domingo, 11 de mayo de 2025

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº39 (10.5.2025)

 

LIGA 2ªDiv. 2024/25 JORNADA Nº39 (10.5.2025)

PARTIDO OFICIAL Nº 3694

 REAL ZARAGOZA 3-2 CARTAGENA

0-1, min. 3: Nacho Martínez

1-1, min. 10: Guti

1-2, min. 13: Pepín Machín

2-2, min 87: Marí

3-2, min. 97: Dani Gómez

Ficha técnica

Real Zaragoza: Poussin; Francho, Lluis López, Jair Amador, Tasende (Liso, 68’); Toni Moya (Arriaga, 56’), Raúl Guti; Pau Sans (Alberto Marí, 79’), Aketxe (Dani Gómez, 68’), Adu Ares; Soberón,

Cartagena: Fuidias; Aguirregabiria, Pedro Alcalá, Moreno, Nacho Martínez (Vukcevic, 79’); Assane, Mini; Luna (Ortuño, 69’), Pepín Machín (Delmás, 61’), El Jebari (Andy, 61’); Álex Millán (Núñez, 79’).

Goles: 0-1, min. 3: Nacho Martínez. 1-1, min. 10: Guti. 1-2, min. 13: Pepín Machín. 2-2, min 87: Marí. 3-2, min. 97: Dani Gómez.

Árbitro: Sánchez Villalobos (Comité de Andalucía). Mostró tarjeta amarilla a Daniel Luna (45’), Nacho Martínez (53’), Adu Ares (65’), Guti (77’), Poussin (83’).

Incidencias: Partido de la jornada 39 de liga jugado en La Romareda, con 18.715 espectadores en las gradas. En la previa del encuentro, se homenajeó a la plantilla zaragocista campeona de la Recopa de 1995.

Real Zaragoza 3-2 Cartagena

62.6 % Posesión 37.4 %
8 remates dentro 3
12 disparos bloqueados 0
17 remates fuera 1
4 disparos recibidos 37
5 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 12
12 faltas cometidas 10
128 perdidas de posesión 128
42 recuperaciones de posesión 35
1 fueras de juego 0
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La magia de la épica: victoria vital del Zaragoza sobre el Cartagena (3-2)

En un final de infarto, después de otro partido ansioso ante un rival capitulado, el Zaragoza remonta con goles de Marí y Dani Gómez para dar un salto de gigante hacia la salvación.

La Romareda explotó en la locura cuando Dani Gómez, a un centro desesperado de un colosal Francho en el minuto 97, metió el heroico gol que no había manera de meter ante un rival con las brazos caídos, rendido. Era tan evidente que el gol llegaría que no llegaba, por esas cosas que tiene el fútbol, donde lo sencillo a veces es lo más difícil de hacer. O al revés. Que se lo digan a Nayím y los héroes de la Recopa de París, homenajeados en la previa. Parecía que no lo conseguiría en un millón de años jugando el partido, pero el Zaragoza ganó y dio un salto de gigante hacia la salvación: si el Eldense falla una más, lo tendrá casi hecho.

El encuentro lo jugó el Zaragoza contra sí mismo. El Cartagena fue un rival digno de su temporada calamitosa y dio todo tipo de facilidades. Generaron los de Gabi el suficiente número de ocasiones para ganar fácil, pero el encuentro se le fue disolviendo entre los dedos como arenisca, víctima de su estado de ansiedad, de la tensión, de los miedos, de la inseguridad… Eso marcó su modo de jugar: fue mucho corazón y poca cabeza. Mucho ímpetu, pero fútbol de mínimos, de supervivencia.

Gabi devolvió a Aketxe y Adu Ares al equipo, para jugar con un 4-2-3-1 del que se cayó Arriaga, toda la semana entre algodones. Es la versión -semejante a la alineada contra el Huesca- más enfocada a abrir empalizadas rivales, producir desde el balón y elevar las posibilidades creativas del ataque. Francho, lateral derecho, daba amplitud en su banda, con Adu Ares ensanchando desde la izquierda, en esa asimetría táctica propuesta por Gabi en la que Tasende se fija en una zona más interior y Pau Sans ataca los intervalos entre centrales y laterales en su extremo, más metido también dentro. En el Cartagena, que venía de ganar al Racing, su técnico Guillermo Fernández Romo optó por un 4-2-3-1 en el que El Jebari entró en el extremo izquierdo. Además, cambió de portería: su mejor jugador de la temporada, Pablo Campos, cedió los guantes titulares a Fuidias.

