miércoles, 30 de julio de 2025

PRETEMPORADA 2025/26-2º AMISTOSO (30.7.2025)

 

PRETEMPORADA 2025/26-2º AMISTOSO (30.7.2025)

 REAL ZARAGOZA 2-0 MIRANDES

1-0, min. 14: Dani Gómez

2-0, min. 80: Soberón

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Poussin; Juan Sebastián (Calero, 58), Tachi (Gori, 58), Saidu (Carrillo, 58), Tasende (Borge, 46); Francho (Moya, 58), R. Guti (Keidi Bare, 58); Aketxe (Cuenca, 58), Moyano (P. Sans, 58); Bakis (Soberón, 45) y Dani Gómez (Bazdar, 58).

CD Mirandés: Juan Palomares (Gorrín, 65); Isaac (Hodei, 74), Iker Córdoba (Edu, 57), Pica (Joaquín, 79), Medrano; Marino Illescas (De Lucas, 79), Zárate (Lucio, 79); Gabri, Marcos Gracia (Markel, 50), Varela (Aarón, 72); Julen.

Árbitro: Muñiz Muñoz (Comité Aragonés). Amonestó a Dani Gómez (45), Aketxe (47) y Soberón (86).

Goles: 1-0, min. 14: Dani Gómez. 2-0, min. 80: Soberón. 

Triunfo fácil del Real Zaragoza ante un desconocido Mirandés por 2-0

Dani Gómez, en la primera parte, y Soberón al final, dieron forma al segundo triunfo del verano en el estreno del Ibercaja Estadio con público. El rival burgalés nada tiene que ver con el exitoso de la pasada liga.

El Real Zaragoza sumó su segunda victoria en su breve serie de partidos de pretemporada al derrotar 2-0 al Mirandés, huésped del estreno del Ibercaja Estadio con público en las gradas. Fue un partido sin brillos, con pocos alicientes respecto del proyecto en marcha de la SAD. Todo muy parecido a lo que se vio en la terrible temporada pasada, en la que se rozó el descenso a Primera RFEF.

Desde el primer minuto, el duelo fue un monólogo zaragocista. Dominio absoluto. Aplastante la posesión sobre un rival, el casi juvenil Mirandés, que solo tenía el nombre del equipo que milita en Segunda División. Ni uno solo de sus jugadores, banquillo incluido, quedaba del año pasado, del grupo que estuvo a un gol de Primera División. El aún deslavazado Zaragoza de Gabi Fernández, falto de infinidad de refuerzos y con gente todavía que sigue jugando pero tiene que salir (Bakis fue titular, sin noticias de algo nuevo en él), mandó, tuvo la batuta siempre y se hizo lo que él propuso. Que tan poco fue tanto, porque el equipo está espeso, pesadote, falto de ritmo, quizá sabedores todos de que la provisionalidad actual es mucha. Por cierto, por segunda vez en cinco días, Radovanovic se quedó sin vestir y, claro, no debutó.

El dominio no lo transformó el equipo blanquillo en ocasiones porque le sigue costando mucho llegar al área con clarividencia. Tres opciones de gol claras generó en los primeros 45 minutos, en sendos fogonazos entre un mar de pases en zonas inertes de la medular y en la zaga. La primera, de Francho, en el minuto 2, acabó con un chut desde la corona del capitán que Palomares, el portero burgalés, echó a córner abajo en una gran parada. La segunda fue el gol que puso por delante pronto a los zaragocistas; Dani Gómez recibió un pase largo de Guti en una contra rápida, de las que pide y gustan a Gabi. Controló y en carrera lanzó un chut duro a media altura que Palomares tocó pero no pudo atajar. Así se pudo cantar el primer gol con público en el Ibercaja Estadio. Y sonó bonito, bien. Y la tercera la acabó Aketxe con un remate a bocajarro que se le fue al poste, tras centro atrás de Dani Gómez en un ataque bien llevado por un activo Moyano.

