ni encontró un rumbo claro en ese viento favorable. Sufrió demasiado, tras el gol de Guti en una primera parte muy pobre, pero también después de que Señé limara ese gol de Adu Ares que parecía definitivo. No lo fue tampoco porque el Zaragoza lo que quería por encima de todo es que el partido finalizara. Así estuvo más de 90 minutos: deseando que todo acabara pronto. Pero hasta llegar ahí, había que jugar. Y el Zaragoza, movido por un entrenador que lo llevó de lado a lado, casi mareándolo, quiso ganar antes de jugar. La victoria es oro, le da media vida porque descuelga al Eldense del cogote, derrotado en Almería y a cinco puntos. Pero aún queda tela que cortar.

Tasende, Toni Moya y Dani Gómez protagonizaron las pinceladas novedosas de Gabi en la alineación. Nombres diferentes, aunque sistema y fútbol parecidos. Pese a que entró un mediocentro más, el equipo formó en 4-4-2, con dos de sus cuatro centrocampistas fuera de su ámbito natural: Francho en el lateral derecho y Guti tirado a banda izquierda. En esas casillas de la estructura, presentaría el Zaragoza sus principales debilidades en la primera mitad, no por el mal desempeño de los futbolistas, sino por la ausencia de una cohesión, un engranaje y un orden en sus funciones. Los problemas tácticos descosieron sus líneas desde el mismo momento en el que el equipo se adelantó.

Ese gol tan tempranero entraba dentro de los escenarios más idílicos. Un gol con el que serenarse, acomodarse y controlar. Pero lejos de ello el Zaragoza tembló. Cargó, desde bien pronto, sobre los hombros con el peso del llamado miedo a ganar. Con la ansiedad. Ese gol de Guti se le atravesó más al Zaragoza que al Racing de Ferrol, que, poco a poco, empezó a inquietar, a encontrar los espacios y a exponer que, pese a su descenso, tiene comportamientos y mecanismos bien asimilados, rasgos que, por ejemplo, el Zaragoza ni encuentra ni sabe encontrar.

Su fútbol era elemental, muy rudimentario, incapaz de desordenar, desde los usos bien intencionados de la pelota, a un Racing que jugaba con una defensa de circunstancias. Gabi lanzó a Dani Gómez a atacar el espacio entre Nacho y Fran Manzanara. Ni uno es lateral derecho ni el otro central. Y pareció que por ahí el Zaragoza iba a tener un argumento sólido. El otro era Pau Sans, enfocado al desborde individual. Entre pelotazos arriba y acciones del canterano, el Zaragoza amagó varias veces, pero en ningún momento, pese a la ventaja, transmitió seguridad, ni control de la situación. La flaqueza ofensiva del Ferrol era un aliado, pero los gallegos, desde su 4-2-3-1, empezaron a generar superioridades en el medio (con un hombre más ahí) y a tensionar con la profundidad de sus extremos, hilvanando ventajas en los flancos, donde Francho sufrió más de la cuenta, y donde Tasende, en cierto modo, cumplió gracias a la protección de Guti.

Dani Gómez se chupó una cuando Moya estaba solo esperando el pase… Soberón lanzó fácil a Jesús Ruiz… Pau Sans no encontró rematador a un pase… Eran, en todo caso, acciones aisladas, jugadas en largo y desconectadas: el Zaragoza ganaba, pero no controlaba las cosas. No serenaba el juego, no amasaba fútbol, no se refugiaba en la posesión. El balón le quemaba, era una bola de fuego que le ardía en su piel de equipo en agonía. Una volea de Dorrio buscando la espalda de Tasende puso las orejas tiesas al Zaragoza. Los locales daban aseo a la pelota y gobernaban, con un interesante Álvaro Sanz dando dinamismo y conectando las líneas de su equipo.