Al Zaragoza se le puso mala cara pronto. Aunque una internada de Pau Sans y un disparo manso de Toni Moya hicieron sonar los tambores de guerra, el Cartagena golpeó. Desde lejos, Nacho Martínez sacó una falta con muy mala uva, poniéndola al bote en el área pequeña mientras atravesaba la defensa local. Poussin se quedó como una estatua y se cenó el balón. Perdiendo, el Zaragoza, en todo caso, no entró aún en crisis de nervios. Se apreciaba un Cartagena tan vulnerable sin la pelota, fragmentado en espacios que debían aprovecharse, que el equipo aragonés transmitió control de la situación, con una buena gestión emocional de ese zarpazo murciano. Así, Aketxe tiró un desmarque, cedió a Soberón y el punta se la entregó a Guti, quien le pegó un latigazo de gol a la pelota del mismo modo y con mismo asistente que hace una semana en Ferrol.

Al Zaragoza se le abría el partido en la banda derecha, donde Francho se expandía y Pau Sans desequilibraba. Sin embargo, el Cartagena volvió a sembrar el miedo. No necesitó gran cosa: su segundo disparo también fue gol. Aketxe, en una escena que retrata su apatía defensiva, no encimó a Pepín Machín, quien se acomodó la pelota y le zurró una comba preciosa, inalcanzable para Poussin. Este gol se le atragantó más al Zaragoza.

El Cartagena presentaba facilidades, se exponía, abría puertas… Sin el balón, es un equipo con fisuras, poco compacto en terrenos intermedios. Pero, a su vez, quizá por su situación de desahuciado, inclinaba a mucha gente hacia su delantera, prácticamente emparejaba cuatro atacantes con los defensas del Zaragoza, buscando duelos individuales y carreras. Al Zaragoza se le veían las costuras, por mucho que comenzara a darle continuidad al juego. El Cartagena se defendía mal lejos de su área, pero bien cerca de ella.

El Zaragoza se subió así a las alas de Adu Ares y Pau Sans. Ellos, desde la expresión individual, desde el desborde, el regate, los chispazos, la osadía y la frescura, parecían tener la llave de la remontada. Ellos lideraban el asalto. Las ocasiones comenzaron a acumularse: un centro de Ares lo remató en plancha Jair, el propio Adu Ares no le dio efecto suficiente a la bola como para coronar una de sus descargas eléctricas, Lluis López, de espaldas, remató un córner de Aketxe que se sacó de encima Fuidias, Tasende le pegó desviado, Guti cabeceó forzado un servicio de Moya, Aketxe marró una imperdonable tras otra aparición luminosa de Ares, quien aún lamería el palo con un disparo al que le faltó solo un centímetro de ajuste… El Zaragoza emitía peligro, pero no acierto. Ni determinación y contundencia para tenerlo en esos metros decisivos: le faltaban, principalmente, rematadores. Mientras tanto, el Cartagena salía vertical, siempre intentando girar el juego y sacarlo al flanco débil aragonés, el izquierdo, o generando inquietud en esa zona que normalmente gobierna Arriaga.

Del descanso, el Zaragoza salió espoleado por la infantería ligera de Pau Sans. De su fútbol parecía depender el equipo. Provocó un penalti que pareció excesivo a primera vista, por esos abrazos de espaldas tan habituales, y el VAR lo borró del partido. Arriaga salió al campo cuando el Zaragoza se fue al abordaje, cada vez más atropellado, urgido y tenso… Ya no solo un flojo Cartagena era el enemigo, también el reloj y el Zaragoza mismo, un conjunto impotente, inseguro, carcomido por sus penurias. Aketxe no daba una, ni siquiera con todo a favor… Aketxe, Guti… Demasiado disparo lejano, poca serenidad, poco temple, poca organización ofensiva, poca inteligencia… Así eran los minutos calientes, con el Cartagena defendiendo con todo y el Zaragoza movido por las prisas más que por el fútbol… Liso apareció en el lateral izquierdo y Dani Gómez en la delantera, un cambio que era evidente, porque el Zaragoza llevaba muchos minutos en los que necesitaba llenar el área, ganar remate. Gabi tardó en mover esa pieza. Aún sacaría al ruedo también a Alberto Marí, una bala esencial en los acontecimientos. 

El Cartagena había entregado la pelota y tres cuartos de campo, pero el Zaragoza no sabía, no podía, no acertaba. Su toma de decisiones finales era la viva imagen de la ansiedad. El abordaje era estéril. Y el Cartagena estaba ahí, agazapado. Poussin paró a Vukcevic un susto de muerte. El Zaragoza se abrió en canal atrás y eso era como jugar en un desfiladero. Fue Arriaga, también desde lejos, quien estuvo cerca, pero Fuidias voló a la escuadra.