Del Mirandés, en ataque, no hubo noticias. Nada de nada. Pero tampoco en medio campo. No hilvanaron los etéreos jugadores burgaleses ni una sola jugada. Un vacío total. Lo más parecido a un remate fue un disparo lejano del lateral Isaac Akpakpan que se fue muy alto. Así que, de sustancia futbolística, el primer periodo dejó poca cosa en global.

Hay que quedarse con la apuesta de Gabi por el ghanés del filial Saidu, habitual medio centro, como defensa central, en pareja con un Tachi que mostró personalidad y buen salto. Saidu fue aplaudido por su desparpajo y buenas iniciativas técnicas con la pelota, eso sí, ante una adversario transparente. Y también subrayar la movilidad y ganas de agradar de Moyano, encarando, manejando el balón con ideas y verticalidad. Aketxe parece mejorado. Dani Gómez vio portería, buena cosa siempre para un delantero. La dupla de pivotes, Francho y Guti, tocaron muchos balones, pero no lograron dar continuidad a jugadas que lo necesitaban. Falta rodaje por ahí en la creatividad. Los laterales, Tasende más participativo -y errático- que Juan Sebastián, demasiado oculto. Ninguno descolló. Y Poussin, el portero, pudo haberse ido al bar, nadie lo hubiera echado en falta.

Tras el descanso, Gabi hizo solo dos cambios (ninguno el nuevo técnico del equipo de Miranda, Fran Justo): Borge y Soberón suplieron a Tasende y Bakis. Nada más rodar el balón de nuevo (lentamente, porque se sigue agarrando mucho la tierra que hay sobre la hierba y rueda como en la moviola), llegó otro ataque de esos súbitos que busca el Zaragoza bajo la nueva filosofía del juego directo del entrenador. Dani Gómez recibió un balón largo de Moyano en el minuto 2, partiendo desde la línea media, encaró la portería y el portero Palomares, listo, salió 35 metros de su portería para adelantársele por un segundo, llegar antes, y evitar el segundo gol con mucho riesgo.

Realmente, fue un engaño a la vista esa acción, porque el Zaragoza perdió mucho la brújula en esta segunda fase del choque e, incluso, dio oportunidades para que el débil Mirandés llegase varias veces al área de Poussin con peligro, aunque nunca remató. Soberón lanzó fuera con todo a favor justo antes de que, en el minuto 58, Gabi cambiara de una tacada a los otros 8 jugadores de campo que faltaban. Curiosamente, no tocó al portero y el filial Calavia no saltó al campo.

El partido se introdujo en un laberinto futbolístico. Moya y Keidi Bare dieron menos soltura al balón que Francho y Guti, cuando todo debería ser al revés en su caso. Y, a partir de esa falta de timoneles, lo demás no fluyó. Por cierto, Gori (otro que debe irse), repitió como defensa central, cuando su puesto es mediapunta. Sobran palabras. No hubo aproximaciones de calidad, escasearon las combinaciones. Los aplausos se los llevaron acciones sueltas, individuales, sobre todo de Cuenca, híper motivado. Hasta el minuto 71 no se rondó el gol y fue a balón parado, ante la casi nula generación a pelota corrida. En un córner botado por Moya, el central del filial Carrillo cabeceó y Gorrín (portero suplente visitante, recién entrado) salvó el tanto junto a la escuadra, por encima del larguero.

El reloj avanzó hacia el final con el Mirandés aún más devaluado a base de sus propios cambios. Y el Zaragoza, por mucho que le falten muchas luces en su fútbol, no desaprovechó esa circunstancia. En el minuto 80, una gran pared entre Bazdar y Soberón al borde del área sirvió para que el cántabro se quedase solo ante el portero y, con clase, suavemente, lo superase por arriba en su salida marcando el 2-0. Un marcador que reflejaba mejor la superioridad de los aragoneses toda la noche.

 

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