Un saque de esquina no completado por el Zaragoza, un desliz imperdonable en esta situación pero que refleja bien el estado de nervios y temores del equipo en A Malata, casi sale caro y le costó a Moya una amarilla. Esa amonestación, junto a la de Arriaga, obligaron a ese doble pivote a templar ánimos, cosa que el rival aprovechó en esa zona. Guti, a pase de Francho, topó con un certero Jesús Ruiz.

Pero el Zaragoza, en líneas generales, apenas tensionaba una defensa que se observaba con carencias. El equipo estaba muy contenido (Tasende se fijó en su parcela defensiva y apenas se impuso en su terreno peligroso), muy precavido, muy discreto, muy temeroso, como si ese botín provisional no se quisiera perder por encima de nada. Un tiro de Gelardo desde lejos dejó una nueva señal ferrolana, un equipo que también era un quiero y no puedo. El Zaragoza era un flan que podía desmoronarse en cualquier momento, con desajustes sin balón y desconexiones con él, pero no le daban el soplido definitivo. El Zaragoza llegó al descanso quitándose la pelota de encima tan pronto como podía. El intermedio era su primera meta mental.

A la salida del vestuario, el Zaragoza salió cambiado. Entraron Luna y Adu Ares por Arriaga (amonestado) y Soberón, articulándose el equipo en un 4-3-3, con Francho y Guti en sus espacios naturales. Un dibujo más racional y coherente. El equipo expresó una ligera mejoría. Aunque se le anuló por falta un gol a Álvaro Giménez, el Zaragoza pegó un zarpazo con Adu Ares, futbolista que detectó las debilidades de los centrales gallegos y los encaró en cuanto pudo. De su acción, salió un tiro ajustado que, con ese segundo gol, le dio un tesoro a su equipo. El Zaragoza comenzó a sentirse mejor, pero un penalti por mano de Luna revisado por el VAR reactivó la complicaciones. Se lo paró Poussin a Señé. Es el cuarto que detiene esta temporada, pero la pelota salió al centro rebotada por esas cosas que tiene el fútbol que hacen que el tiro de Toni Moya contra el Huesca no entre del todo y en A Malata se quede muerto el balón a placer de Señé.

Entró Aketxe en el Zaragoza, después lo hizo Bazdar, y el equipo se fue hundiendo, focalizado en cerrarse por dentro y proteger su área para atacar desde lejos a la carrera. El Ferrol también había metido cambios en el descanso. Especialmente, Chiki empezó a sembrar amenazas. La lesión de Gelardo obligó a Menéndez a improvisar aún más, sacando a Rober Correa como central para adelantar a Manzanara. La pelota la tenía el Ferrol y el Zaragoza comenzaba a aplicar el manual de resistencia, de supervivencia.

El duelo entró en un tramo en el que Adu Ares constató el futbolista diferencial que gotea por momentos y que puede ser si él quiere. Su ductilidad con la pelota le dio oxígeno al Zaragoza en la banda izquierda. Le cedió un pase a Francho que el canterano, solo, remató mal y alto con la zurda. El Ferrol, en todo caso, abrió la caja de los tomentos. Álvaro Giménez la tiró alta cuando ya cerrábamos los ojos. E Insúa, en plancha, nos hizo un nudo en la garganta.

Ante lo que podía venirse, Gabi levantó la empalizada, con Vital como tercer central, relevando a Toni Moya. La consigna era clara: defenderse por encima de todas las cosas, con la vida por delante. El Zaragoza se blindaba, mientras amenazaba con Ares, quien regaló otro pase franco, a Aketxe, que no acertó. El Ferrol se fue a por todas. Borrego le pegó floja, cuando el partido se metía en una prolongación tan excesiva como asfixiante de siete minutos. El Zaragoza, bajo el caudillaje en Ferrol de Jair, sobrevivió. Ya al final, Bazdar la tiró al palo y el árbitro señaló el final. Se escuchó un suspiro: no era alegría, era alivio.

 

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