El partido se metió entonces en un volcán. Alberto Marí, que había salido para eso, remachó a gol el empate con Fuidias congelado. Al Zaragoza se le apoderó la locura y se estableció en el área rival, pero no atinaba a enhebrar la aguja. Marí tuvo dos para hacerlo, pero siempre aparecía un defensa. Adu Ares limpió el bosque de piernas del Cartagena, pero la pelota se fue por poco. El partido se alargó ocho minutos… Era desesperante, un sufrimiento cruel, pero se intuía que llegaría, con el Cartagena totalmente desarbolado y capitulado: solo había que acertar, que tener ese punto de tino. Y fue Dani Gómez quien lo hizo, quien recordó la magia de la épica, el hechizo de La Romareda, esencial para que la moneda cayera de cara. Si los espíritus existen, el de la Recopa no anduvo muy lejos.

Remontada de permanencia

Un gol de Dani Gómez en el minuto 97 decidió la victoria del Real Zaragoza frente a un Cartagena que completó todo un ejercicio de orgullo deportivo.

Un gol Dani Gómez en el minuto 96 completó una remontada épica del Real Zaragoza que deja prácticamente resuelta su permanencia en Segunda División. El ‘cartagenerazo’ planeó durante muchos minutos en La Romareda, en un partido que fue toda una montaña rusa de emociones, pero la insistencia y la determinación del equipo aragonés tuvieron su fruto final con dos tantos en diez minutos que dieron vuelta a la ventaja del Cartagena, que, descendido hace varias jornadas, vendió muy cara su suerte y completó todo un ejercicio de orgullo deportivo.

El Zaragoza dio dos avisos de salida, en dos remates de Pau Sans y de Toni Moya, pero el que golpeó primero fue el Cartagena. Y cuando se llevaban apenas cuatro minutos. Nacho colgó al área de Poussin un golpe franco indirecto y Jair, en su intento de despeje, lo desvió lo suficiente como para alojarlo en su propia portería. Un gol ciertamente inesperado que dejó en silencio a La Romareda, pero del que se enmendó enseguida el equipo aragonés, al resolver Raúl Guti con un derechazo ajustado al poste una gran maniobra de Soberón. Sin embargo, el partido estaba como si se jugase en un ‘flipper’ y en su segundo ataque el Cartagena volvió a hacer diana con un excelente disparo con efecto de Pepín. Tres goles antes del primer cuarto de hora. Y, ver para creer, dos del Cartagena, al que le ha costado un mundo ver puerta en este campeonato. Pero es que la defensa del Zaragoza es inclasificable dentro de un catálogo general de horrores.

Agitado por sus extremos, por el talento de Adu Ares y, sobre todo, por el desparpajo y la verticalidad de Pau Sans, el Zaragoza se lanzó con decisión a por un segundo empate. Tuvo el dominio y percutió y percutió, pero no acabó de sacar fruto. Dispuso de una oportunidad inmejorable, pero Aketxe mandó a las nubes un servicio de oro de Ares, que al filo del descanso tuvo también la igualada en sus botas.

un Francho colosal, volvió al galope del descanso frente a un Cartagena ordenado y atento, que mantuvo el tipo toda la noche. Todo pudo cambiar cuando a los 53 minutos Sánchez Villalobos decretó penalti de More sobre Pau Sans, pero la revisión en el VAR aclaró que no hubo falta del defensor visitante. Diez minutos después, Aketxe volvió a tener el empate, tras un gran envió de Pau Sans, el mejor de la noche, pero su disparo se paseó por la portería de Fuidias.

Con el reloj corriendo ya a toda velocidad, Gabi dio entrada a Liso y Dani Gómez en un intento por descolocar al Cartagena. El asedio del Zaragoza ya fue total, aunque, en una contra aislada, Poussin, providencial, le negó el 1-3 a Vukcevic. Acto seguido fue Fuidias el que conjuró un derechazo de Arriaga, hasta que a tres minutos del tiempo reglamentario, en una jugada de carambola, Marí firmó el empate de cabeza.

El 2-2 desmelenó al Zaragoza que tuvo el tercero en las botas del propio Marí y de Ares, antes de que Dani Gómez, con un cabezazo primoroso en un largo añadido, le dio al equipo de Gabi una victoria que supone más de media permanencia.

 

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